“If there’s something strange In your neighborhood Who you gonna call?… Ghostbusters!”
Sigue siendo emocionante escuchar los primeros acordes de esta popular y exitosa canción Mezcla de R&B / Pop Fluff compuesta e interpretada por Ray Parker Jr., misma que llegó a ocupar los primeros lugares de popularidad de las listas de éxitos en 1984.
Ghostbusters abarrotó las salas de cine en aquél año siendo la más taquillera de todos los tiempos en ese momento y nadie sabía la influencia que tendría en el cine a través de los años, Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis, Ernie Hudson, Rick Moranis, Annie Potts y Sigourney Weaver. Afianzaron un éxito en sus carreras gracias a esta comedia de acción paranormal, una series animada basada en estos personajes, una no muy exitosa secuela, videojuegos, juegos de cartas, de mesa y de rol, cómics, libros, así como una línea de figuras de acción y un remake sentaron las bases de lo que se pensaba sería una franquicia pero no fue así.
En este 2021 y luego de retrasarla cuatro veces desde una fecha original de julio de 2020 debido a la situación mundial actual, volvemos a escuchar los acordes de esa popular canción pero de una manera más nostálgica, Ghostbusters: Afterlife esperada por muchos aboga al recuerdo de épocas pasadas con un tono más moderno sin dejar de lado su tono de comedia.
¿De qué va la película?
Situada 30 años después de la segunda película, una madre soltera y sus dos hijos se mudan a un pequeño pueblo de Oklahoma donde descubren su conexión con los Ghostbusters originales y el legado secreto de su abuelo, la aparición y regreso de 2 seres paranormales pondrá en peligro no solo a esta familia sino a todo el pueblo desencadenando un caos que tendrán que resolver usando elementos del pasado.
Tantos problemas con esta franquicia hizo que lo planeado hace más de 30 años no se llevará a cabo dejando a propios y extraños con ganas de ver más aventuras de estos personajes en la pantalla grande, la serie animada The Real Ghostbusters sirvió para mantener el interés, su éxito y su propia personalidad la llevó por un camino diferente siendo su línea de figuras de acción la más exitosa en ese momento y hasta nuestros días.
El reboot de 2016 dirigido por Paul Feig y protagonizada por Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones es algo que siendo o no fan de la franquicia original todos quisiéramos olvidar y no porque seamos misóginos, simplemente porque todo en ella está mal, realmente mal.
La pregunta que nos hacemos ahora es, ¿Ghostbusters: Afterlife era necesaria? la respuesta puede ser un no, o un sí condicionado para los estándares de hoy en día, ante la carencia de ideas originales se recurre muy fácilmente a esa zona de confort que son los remakes y los reboots porque sus originales tuvieron éxito y la justificación para esto es que hay que presentarlo a nuevas generaciones, como si a esta le importara lo que se hizo hace 37 años.
En este caso, no es un remake directo pero su historia se basa en su mayoría en la película original, podemos ver cosas icónicas como los trajes, las armas, fantasmas, demonios y por supuesto el ECTO-1, el director Jason Reitman tiene una larga y estrecha relación con la franquicia, su padre el también director Ivan Reitman dirigió las dos primeras películas y que en esta funge como productor, pasar la batuta a otra generación que entiende este concepto es uno de los grandes puntos a favor.
Muy al estilo de la exitosa serie Stranger Things, esta película aboga casi al 100% por la nostalgia, una aventura juvenil en donde 4 chicos descubren cosas del pasado de su abuelo, definen sus personalidades y el lugar que ocupan, replantea los valores familiares y reinventa los hechos en un tono más ligero que va más hacia la ciencia ficción y fantasía que al horror que hay en su trasfondo, sobre esto último no hay mucho como se esperaba pero hay una justificación para eso, el arco que hay en su historia principal pretende dar cierre a una etapa para abrir una nueva, recordemos que el actor Harold Ramis que interpretaba al personaje Egon Spengler falleció el 24 de febrero de 2014 al cual se le rinde un homenaje en esta y con esta cinta.
