El horror puede venir de muchas formas, desde maneras muy grotescas y explicitamente visuales hasta en las cosas más normales e inocentes, es difícil ver trabajos con una buena ejecución de las ideas, más aún con una buena trama.
Las producciones independientes y con presupuestos modestos parecen gozar de más libertad que la que dan los grandes estudios, la fórmula de que deben ser un blockbuster que tenga un éxito asegurado para poder ser redituable para los mismos pero, no siempre es así hemos visto pésimas producciones millonarias y el caso contrario de grandes trabajos con poco apoyo y difusión.
El cine nos da grandes sorpresas, algunas buenas y otras sumamente desagradables pensé que luego de ver A Serbian Film (2010) del director Srđan Spasojević no había cosa más sorprendente y perturbadora por su trama y crudeza al presentar imágenes violenta y sexualmente explicitas con un final que como espectador, LAMB es la opera prima como director de Valdimar Jóhannsson y lo ha hecho muy bien.
¿De qué va la película?
María (Noomi Rapace) e Ingvar (Hilmir Snær Guðnason) son una pareja islandesa que vive criando y cuidando a su rebaño de ovejas en una remota granja un día descubren que de uno de sus animales ha nacido una criatura de la que no logran comprender su origen, deciden quedársela y criarla como propia, este acontecimiento inesperado e increíble pondrá en duda sus creencias y la perspectiva de una nueva familia que los llevará a un punto casi de locura.
Lo que vemos aquí es algo sumamente simple, la idea de un fenómeno mitad humano y mitad oveja puede no sorprendernos porque ¿qué puede haber de horror en todo esto? la respuesta es la dirección que tiene y la forma en la que están siendo narrados los hechos.
La cinta reflexiona sobre la paternidad, la familia y la naturaleza, sus protagonistas son evidentemente infelices, su granja se ubica en alguna parte de un paraje montañoso y remoto que parece estar congelado en el tiempo, el hecho de estar solos en medio de la nada tras perder a una hija cualquier cosa que se les presente pueden tomarla como válida, como un milagro aunque las cosas no sean lo que parecen, la pareja se dedica a hacer su día a día arando su tierra, cosechando sus alimentos y cuidando su ganado de ovejas y caballos con dedicación pero sin alegría o algo que los motive, existen solo por existir.
La atmósfera que han creado es real, locaciones reales, no hay sets ni un CGI que pre-fabrique lo que estamos viendo, es un paraje perturbadoramente tranquilo, silencioso, frío y siniestro, el lugar perfecto para que algo horrible pueda suceder, la película no se toma grandes molestias en explicar origenes que esto estaría bien para una precuela, simplemente hacen un planteamiento, lo desarrollan y lo concluyen, tampoco hay un discurso sobre la familia y sus valores o bien, sobre lo que está establecido que debe ser una convivencia familiar, no aquí no hay eso, se plantean sus propias reglas y cumplen con las del género al que pertenece sin dar muchas vueltas con subtramas, lo que vemos es lo que hay y es terrible.
Este trabajo resulta visualmente, su primicia es la que representa un gran desafío en su guión que con poco dicen mucho, las imágenes son las que van narrando los hechos, las que nos van envolviendo hasta sumergirnos en la vida de esta decadente pareja, aquí no hay el glamour de Hollywood al que estamos acostumbrados, no hay sorpresas ni tampoco escenas que hayan sido estudiadas para causar impacto, aquí lo que asusta es ver que este matrimonio acepta a una criatura fenómeno como propio y lo crían como a un hijo con la mayor de las naturalidades llamándola Ada y conviviendo con ella enseñándole valores y educándola bajo sus principios que están más allá de lo que establece una sociedad o incluso una religión.
El guión escrito por el novelista Sjón y el mismo Jóhannsson plantean las cosas de frente y a la cara del espectador, aquí no hay trucos ni clichés narrativos, es difícil describirla y ubicarla en un género específico, es un psicodrama folclórico y de horror, que sobre este último replantean la idea de que tiene que haber gore o escenas violentas y explicitas, su ritmo es demasiado lento y no llega a cansar por el contrario, este elemento es lo que le da forma y personalidad a este trabajo, es donde radica su horror y en donde nosotros como espectadores nos sentimos incómodos a cada momento pero que no podemos dejar de ver, esto está tan bien manejado que desde sus primeros minutos nos atrapa y queremos saber más hasta llegar a su clímax y conclusión.
