Netflix juega con mi cabeza. Hace un par de semanas les describía el asombroso catálogo de Netflix en lo que a documentales se refiere y la semana pasada les hablaba de dos recientes adiciones dentro del subgénero True Crime, parecía que estaba preparando el terreno para el tema de la entrada de hoy: American Vandal.
En pocas palabras, American Vandal es el hijo que tuvieron Making a Muderer y 13 Reasons Why. Nos relata la historia de un acto de vandalismo en una secundaria de California, durante el que se improntaron 27 penes gigantes sobre 27 autos pertenecientes al personal de la escuela.
Existen Múltiples indicios que señalan a un chico poco inteligente pero fanfarrón, y la junta escolar no tiene empacho en expulsarlo después de un proceso de investigación superficial y plagado de prejuicios que no contó con ninguna prueba fehaciente de su culpabilidad pues justo el momento en que se realiza el acto. La problemática es que el joven acusado ahora no sólo enfrenta trancado su camino escolar a pocos meses de terminar la secundaria – y la posibilidad de acceder a mejores trabajos y en un escenario remoto a la universidad-, sino que podría ser imputado la justicia para responder por los daños que según se menciona superan los cien mil dólares.
Un chico de la escuela que no se considera amigo del sospechoso y que pertenece al taller de televisión que todos los días emite un show matutino para la comunidad estudiantil, realiza este documental en que trata de mantener un tono imparcial sobre los hechos y el proceso de expulsión, e incluso comienza a investigar la posibilidad de que alguien más haya realizado el acto vandálico.
Justo este el punto donde uno se encanta con la narrativa del programa que abarca una serie de 10 capítulos de aproximadamente media hora para dilucidar las situaciones que puedan contribuir a encontrar al verdadero culpable.
Las siguientes líneas sólo deben leerse si ya se vio o no se quiere ver programa pues contienen información que podría afectar la experiencia.
SPOILER ALERT- SPOILER ALERT – SPOILER ALERT
Como se habrán dado cuenta en ningún momento mencioné que se trata de un documental porque no lo es, de hecho es un fakeumentary – no mockumentary porque cuenta la historia en un tono serio sin salir de la convención-. Y uno no se da cuenta de esto hasta que las situaciones son demasiado perfectas para creer que realmente dos chicos de secundario están realizando esta labor.
De hecho, en los créditos inciales aparecen los créditos de la ficción y uno sólo confirma que se trata de una producción profesional basada en un guión si se queda a ver los créditos finales. Como sea es una gran experiencia que te vuela la mente hasta que descubres el truco.
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