Los “nuevos” Ghostbusters tienen similitudes a los personajes originales, tenemos al hijo adolecente Trevor Spengler (Finn Wolfhard) quién ha tenido que cambiar su vida para mudarse a una granja en medio de la nada para iniciar una nueva vida, podemos ver que su ánimo cambia y hará cualquier cosa para llamar la atención de la chica que trabaja en el restaurante local, personaje inspirado en el Dr. Peter Venkman (Bill Murray), la hija menor de esta familia Phoebe Spengler (Mckenna Grace) que tiene dificultades para encontrar su lugar en una familia y en un lugar nuevo, usa gafas y es introvertida es consciente de que nadie conoce ni confía en su potencial ingenio e inteligencia, personaje inspirado en el Dr. Egon Spengler (Harold Ramis), Podcast (Logan Kim) compañero y amigo de Phoebe que se destaca por su gusto por la tecnología, los programas en el formato que dan nombre a su apodo y que se crea sus propias teorías de conspiración, personaje basado en el Dr. Raymond “Ray” Stantz (Dan Aykroyd) y por último está Lucky Domingo (Celeste O’Connor) hija del alguacil local e interés amoroso de Trevor, personaje inspirado en el el Dr. Winston Zeddemore (Ernie Hudson).
Es así como estos 4 adolescentes vivirán una aventura como nunca lo hubieran creído, en una sub trama que involucra a los antagonistas de la primera cinta, Gozer The Gozerian (Olivia Wilde) y Zuul el demoníaco cuidador de un portal a otra dimensión, a los cuáles vemos en todo su esplendor como en los viejos tiempos, así como a los divertidos Puft Marshmallow Man inspirados en el gigante que ataca New York que aquí son pequeños, traviesos y peligrosos, también esa icónica arma el proton pack así como las trampas que usan para capturar fantasmas.
La historia escrita por Gil Kenan y su director Jason Reitman se centra básicamente en la nostalgia y en los valores familiares siendo esta políticamente correcta e inclusiva, su mensaje social no se basa directamente en aceptar a las minorías sino como éstas ocupan un lugar importante en la sociedad, en cómo el peso de un apellido influye mucho en una familia y de como esta tiene que afrontar los problemas de sus ancestros y resolverlos de una manera favorable para todos, nos habla también de la relación que se establece entre jóvenes y adultos y por supuesto de cómo una madre soltera se abre paso para sacar adelante a su familia sin caer en el feminismo descarado que impone que la mujer es tan capaz como un hombre de realizar las tareas más difíciles y complicadas, experimento que ya vimos en el remake de Paul Feig en el 2016 protagonizado por Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones que a pesar de ser entretenida no tuvo el éxito que se esperaba y cayó en una gran controversia en redes sociales.
Sin embargo, los grandes momentos que vemos en pantalla no son las bromas, o el descarado fan service que está para los admiradores de las cintas originales que aquí son manejadas de una manera muy omnipresente, donde Ghostbusters: Afterlife logra cobrar fuerza e interés es con la simple emoción de una niña en el campo y escuchar nuevamente ese peculiar zumbido del proton pack o cuando su hermano mayor restaura y maneja el ECTO-1, son estos momentos que todo fan querían ver y revivir aquellas emociones de quienes vieron la cinta original en cine, a diferencia de su segunda entrega y de su fallido remake, este trabajo tiene las emociones muy bien planeadas y planteadas para que seamos conscientes como espectadores de que lo que estamos viendo es nostalgia pura de una franquicia muy querida y muy importante en la cinematografía y en la cultura pop de los años 80’s.