Ada es una criatura dulce y simpática mitad oveja y mitad humana que ha sido creada de manera creíble, la mayoría si no es que todos los efectos visuales están puestos en ella, se nota el trabajo artesanal al crearla con la técnica de marionetas y un muy sutil CGI, la alimentan, la bañan y la educan como si todo estuviera bien con este tierno ser, ellos lo ven como un regalo que la naturaleza les ha dado en compensación a su gran pérdida lo que por momentos nos hace dudar si esto que vemos es real o es producto de las mentes retorcidas por el dolor de esta pareja, nos hacen dudar si lo que ellos ven realmente existe o es el resultado de su locura.
El diseño del personaje de Ada-lamb, por ejemplo y cuyo nombre adquiere un significado inquietante antes de su final evoca simultáneamente la belleza y lo grotesco y la comodidad de esta feliz familia se convierte en algo cruel, el mayor acierto que tiene es hacernos creer que esta felicidad es normal, las historias de alto concepto que hemos visto en otros muchos trabajos no se basan en emociones humanas reconocibles simplemente sus personajes se mantienen impávidos y creando una realidad propia ajena al mundo en el que viven, crean emociones y sentimientos acordes a este elemento que tiene como papel ser un algo que está ahí pero que no vemos de manera consciente, sin embargo, nos afecta y nos hace pensar que podemos adivinar el resto de la trama, no hay un sentido del humor involuntario o ironía de hecho, lo más perturbador radica en lo poco perturbador que nos resulta haber visto todo esto, nos envuelve a tal punto que para el final también lo vemos de manera más normal lo que puede ser muy desconcertante.
Los hechos aquí pendulan entre la razón y la locura, entre la ambigüedad moral y lo emocional, como espectadores no podemos llegar a definir con claridad quién aquí es el monstruo y quién la víctima en esta retorcida familia, el tema del aislamiento y la soledad ya se ha llevado innumerables veces a la pantalla grande en casi todos los géneros que bien manejado resulta en un buen trabajo, aquí eso no es lo que importa, su director juega a placer con los espacios abiertos y cerrados, creemos que de repente y de la nada saldrá un monstruo a atacar a alguno de ellos, que lo que está detrás de todo es un ente maligno y diabólico, que veremos una conclusión terrible y dolorosa y más equivocados no podemos estar, el cine nos da ciertas pautas para que sin ser críticos y expertos podamos identificar estos elementos en cualquier película de fantasía y horror, cuando nos presentan algo como LAMB entonces dudamos y nos enganchamos con un producto que aparte de estar bien hecho nos deja una sensación incómoda y de ansiedad, misma que tengo ahora al escribir estas líneas.
A24 quizá haya comercializado sabiamente este proyecto como otra de sus extrañas películas de horror esto es más un cuento de fantasía poco convencional y sombrío, no es necesariamente una historia con un final feliz y reconfortante es más bien una película sobre cómo el dolor puede superar toda lógica incluso si todos dicen lo contrario pero también define de una manera bizarra y retorcida el amor de cualquier padre hacia un hijo sea propio o no.
Su final nos deja con una enorme sensación de vacío, con preguntas sin una respuesta concreta de qué es lo que acabamos de ver, nos deja con ganas de explorar más en sus personajes que tienen el desarrollo justo que se necesita para contar estos eventos, nos deja una plausible reflexión sobre lo que se considera normal y anormal en el mundo en el que actualmente vivimos.
El elenco tiene a muy pocos actores Noomi Rapace, Hilmir Snær Guðnason, Björn Hlynur Haraldsson e Ingvar Eggert Sigurðsson quienes encarnan a personas que parecen comunes pero que tienen un trasfondo profundo del que solo vemos una parte y que logran desarrollarlos muy bien y sin mucho esfuerzo.
La música compuesta por Þórarinn Guðnason lleva la misma estructura que la trama, es simple y lenta sin grandes sonidos orquestales, está ahí y nos recuerda que el horror también es audiovisual.
En conclusión, LAMB es un algo que se queda indefinido en un género, que pasa de ser cualquier producto comercial pata una audiencia en masa, es una película discreta que desde el principio plantea hacia donde va y que con su estilo, personalidad y sustancia llega a ser oscuramente desconcertante.
LAMB ya se encuentra disponible en la plataforma MUBI.
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