Alguna vez le escuché decir a una joven miembro de la iglesia mormona que ella no había leído el libro de Drácula de Bram Stoker porque consideraba que era de terror y que le “espantaba” al espíritu santo jajajaja, nada más lejano de la realidad, la novela es una historia de amor gótico.
En éste inicio de año la BBC junto con Mark Gatiss y Steven Moffat los creadores de “Sherlock” han presentado la miniserie basada y adaptada de la novela clásica de Bram Stoker, Drácula, éste material ha sido la base y la inspiración para muchos trabajos y versiones sobre el personaje en libros, cine, series, cada uno con un particular punto de vista, unos muy destacables, unos buenos, otros no tan buenos y otros sumamente malos.
La miniserie se toma algunas libertades que por un lado pueden resultar buenas y que por el otro no tan buenas, ¿respeta el mito del vampiro creado por Stoker? sí lo hace y enfatiza esos aspectos y esos detalles y los mezcla con el cine clásico de Bela Lugosi, ¿es una buena adaptación de la novela? aquí podemos entrar en debate porque no está bien planteado y no se entiende si es una precuelasecuela en la misma historia o es que una vez más la adaptación tiene fallos de continuidad por ser una versión tan libre.
La pregunta es ¿es buena la serie?
Sí, es buena pero ojo, hay que verla en el contexto de que el libro es uno y ésta serie es otra cosa completamente distinta, porque aborda más detalles que en la novela y que a su vez esos detalles la hacen ser políticamente correcta, entonces, estamos ante un buen trabajo pero que es poco comprensible al tener una continuidad tan cerrada, si te perdiste un par de diálogos entonces ya no se entiende lo que sigue.
¿De que va?
El primer capitulo comienza con Jonathan Harker (John Heffernan) un abogado británico que fue a la región a asistir al Conde Dracula (Claes Bang) para comprar una propiedad en en un Londres victoriano llegando al castillo donde como en la novela tiene que sobrevivir a lo que lo asecha dentro y vivir una situación aterradora al revelarse que su amable anfitrión es un vampiro, para luego salir y darle a éste personaje un giro de tuerca que nos cambia la visión de lo que ya conocemos, a su vez comienza la narrativa de sus vivencias a manera de flashbacks con la Hermana Agatha (Dolly Wells), una monja en un monasterio en Hungría quién está más que interesada pero no sorprendida de lo que escucha que más adelante se revela quién es en realidad dando otro giro de tuerca a la historia y que nos llevará a la batalla de el Drácula y Van Helsing.
Hacer este tipo de cosas con un personaje tan establecido tiene sus consecuencias, si tomamos la base para crear algo y darle una visión diferente está bien pero, si tratas de cambiar la esencia de lo que ya es entonces difícilmente funciona porque tenemos esta tendencia a compararlo con el material original y es aquí donde todo se pierde.
El formato de los 3 episodios que conforman la miniserie es el mismo usado en Sherlock, que a estas alturas no sé si sea tan bueno porque la hora y media que dura cada uno se siente por momentos pesada porque tiene escenas largas en donde no sucede gran cosa y en otros momentos todo pasa tan rápido que no se da el tiempo de explicarlo mejor.
La serie en sí tiene actores poco conocidos pero que conocen el material en el que están trabajando Claes Bang en el papel de Drácula se esfuerza mucho por darnos una interpretación del personaje más al estilo de Christopher Lee que a innovar con algo más propio largo de la historia se va diluyendo porque ya vemos menos veces al personaje, más sin en cambio la actriz Dolly Wells, en su papel de la Hermana Agatha tiene más protagonismo y de poco a poco se va haciendo más estelar, éste personaje no existe en la novela original pero que sin ser pretencioso llega a encajar muy bien en esta nueva historia.
Cabe destacar que la ambientación ha sido sumamente cuidada hasta en el más mínimo de los detalles para no caer en contradicciones o en situaciones modernas, la atmósfera que rodea el castillo en su interior es lúgubre, siniestra, espeluznante tal y como Stoker lo describió hace 123 años, la Transylvania que nos muestran es espectacular y es justamente aquí donde la serie gana muchos puntos a favor, la recreación de todo ésto no pasa a ser solamente un set sino que es parte esencial de la trama y la convierte en un personaje más, como espectadores nos hace estar inmersos en ese mundo gótico y victoriano.
La música de David Arnold y Michael Price quienes también vienen de Sherlock no aporta nada nuevo como lo hizo en su momento Wojciech Kilar en la adaptación de Coppola, a las piezas les falta fuerza, personalidad, algo que nos resulte inquietante, terrorífico y que nos mantenga en un suspenso constante lo que hace que luzca muy pobre a lo largo de la serie.
En cuanto al maquillaje y a los efectos especiales pasaron por lo tradicional y hasta lo digital que he de reconocer lo hacen muy bien sin llegar a verse tan exagerado, el gore es sutil pero preciso en las escenas que así lo requieren lo que ayuda mucho a la trama porque aquí no juegan con tu imaginación sino que lo plantean de una manera sumamente visual, y lo que muestran es el desarrollo de una trama que ayudada por éstos elementos la hace sumamente atractiva pero no más allá no en vías de convertirse en uno de los mejores trabajos y mucho menos un clásico.
La serie entretiene aunque no se enfoca de manera directa a los fans del vampirismo cumple con el cometido de entretener y ver una vez más una visión completamente diferente de un clásico que ya es conocido.
Drácula se estrenó el 01 de enero de 2020 y los tres episodios se encuentran ya disponibles en Netflix.
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