“A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor la mente tiene que abandonar la realidad.”
Patrick Rothfuss
La mente es un misterio en cada uno de nosotros y es lo que nos permite crear ideas para poder llevarlas a cabo, este es un tema en el mundo del entretenimiento que ha inspirado a escritores, directores, guionistas, actores y al mismo público durante décadas.
Hablar de este tema y que sea uno de los muchos elementos base en el género de la ciencia ficción es tomar en cuenta que desarrollarlo puede ser sumamente complejo, necesitamos entender diferentes puntos de vista sobre un tema en común y que tanto emisor como receptor tengan esa sincronía que dé como resultado un buen trabajo.
Apple TV se ha arriesgado como plataforma al presentar producciones con muy interesantes premisas, un ejemplo de esto es la serie CALLS que juega con nuestras mentes y emociones, Severance apuesta por este drama psicológico y de suspenso creado por Dan Erickson del que sabemos que todos en nuestras mentes tenemos algo que ocultar.
¿De qué va la serie?
Mark Scout (Adam Scott) dirige un equipo en Lumon Industries cuyos empleados son sometidos a un extraño procedimiento quirúrgico, que separa sus recuerdos entre su ámbito laboral y lo que hay fuera de ella, este singular experimento pretende ser un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, lo que se ha obtenido es puesto en tela de juicio cuando Mark se encuentra en el centro de un intrincado misterio que lo obligará a descubrir la verdadera naturaleza de su trabajo… y de sí mismo.
La premisa suena muy interesante, no hay duda de que estamos ante uno de los trabajos más novedosos de este 2022, puede ser aterrador y brillante en igual medida, Severance es impresionante pero también refrescantemente original, aquí nos cuentan una historia compleja que involucra a una tecnología inimaginable que tiene lugar en un mundo exageradamente minimalista pero no por eso imposible lo que hace que nos resulte profundamente humano.
Bajo la dirección de Ben Stiller y Aoife McArdle hacen un destacado trabajo que se va tomando su tiempo para desarrollar su original concepto, desde sus primeros momentos, esta serie nos va enganchando a su mismo ritmo y, aunque la premisa es claramente una pesadilla, resulta extremadamente divertida que contrasta con lo inquietante de los secretos que tiene esta compañía y casi todas las conversaciones son en un tono más fuera de lugar que algo laboral, las extrañas recompensas que tienen para sus empleados parecería que fueron sacadas de un programa de concursos en donde los ganadores son reconocidos como momentáneas celebridades que de alguna manera retorcida los hacen sentirse bien consigo mismos y en el lugar de trabajo, esos entornos minimalistas que presenta en sus oficinas pretenden reflejar la falta de alma y sensibilidad que hay en la vida laboral cotidiana pero de la que muchos no nos hemos dado cuenta, cada cosa está puesta estratégicamente para que cada vez que lo veamos tengamos un sentimiento de incomodidad, de no querer estar en ese sitio pero no dejamos de mirar qué es lo que va a suceder con los involucrados.
En sus primeros minutos vemos a una mujer que está encerrada en lo que parece ser una sala de juntas, no hay ventanas, no hay decorado en las paredes y nos transmiten un sentimiento de encierro y claustrofobia muy especial, no sabemos qué harán ni qué hacen ahí, en la mesa hay un megáfono que comienza a hacerle preguntas de las cuáles ella no sabe las respuestas, preguntas que tienen que ver con su vida personal como por ejemplo, su nombre.
Las oficinas están instaladas a manera de cubículos en los que quienes trabajan ahí analizan datos mirando números y esperan a sentirlos para dejar en claro que estos deben descargarse y guardarse en una carpeta, el detalle macabro que vemos aquí es que parecen estar trabajando muy felices, lo que hace que nos formulemos preguntas interesantes sobre la convivencia, las relaciones humanas y la identidad que cada uno de nosotros tenemos en el ámbito laboral ¿cómo somos? ¿cómo nos perciben en realidad nuestros compañeros? ¿somos felices con lo que hacemos? ¿necesitamos de la convivencia diaria para dar buenos resultados como empleados? ¿qué esconden y que escondemos nosotros? ¿qué sabemos de aquellos para quienes trabajamos? cada una de estas preguntas acerca esta serie más a la realidad de lo que imaginamos.
Dentro de su propio contexto la historia nos va diciendo que en ese mundo existen tradiciones corporativas innecesariamente complicadas, rivalidades extrañamente vívidas entre departamentos, relaciones sentimentales incómodas en la oficina y cuestionamientos sobre si el trabajo que están haciendo es importante o algo que no sirve más que para justificar horas nalga. Todo este ambiente que junto con su entorno es una pieza fundamental para que los personajes vayan desarrollándose e integrándose en el, aquello es un infierno de cubículos estériles y pasillos iluminados con llamativas luces fluorescentes, muebles de oficina parcialmente modernos como si hubieran sido diseñados para cumplir más allá de una función específica.
Lo que representa esta serie es en función a cómo es la vida en una oficina, por la situación mundial actual esto en la realidad se ha modificado, el oportuno home office es lo que ha permitido que muchas empresas hayan prescindido de que sus empleados lo hagan de manera presencial en sus instalaciones, la ventaja y apoyo que nos ha dado el internet ha sido inmensa porque podemos hacer uso de las herramientas necesarias para cumplir más allá de un tiempo y forma en la entrega/recepción de trabajo lo que ha hecho más ágil y eficiente el proceso, como aquí es todo tan exagerado al fundador de Lumon, Kier Egan, se le venera como a un Dios, como a aquél ser que cambió la manera de vivir la experiencia laboral para siempre, lo que nos resulta sumamente perverso y aterrador, cada uno de los personajes sigue esta línea muy marcada en su narrativa por ejemplo Peggy Cobell (Patricia Arquette) como una jefa de departamento trastornada lo mismo que el Sr. Milchick (Tramell Tillman) quienes siguen las reglas de su empresa como preceptos casi religiosos en donde hay premios y castigos, en donde todos y cada uno deben de hacer lo que está planteado en este marco que va más allá de que solo les importe la empresa y su desarrollo en el mundo comercial.
El guión escrito por Dan Erickson, Andrew Colville, Kari Drake, Anna Ouyang Moench, Amanda Overton, Helen Leigh y Chris Black, re plantean en sus primeros 3 episodios de los 9 que conforman su primer temporada que esto es un drama de misterio, cada una de las piezas se acomodan en diferentes perspectivas que a su vez van armando esta trama, cada uno de estos episodios que actualmente están al aire se aprecian de diferente manera respetando la idea base así como las sub tramas que se han ido creando.
El elenco está conformado por Adam Scott, Zach Cherry, Britt Lower, Tramell Tillman, Jen Tullock, Dichen Lachman, Michael Chernus, John Turturro, Christopher Walken y Patricia Arquette quienes están haciendo un muy buen trabajo, cada uno de ellos entiende de lo que se trata esta historia y con muy poco logran actuaciones convincentes y en ratos espeluznantes.
La música compuesta por Theodore Shapiro (13 Going on 30, Ghostbusters) es igualmente minimalista como todo el entorno que maneja, como compositor es lo suficientemente versátil para transmitirnos emociones con cada una de sus piezas.
En conclusión, la serie es original de todo a todo y contiene una equilibrada mezcla entre el drama y un misterio a resolver con el exacto balance en el manejo de su ingenio en cada uno de sus conceptos, Severance tiene todo aquello que buscamos en un medio del entretenimiento que cada día se vuelve más competitivo.
Severance se transmite semanalmente por Apple TV
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