Reseña de la película Lilo y Stitch

Reseña de la película Lilo y Stitch

Lilo y Stitch es un innecesario éxito comercial

Al parecer los estudios Disney insisten en hacer versiones reales de sus personajes clásicos animados, si bien la idea de hacer esto puede parecer buena los resultados han dejado mucho que desear y más de qué hablar.

El caso anterior, como el de Snow White, demostró que no todo lo que brilla es oro y que no todo lo que produce este estudio es bueno. Hay cosas que deberían permanecer como están, sin modificarlas por una ambición desmedida de recaudar más dinero, el cine es para entretener y esperamos que lo que como audiencia pagamos sea por algo de calidad.

En 2002 un proyecto experimental de estos estudios resultó ser todo un éxito hasta nuestros días, Lilo & Stitch rompió con los paradigmas establecidos por el mismo estudio, los directores y escritores de la misma Chris Sanders y Dean DeBlois presentaron algo completamente nuevo, una criatura extraterrestre muy inteligente y violenta resultado de un experimento llega a nuestro planeta a la isla de Kauai en donde conoce a Lilo, una niña con problemas sociales y familiares formando entre ellos un vínculo llamado Ohana que significa “familia” en un sentido más extendido del término, incluye a parientes consanguíneos, adoptados o intencionales y enfatiza en que en la familia están juntos y los miembros deben cooperar y recordarse entre sí.

Sin duda es una conmovedora cinta animada que tuvo más participación con Stitch! The Movie (2003), Lilo & Stitch: The Series (2003), Lilo & Stitch 2: Stitch Has a Glitch (2005), Leroy & Stitch (2006), una serie de anime Stitch! (2008), para China Stitch & Ai (2017) y ahora la versión live action de Lilo & Stitch en este 2025 a cargo del director Dean Fleischer-Camp.

¿De qué trata la película Lilo & Stitch 2025?

Es la historia de una niña hawaiana de 6 años llamada Lilo Pelekai (Maia Kealoha) que ama el hula, el surf y la vida silvestre, con una afinidad especial por todas las cosas asquerosas y anormales para los demás y Stitch (Chris Sanders) un experimento genético extraterrestre con forma de perro en color azul y fugitivo, conocido como Experimento 626 y que es adoptado por Lilo, juntos vivirán una aventura en la que este ser le ayudará a reconstruir su familia y entender el valor del amor, la amistad y el significado de la palabra Ohana.

23 años han pasado desde que la cinta animada llegó a las pantallas grandes, contando hasta ahora con un merchandising de lo más impresionante, videojuegos, pósters, cuadernos, figuras coleccionables, peluches, cómics, libros ilustrados y para colorear, etc.

Este encantador extraterrestre se ha vuelto parte ya de un clásico en la cultura pop actual y atemporal con un mensaje claro y directo sobre la amistad, el amor y la familia, la extraña relación entre una humana que se hace amiga de una criatura fantástica que parece un koala, perro o gato de color azul con secuencias sinceras y atractivas, hermosos escenarios, comedia, emocionantes escenas de surf y ejemplos conmovedores sobre el ohana, también aborda temas como el abandono, la orfandad, el bullying y la soledad.

Los cambios que hay entre la original y esta nueva versión son evidentes, el cambio en el antagonista así como la presentación de un nuevo personaje hacen que todo esto no se sienta precisamente muy original y moderno o que sea para una nueva generación, aquí se le da más atención a Nani Pelekai (Sydney Elizebeth Agudong) que la versión del 2002 y es más que una hermana mayor y cuidadora, ella tiene sus propias aspiraciones y conflictos, el nuevo personaje es la vecina chismosa y entrometida Hillirs Tutu (Amy Hill) como la abuela de David (Kaipo Dudoit) que serán pieza clave en esta historia.

La cinta no solo trata de subrayar la esencia revulsiva y desestabilizadora de Stitch, sino que se esfuerza demasiado en tratar de recuperar amablemente el genuino arte de Disney por las texturas de los mundos imaginarios y los seres fantásticos de serie B de la ciencia ficción clásica tal vez de forma más consustancial en su planteamiento pero no en su narrativa.

Podríamos decir que uno de los mayores atractivos que tiene es la representación de ese Hawái idílico, envolvente y encantador que rinde tributo no solo a Elvis Presley y a sus películas, el carisma de Lilo y Nani Pelekai se complementa con una mayor profundidad en la relación familiar de estos personajes, en contraste con lo que hacen Zach Galifianakis y Billy Magnussen dando voz a los personajes de Dr. Jumba Jookiba y el agente Wendell Pleakley que proporcionaban una parte fundamental de la comedia y diversión que aquí dejan de ser estos aliens disfrazados para convertirse en humanos, cuyo contrapunto no acaba de funcionar del todo, o bien no es explotado como es debido.

