En noviembre del año 2000 tuve la oportunidad de viajar a Nueva York con unos amigos, recuerdo muy bien que al llegar al aeropuerto tomamos un taxi que nos cobró como 30 dólares, en esa época el dólar no estaba tan caro y no nos dolió el codo. Habíamos hecho reservación en un hotel muy cerca del Madison Square Garden en donde nos establecimos y después de comer algo decidimos salir a caminar, era temprano y me salí con una chamarra ligera, no tenía ni idea del pinche frío que hacía y eso que no era invierno, obvio tuve que regresar por más ropa para abrigarme ya que era insoportable, me calaba los huesos.
Al día siguiente, una de las visitas obligadas era conocer las torres gemelas por lo que decidimos tomar el metro para llegar a nuestro destino, al llegar, dos edificios impresionantes y majestuosos nos daban la bienvenida, bueno desde tomar el elevador que subía en chinga (rápido) ya era toda una experiencia, por que en cuestión de minutos o segundos no recuerdo estábamos en la cima, recuerdo que eran dos pisos de mirador y la azotea que estaba al aire libre, en el primer piso creo que había una especie de cafetería y los clásicos recuerditos, luego el del segundo piso que es en donde estuve y el de la azotea, donde por cierto no me animé a subir por que una parte de mi tenía miedo, ya saben, el sentimiento de que te jale hacía el vacío o un viento te lleve, jeje, la verdad me arrepiento, aunque años después estuve en esa misma ciudad en otros miradores y sin problema alguno. Regresando al mirador, les puedo decir que la vista era increíble, el hecho de estar en una de la ciudades más imponentes del mundo y en uno de los edificios más emblemáticos de Estados Unidos, al menos para mi, era un sueño cumplido.
Un año después, bueno casi un año, estaba en la Universidad a punto de empezar la clase de Geometría y en lo que llegaba la maestra prendimos la televisión, y en eso, vimos una escena que solo en las películas de Hollywood habíamos presenciado, una de las torres había recibido el impacto del primer avión y estaba incendiándose, bueno la piel se te enchinaba de solo verlo, minutos después el segundo impacto era de no creerse, estábamos en shock, no dábamos crédito, ya ni recuerdo si fue un día normal o nos dejaron salir temprano, el chiste es que al salir rumbo al trabajo desde eje 5 hacía insurgentes sabía que iba a pasar cerca del WTC en México y la neta me daba miedo que algo le fuera a pasar, pensé que en cualquier momento un avión se iba a estrellar sobre él.
Y ya para terminar mi relato, en el 2016 regresé a esa ciudad con un gran amigo en donde uno de los recorridos que estaba incluido dentro del paquete que compramos era visitar el museo de memoria del 9/11, un museo que no das crédito lo impactante de las imágenes, artefactos, columnas, carros de bomberos, escaleras dañadas, videos y testimonios del atentado que cambió la vida del los Neoyorquinos y del mundo en general, echenle un vistazo al Link del museo
A grandes rasgos esta fue mi experiencia con las torres antes y después del atentado. ¿Cuál es la tuya?.
