Las teorías sociales dicen que en las sociedades en crisis los valores evolucionan más rápidamente, puesto que el pragmatismo de resolver lo que realmente es esencial se vuelve un tema de todos los días.
Una Muestra de ello es la inusitada respuesta y civilidad que mostraron al encontrarse la XL Marcha del Orgullo LGBTTTI de la CDMX, y la afición futbolera que celebraba el triunfo de la Selección Nacional contra Corea. La verdad es que no todo fue miel sobre hojuelas y requirió de la tolerancia de unos y otros, en particular cuando un contingente ataviado con los colores patrios se les dio por avanzar en sentido contrario por el carril que estaba utilizando el desfile del Pride desde hacía un rato. Una evidente provocación a la que nadie respondió – o por lo menos no existen reportes de ello.
Utilizo la palabra tolerancia que en particular evito porque tiene un trasfondo negativo en sí misma. Y gracias a todas las deidades paganas y no, parece que se está transitando hacia un panorama de aceptación tan necesario ante los convulsionados tiempos.
Y hablando de aceptación, quiero recomendar un programa que te podría ayudar a borrar las barreras que todavía te puedan quedar a este respecto. La re-edición de Queer Eye For The Straight Guy, producida por Netflix – y que en su segunda temporada recientemente liberada se llama simplemente Queer Eye-, en que 5 homosexuales ponen a la disposición de hombres heterosexuales en Georgia, el corazón del sur conservador de los Estados Unidos, su visión de estilo lo mismo para su casa, su persona, su ropa, la cocina y hasta su cultura.
Cada episodio es un viaje hacia lo inesperado, donde los protagonistas van llenando huecos en la vida de sus víctimas mientras se van ganando el afecto de las personas más insospechadas. Lo que pareciera la receta para el desastre se convierte en experiencia en las que es difícil no acabar con el tan recurrido ojo Remi.
Una frase que trato de utilizar para la vida dice que “tus prejuicios son los lentes por los que miras al mundo, debes procurar lavarlos de vez en cuando”. Y justo para eso sirve este mini reality, que evidentemente tiene mucho de lo artificial del reality show pero no por eso deja de ser entrañable.