Bien sabemos que la relación que hay entre los antes mencionados puede identificarse dentro de lo queer, Disney siendo Disney y políticamente correcto en esta nueva versión niega completamente la inclinación y gusto de Pleakley por la ropa y las actitudes femeninas como parte de un camuflaje, el director Dean Fleischer Camp trató de incluirlo como parte de su guión en escenas específicas y terminaron por rechazarlo, esta omisión se siente más como un intento de borrar cualquier momento que podría interpretarse como queer lo que hace que sea decepcionante esta obvia autocensura por parte de Disney. ¿No que muy inclusivos?

La criatura generada por CGI, protagonista de la cinta, enfatiza más su dulzura que su agresividad como lo era en un principio en la cinta original, esto nuevo es algo que, trata de encajar con gracia pero que interrumpe severamente el desarrollo que hay entre la niña humana y él, no se aprecia de ninguna manera el cambio que hay en esta criatura para comprender que sin pertenecer a ninguna parte sí hay un lugar para él en una familia rota y buena.

Stitch mismo demuestra ser una estrella en esta puesta real y en animación, Camp y su equipo crearon un ser que se ve y se siente real sin sacrificar demasiado la expresión por el fotorrealismo, desde sus grandes orejas hasta sus enormes ojos oscuros, Stitch demuestra ser la transición más vistosa de una caricatura animada de Disney a la acción en vivo que también es una animación más moderna y elaborada, en gran parte porque la película mantiene su dinámica y esa sensación de caos constante.

La reconstrucción de las viejas escenas con las nuevas cumple su cometido pero ocasionalmente caen en el error de la comedia fácil y sencilla, en donde lo que sucede es todo por una mera casualidad, los momentos que en la original eran más divertidos y justificados aquí no se sienten como algo natural y espontáneo, es más bien una mezcla de situaciones que pretenden ser novedosas pero que carecen de toda esa magia y espíritu que ya todos conocemos.

Como en muchos otros remakes que ha tenido Disney antes, Lilo y Stitch comienza con una recreación bastante rápida de la película original, un experimento alienígena llamado 626 que de poco a poco se transformará en Stitch (voz de Chris Sanders) y tendrá un desarrollo de su propia personalidad y esencia aterriza en Kauai, donde una niña huérfana de 6 años lo adopta como mascota creyendo que es un perro, este es el punto de partida para que se enfrenten juntos a un sin fin de problemas y situaciones divertidas que caen en lo políticamente correcto, pero también aprenden mensajes importantes sobre la familia y la responsabilidad.

Otra de las grandes ausencias es la de su principal antagonista el Capitán Gantu, un extraterrestre con una cabeza parecida a la de un tiburón que tiene como misión capturar a este experimento a toda costa antes de que cause más daños, en esta nueva versión este papel lo desempeña y trata de desarrollarlo su creador, el Dr. Jumba Jookiba al que en ningún momento se percibe como una amenaza sino como un cómico muy venido a menos que tiene todo menos ese deseo de llevar y ejecutar puntualmente las reglas y las órdenes de la Federación Galáctica como lo era su contraparte en la versión animada.

También falta la inclinación que tiene la niña por fotografiar turistas en Hawai y la crítica que tenía el original sobre el turismo aquí es reemplazado con Lilo colándose en los resorts, esto también se siente como una eliminación más de Disney a lo que considera que hoy ya no podría funcionar en el marco estético de lo correcto, o bien la especulación que se deja entre ver si Lilo sufre del trastorno del espectro autista porque parece tener problemas para reconocer las señales sociales y tiene algunas creencias extrañas posiblemente obsesivas como alimentar a un pez que controla el clima. Un elemento más que es clave así como los esfuerzos que hace su hermana para ayuda a sentir menos agudamente la pérdida de sus padres y obtener una perspectiva sobre la responsabilidad familiar que tienen en ese momento, o también la constante lucha de esta adolescente al tratar de demostrarle a la trabajadora social (Tia Carrere) que puede cuidar de su hermanita, al mismo tiempo que Stitch dentro de su propio caos se identifica así mismo como un monstruo que quiere amar y ser amado para ser parte del ohana que tienen estas hermanas.

