Falta menos de un mes y la expectativa empieza a crecer. ¿Para qué? Para el estreno de la nueva serie original de Netflix titulada The Crown, que relata la sucesión al trono de la Reina Isabel II.
Si atendemos al material que se ha liberado podemos asegurar que los valores de producción son de primer nivel no en balde se habla de un presupuesto estimado de 156 millones de dólares para la temporada de 10 capítulos, es decir una media de 15 millones por episodio, cuando una película como Spotlight que recibió el Oscar a mejor película en febrero pasado, costó alrededor de 20 millones de dólares.
La apuesta es grande, pero si se convierte en un fenómeno comparable al tamaño de la inversión que la compañía de streaming está haciendo, puede ser el éxito de la década. Aunque también podría ser un gran fracaso…
No obstante Netflix sabe aprovechar sus tropezones.
Cuando en 2010 hubo apagones generalizados en Nueva York, los servidores de Netflix interrumpieron su servicio a nivel nacional dentro de los Estados Unidos. A partir de esa experiencia, la compañía buscó tener sus respaldos en distintas zonas geográficas, pero también reunió un equipo para imaginar, en el caótico escenario de que un simio sujeto a experimentos en un laboratorio se escapara y entrará a la locación física de sus activos, de qué manera reaccionarían.
De ahí surgió un programa denominado Chaos Monkey, cuya funcionalidad era apagar algún servidor sin aviso alguno forzando a el equipo de ingeniería a reforzar sus políticas de respaldo y recuperación.
Así con el tiempo, Netflix ha creado un ejército de simios (simian army) que no es otra cosa sino una suite de distintos programas que buscan las vulnerabilidades de la infraestructura y los procesos de operación crítica para continuar con la entrega de sus servicios.
Ah, y además libera el código para que cualquiera pueda utilizarlo y reescribirlo para adaptarlo a su propio entorno.
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