Retro reseña en DVD: The Thirteenth Floor es una cinta adelantada a su tiempo
Desde que la tecnología se ha vuelto parte de nuestras vidas diarias, esta ha evolucionado y seguirá evolucionando para estar a nuestro servicio, la inteligencia artificial es lo que se ha desarrollado de poco a poco dejando a la ciencia ficción de lado y pasando a ser ya una realidad.
A finales del siglo XX una cinta marcó un antes y un después en cuanto a las historias y efectos especiales que usarían la tecnología y los mundos virtuales como tema central, la saga que empezó con The Matrix (1999) a la que le siguieron las secuelas The Matrix Reloaded (2003), The Matrix Revolutions (2003) y The Matrix Resurrections (2021) ponían a la humanidad como baterías para estas poderosas máquinas que casi terminaron con todo.
Fue en el mismo 1999 que una cinta se vió opacada por el éxito de esta nueva saga, The Thirteenth Floor del director Josef Rusnak exploraba este fabuloso tema desde otro punto de vista, uno más consciente y profundo en la humanidad de sus protagonistas, los cuestionamientos y preguntas sobre para qué fueron creados es lo que de poco a poco se va revelando.
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El magnate de los negocios y empresario emprendedor Hannon Fuller (Armin Mueller-Stahl), quien muere en extrañas circunstancias es su amigo y mano derecha Douglas Hall (Craig Bierko) quien se ve envuelto en un mundo de crímenes y decepciones. es en el piso trece de un edificio empresarial donde Hall y su colega Whitney han creado una máquina de realidad virtual que permite visitar Los Ángeles en 1937. Cuando el líder de este proyecto secreto es asesinado, Hall se convierte en el principal sospechoso, junto con la llegada de Jane Fuller (Gretchen Mol) una misteriosa mujer que afirma ser la hija de la víctima complica las cosas añadiendo más confusión a la delgada línea entre la ficción y su aterradora realidad.
Basada en la novela Simulacron-3 del escritor estadounidense Daniel F. Galouye en 1964 y que a su vez ya ha sido llevada a la pantalla chica en el formato de miniserie para la televisión alemana con el título Welt am Draht en 1973 y para la saga creada por las ahora hermanas Lana y Lilly Wachowski.
En un inicio fue vendida y promocionada como un thriller psicológico más que como una película de ciencia ficción neo-noir que exploraba los límites de la mente humana y las consecuencias de ocupar un espacio en el tiempo que puede concluir en ser algo devastador, la exploración de una tecnología que nos permitiera por medio de un programa visitar, ver y sentir otra época e incluso ser otras personas.
La simulación virtual es el tema principal de este proyecto, la posibilidad de jugar a ser un dios ejecutando un programa por computadora completamente determinista, cada vez que se necesita un valor aleatorio como cuando la onda de representación de funciones específicas es derivada de la ecuación de Schroedinger que nos describe la evolución temporal de una partícula subatómica cuántica con masa en el contexto no relativista y es de importancia central en la teoría de la mecánica cuántica ordinaria, dicha simulación leería el programa arbitrariamente conteniendo un conjunto de números aleatorios o bien aparentemente aleatorios, esto sería, por supuesto lo más parecido a nuestro universo y explicaría sus fallos mediante la indeterminación cuántica que vemos.
Por otro lado, es posible que fácilmente podamos representar la información contenida en los genomas e incluso en el cerebro y crear los denominados clones de computación o clones virtuales de nosotros mismos. Si se hace con el suficiente y preciso detalle pueden tener propiedades similares a las humanas incluyendo la sensibilidad y la conciencia.
La posibilidad de que todo lo que somos y conocemos podría ser una simulación detalladamente elaborada que intenta simular un inteligente sistema en la que podemos tener un limitado pensamiento de lo que nos rodea y que a su vez simula un sistema más inteligente que sea capaz de controlarlo todo sin que nos demos cuenta, The Thirteenth Floor explora y desarrolla en su propio contexto y de una manera más estimulante con una trama más cohesiva un tema que puede ser muy complejo de entender, sin embargo, la ficción es la que juega un papel muy importante en esta inquietante realidad.
Es esta cinta Hammond Fuller y Douglas Hall han creado hasta en el más mínimo detalle una simulación de realidad virtual de la ciudad de los Ángeles en el año 1937, Fuller ha sido capaz de interactuar con los demás tal como lo haría en su propio mundo, las complicaciones surgen cuando este primer individuo es asesinado justo cuando trata de decirle a Hall una verdad sobre su mundo que podría cambiarlo todo, además, Hall se convierte en el principal sospechoso de este crimen, las cosas empeoran cuando uno de los individuo de la simulación llamado Whitney (Vincent D’Onofrio) un un barman al que le confía la entrega de una carta descubre que su mundo y su existencia no es real y busca la manera de escapar de ese lugar a un mundo real.