El mayor fallo que tiene está en el hecho de aboga demasiado por la nostalgia y trata de imitar lo que hicieron en 2002, ejemplos como La Bella y la Bestia (2017 ), Aladdin (2019), La Sirenita (2023) y muy recientemente Blancanieves por más que se esfuerzan no logran recuperar la magia de las cintas originales y lo que representaron en su momento, esos mundos de fantasía mágicos y emotivos como el de un reino submarino o la ciudad de Agrabah son ahora recreados en CGI de manera muy mediocre, así como la integración de subtramas adicionales que en gran parte son un tropiezo de lo que originalmente eran historias encantadoras y poderosas.

El guión escrito por Chris Kekaniokalani Bright y Mike Van Waes se toma más libertades de las necesarias cambiando, quitando y poniendo elementos que son esenciales para entender más a profundidad la trama, en el caso del bullying que sufre Lili por parte de sus compañeras de baile aquí solo se sugiere pero no se aborda como en la original, ni tampoco se menciona nada sobre el rechazo social que sufre por ser huérfana, o bien su gusto por las cosas extrañas que en su mundo se consideran normales como el hecho de que en esta versión ha sido eliminada su muñeca Scrump (trapos) que era parte de su esencia y un catalizador de su personalidad.

Fleischer Camp como director tampoco se arriesga demasiado y no porque él no quiera hacer bien su trabajo sino por todas las restricciones que tuvo el estudio con esta nueva versión, aquí tiene sumo cuidado de preservar los detalles más queridos y representativos de su original pero hacerlo parcial y pretenciosamente más inclusivo, la idea original era copiar todos y cada uno de los fotogramas de la cinta original a live action lo que representaba un gran presupuesto para los estudios dado que esta cinta iba a ser estrenada en su plataforma y no en cines, la poca confianza y credibilidad que tiene Disney en sus propios proyectos no es de extrañarse si vemos sus más recientes fracasos.

Una de las escenas hacia el final de la cinta en donde este alienígena es finalmente capturado para llevárselo de la Tierra y en donde explica brevemente lo que es Ohana y que ha encontrado su lugar con estas hermanas huérfanas pierde completamente esa emotividad que tiene la original que hasta el día de hoy sigue moviendo corazones y representando que la familia no siempre es consanguínea, que todos podemos ocupar un lugar y ser queridos e importantes aún para este monstruo.

El éxito comercial que ha tenido Lilo y Stitch está muy por encima de cualquier otro remake live action hasta ahora, gran parte de esto se debe a la comparación con la película original, y se consolida así misma como algo aparte que pretende ser divertida con personalidad y ganarse su propio lugar como una versión moderna con un mensaje moral muy diferente y ya bastante gastado como el amor, la amistad, la importancia de la familia, la responsabilidad, el cambio y sus consecuencias todo en un marco moderno dirigido a una generación difícil de sorprender y fácilmente ofendida..

El cast lo conforman Sydney Elizebeth Agudong, Billy Magnussen, Hannah Waddingham, Chris Sanders, Courtney B. Vance, Zach Galifianakis, Maia Kealoha, Amy Hill y Tia Carerre quienes hacen lo que pueden con lo que tienen porque evidentemente les falta mucho para estar a la altura de los personajes animados.

La música compuesta por Dan Romer trata en todo momento de evocar lo hecho por Alan Silvestri en la versión original pero dándole un toque más moderno a los samples, las piezas originales ayudan a dar forma a todo aquello que estamos viendo sin tener ese impacto conmovedor.

También podemos escuchar casi todas las canciones de la película original en sus nuevas versiones incluyendo las de Elvis Presley (You’re the) Devil in Disguise, Hound Dog, Heartbreak Hotel, Suspicious Minds y el nuevo cover Burning Love producido por Bruno Mars.

En conclusión, Lilo y Stitch 2025 no es buena en su intento por imitar a su versión animada pero sí es por mucho la mejor película live action de los estudios Disney hasta hoy, sin duda su éxito se debe más a la nostalgia, al morbo y al merchandising que esto representa y no como algo que aporte cosas nuevas o que sorprenda por su espectacularidad con un formato cuya finalidad artística en cualquier caso no acaba de convencer más allá de sus obvios intereses comerciales, como película independiente de su original tiene un entretenimiento más grato pero que tampoco propone una reflexión sobre la reformulación de los conceptos básicos de un núcleo familiar.

Una vez más estamos ante un trabajo innecesario que pudo ser mucho mejor y que se quedó solo en el intento.

Lilo y Stitch 2025 ya está de estreno en salas cinematográficas de nuestro país.


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