La manera en la que los escritores nos involucran con los personajes comienza con lo que suponemos que debe de creer la gente que vivió lo sucedido en Manhattan, el amigo de Phoebe es un niño obsesionado con lo sobrenatural que se ha autollamado Podcast citando “Me llamo a mí mismo Podcast por mi podcast” y le explica a esta niña sobre quiénes fueron los Cazafantasmas originales en una escena que evoca a unos videoclips que ven sobre la película de 1984 en YouTube y esto la lleva a descubrir que debajo de la granja está toda la tecnología que usaba su abuelo y en el granero debajo de una lona se encuentra el ya oxidado e inservible Cadillac convertido para tal efecto, o el chiste referencial en una escena en donde un personaje tiene que hacer una llamada telefónica lo que hace que otro le pregunte: ¿A quién vas a llamar? y lo que viene más adelante es sorprendente, esa llamada se ha hecho al personaje de Raymond “Ray” Stantz miembro fundador y gran amigo de su abuelo.
El fan service más grande que tiene es ver ese cierre y la conclusión de la primera etapa viendo a este grupo de niños interactuar con el fantasma de Egon Spengler y a los personajes y actores que dieron vida a la original, aquí Reitman Jr. no se toma la molestia de explicar nada, toda esa secuencia se explica por sí sola, tampoco se muestra indulgente con el paso del tiempo y ver a estos hombres en su edad actual, aquí lo que importa es volver a verlos en acción enfrentándose a Gozer como lo hicieron la primera vez y aunque es emocionante tiene un gran fallo, estos entes sobrenaturales ceden ante una trampa que los atrapa pero ¿que hay de Egon? suponemos que toda esa explicación quedó fuera de este guión en comparación con lo presentado el año pasado pero que nos queda a deber.
Cosas como estas son las que hace que tantos años de espera haya valido parcialmente la pena, no obstante tiene sus inconvenientes, en realidad la historia y su guión no tienen nada nuevo que decir, la película es un gran homenaje y amor por los personajes y la franquicia pero visto de una manera diferente, la nostalgia que lleva la historia llega a ser evidente y pesada, carece de esa sensación más adulta del original y la reemplaza siendo esta una película completamente familiar en tono y estructura, tiene humor pero no tiene los sustos que esperábamos, tiene todo el corazón y es divertida pero como vemos en la escena post créditos final es un mero pretexto para revivir la franquicia y que tengamos nuevas entregas sí, con este reparto y el original.
Era de esperarse que tuviera un elenco multiestelar que se divide en 2 generaciones, Carrie Coon, Finn Wolfhard, Mckenna Grace, Celeste O’Connor, Logan Kim, Olivia Wilde, Paul Rudd y J.K. Simmons para la nueva y para la vieja tenemos a Bill Murray, Dan Aykroyd, Ernie Hudson, Annie Potts, Sigourney Weaver y Harold Ramis que aparece generado por CGI.
Los efectos especiales están a la altura del original, no se abusa tanto del CGI como se esperaría y ese toque artesanal en lo que vemos no se contrapone a la modernidad en la que se ubica.
La banda sonora compuesta por Rob Simonsen evoca mucho a las piezas hechas por Elmer Bernstein para la primera cinta pero que en ningún momento desentonan con el ritmo y la narrativa de la película, el único fallo que tiene este trabajo es precisamente que no tiene una personalidad propia, que fue hecho para complacer a los fans y resulta ser un producto predeterminado y muy poco original.
En conclusión, la cinta nos da un enfoque más grandilocuente del que tuvo la película original, se regodea en su nostalgia y en el fan service que tanto necesitaba esta franquicia para volver a estar en el gusto de la generación que la vio nacer y en el de un nuevo público, algo que era necesario para cerrar con el pasado, con los artistas originales que aparecen y caminan como fantasmas a través de sus cameos, un producto que entretiene y divierte pero que no reinventa sino que replantea lo que ya vimos de una manera petulantemente novedosa, es casi un hecho que habrá más de esto en un futuro y esperemos que sigan por un buen camino apoyándose más en ideas nuevas.
Ghostbusters: Afterlife ya se encuentra en exhibición en salas cinematográficas de todo el país.
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