La película tiene giros en su trama y en sus sub tramas muy poco predecibles, su punto más atractivo es la revelación de que lo que hemos visto como una realidad es también una simulación una dentro de otra y de cómo Hall logra llegar a un mundo que está por debajo del suyo en la cronología del tiempo por encima de la suya, la carta mencionaba que para ir hacia el fin del mundo habría que conducir más allá de las fronteras del sur de California para descubrir la verdad, una vez que sabemos esto nos hacemos preguntas como son, si pudieron crear un versión elaborada de 1937, ¿por qué no crear un bucle temporal que se reprogramara a sí mismo y que continuará por la eternidad?
La presencia de la supuesta hija de Fuller es un recurso para conectar la trama principal con las sub tramas y la inesperada revelación, esta mujer tenía como objetivo hacerse de la compañía y destruir todo el programa que a su vez había evolucionado hasta crear por sí misma más realidades que aún no habían sido exploradas, lo que concluye en preguntarnos si todo lo que hemos visto e incluso nuestro propio mundo es real o es parte de una de las muchas simulaciones de un programa en medio de un multiverso virtual.
El guión escrito por Ravel Centeno-Rodriguez y el mismo Rusnak define muy bien hacia dónde quiere llegar, qué es lo que quiere plantear y lo que posiblemente se pudiera desarrollar de esto, si bien la cinta cae en clichés muy propios de su género la historia está bien escrita y profundiza en el desarrollo de sus personajes, intencionalmente las caracteristicas que cada uno tiene muestra al bueno, al malo, a la chica hermosa y al genio tecnológico, todos con su propia personalidad y motivación.
Los fallos en el guión y en su dirección así como en sus efectos especiales van desde que su grado de filosofía es muy limitado, ninguno de sus personajes cuestiona lo que está sucediendo a diferencia de Matrix aquí todo pasa como si ya se supiera o si se conociera lo que se va desarrollando, en consecuencia, la historia termina siendo estimulante y novedosa pero muy poco original en su ejecución y desarrollo.
Si bien esta es una película inteligente que pretende ser reflexiva, es también una que carece de tener su propia personalidad dentro de el género que nos ocupa, el simulacro digital se ve y se siente austero y no como un elemento central e hilo conductor de su trama lo que vemos aún carece de una edición más completa y detallada y lo que presentan aún está en construcción y lo mucho o poco que logra se diluye para finalmente perderse por un guión que no plantea en concreto sus propias complejidades.
Muy lamentablemente el final se desconecta de todo el recorrido que lleva y de sus protagonistas sino también queda por debajo de su trama lo que nos deja con más preguntas que respuestas así como sus evidentes agujeros que abre la trama y que nunca se resuelven y que quedan para una posible secuela que jamás se realizó.
Su punto más fuerte no son sus efectos especiales que para la época se desarrollaron de una manera muy pobre, la ambientación de una ciudad en la década de los 30 es lo mejor que podemos apreciar, cada detalle, colores, fotografía y escenarios en general están perfectamente bien recreados, desde el impresionante vestuario, la música y hasta los modelos automotrices pertenecen a ese tiempo y apreciamos su gran trabajo de investigación.
Como es de esperarse y por el tiempo que ha pasado la tecnología imaginaria que maneja especialmente en las cosas sobre programas ya se ve ridículamente desactualizado para los estándares de hoy, de hecho, la tecnología en el laboratorio de VR se ve casi tan anticuado, viejo e impráctico así como la moda en el mundo virtual de 1937.
La pregunta que aquí nos hacemos es ¿Y por qué vale la pena verla y se cataloga como un trabajo adelantado a su tiempo? desde su título que parece poco atractivo y muy poco inteligente carece de cualquier repetibilidad y la hace ser más honesta y sincera en su planteamiento, el presupuesto y las malas decisiones del estudio la condenaron a un fracaso en taquilla y que debería haber sido mucho mejor.pero que con el paso de los años se ha vuelto una pieza de culto, algo que de hacerse hoy en día no tendría el mismo impacto.
El cast lo conforman Craig Bierko, Gretchen Mol, Vincent D’Onofrio, Dennis Haysbert, Armin Mueller-Stahl y Shiri Appleby quienes fluctúan entre ser un personaje y otro muy diferente, cada uno de ellos hace lo mejor que puede con lo que tiene quedando en una actuación limitada que pudo dar para mucho más.
La música compuesta por Harald Kloser es una mezcla de ritmos clásicos y electrónicos que pretende hacer que creamos que todo el entorno es retrofuturista con muy buenos resultados.
Los formatos caseros cuentan con una edición especial que contiene 14 minutos más de metraje así como un final alternativo en donde se nos explica qué sucedió con la máquina virtual, sus protagonistas y la posible exploración de un multiverso que bien podía haber terminado no en posibles secuelas pero sí en un formato de miniserie.
En conclusión The Thirteenth Floor es una cinta con un alto sentido del entretenimiento y que a pesar de sus fallos y de las inevitables comparaciones con la saga de películas de The Matrix, ha tenido con los años su propio lugar dentro del género y que queda como un referente de que temas como este si quedan en las manos correctas pueden dar para muchísimo más, un trabajo honesto que se esfuerza por no parecerse a algo ya hecho y que si bien lo consigue queda muy corto en su desarrollo y narrativa.
The Thirteenth Floor ya se encuentra disponible en su versión completa en formatos caseros y la plataforma de Apple TV.
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