La Película Hombre Lobo es un trabajo muy digno para el olvido
Varias veces hemos hablado del cine de horror clásico y de algunos de sus protagonistas, en la actualidad no es de extrañarnos que de todo esto se hayan hecho ya algunos remakes de estas producciones teniendo un éxito moderado e incluso trataron de abrir un monsterverso.
Desde que Universal Pictures creó una exitosa franquicia en 1913, películas como Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1913), The Hunchback of Notre Dame (1923), Phantom of the Opera (1925), Drácula (1931), Frankenstein (1931), The Mummy (1932, The Invisible Man (1933), The Bride of Frankenstein (1935), Werewolf of London (1935), Dracula’s Daughter (1936), Son of Frankenstein (1939), The Invisible Man Returns (1940), The Mummy’s Hand (1940), The Invisible Woman (1940) The Wolf Man (1941), The Ghost of Frankenstein (1942), Invisible Agent (1942), The Mummy’s Tomb (1942), Frankenstein Meets the Wolf Man (1943), Son of Dracula (1943), The Invisible Man’s Revenge (1944), The Mummy’s Ghost (1944), House of Frankenstein (1944), The Mummy’s Curse (1944), House of Dracula (1945), She-Wolf of London (1946), The Creature from the Black Lagoon (1954), Revenge of the Creature (1955) y The Creature Walks Among Us (1956) fueron sus mayores éxitos hasta el día de hoy.
En la era moderna los remakes que han tratado de igualar a sus predecesoras son historias adaptadas a su tiempo y momento, Dracula (1979), The Mummy (1999), The Mummy Returns (2001), The Scorpion King (2002), Van Helsing (2004), The Mummy: Tomb of the Dragon Emperor (2008) y The Wolfman ( 2010), cintas que indeoendientemente una de la otra revivieron esta moda por los monstruos.
Para la segunda década del siglo XXI esto siguió dando mucho de qué hablar entre propios y extraños, los estudios matizaron estos trabajos con no muy buenos resultados, Dracula Untold (2014), The Mummy (2017), The Invisible Man (2020), Renfield (2023), The Last Voyage of the Demeter (2023), Abigail (2024) y muy recientemente Wolf Man en este 2025 a cargo del director Leigh Whannell que intenta revivir el mito en una versión libre y más moderna.
¿De qué trata la película Hombre Lobo?
Blake (Christopher Abbott ) un esposo y padre de familia hereda la remota casa de su infancia en una zona rural de Oregón con un matrimonio en crisis, Blake convence a su esposa Charlotte (Julia Garner; Ozark) para que se tome un descanso de la ciudad y visite la propiedad con su pequeña hija, Ginger (Matilda Firth) cuando la familia llega a la granja en plena noche son atacados por una misteriosa criatura, en una desesperada huida se refugian dentro de la casa mientras son acechados, sin embargo, a medida que avanza la noche Blake empieza a comportarse de una manera extraña y transformándose en algo irreconocible, Charlotte duda si el peligro dentro de la casa es más letal que el que se encuentra afuera.
Un remake más sobre el tema de la licantropía en el cine, algo que los estudios Universal Pictures no han dejado pasar para tratar de reestablecer un universo de monstruos que pueda volverse una franquicia y puedan presentar a los personajes clásicos. ya intentaron crear un Dark Universe con The Mummy en el 2017 a cargo del director Alex Kurtzman y eso no funcionó.
Tras el moderado éxito que tuvo el director Leigh Whannell con The Invisible Man en el 2020 con esta reinvención eficaz del personaje clásico de Universal Monsters vuelve cinco años después con una incursión similar en un intento de llevar a este moderno Wolf Man a tener su propio lugar y personalidad para las nuevas generaciones y a su vez dejar en esto su propio sello y estilo.
Que los estudios insistan en gastar aún más esta fórmula no es una novedad, mucho se habló que estaban trabajando en una versión nueva con con Ryan Gosling en su estelar y dirigida por Derek Cianfrance, un proyecto que quedó en el limbo y que ahora se transformó en algo completamente diferente, es difícil decir cuál versión es la que mejor funcionaba el enfoque de Cianfrance se centraba más en los roles masculinos y la paternidad una idea que ya habíamos visto antes en The Wolfman del 2010 y la relación entre Benicio del Toro y Anthony Hopkins, en este caso vemos a un padre (Sam Jaeger) en el bosque con su hijo Blake y que después de un encuentro con algo que no parece humano la trama avanzaba décadas para presentarnos a un Blake adulto (Christopher Abbott) tratando de descifrar el enigma de algo que lo atormenta y que es un peligro para todos.
Parte de la idea es usada ahora por Leigh Whannell en esta nueva y no tan novedosa versión es donde empiezan sus fallos, aquí plantean que el personaje de Blake es un escritor, esposo y padre que se queda en casa su esposa Ginger su matrimonio tiene problemas y tratan de enfrentarlos de la mejor manera por el bien de su hija Ginger pero los problemas comienzan antes de que esta familia llegue a su destino, repentinamente se accidentan en el bosque después de un susto en una secuencia muy mal filmada con una criatura parecida a un lobo y antes de que como espectadores nos demos cuenta Blake ha sido herido por este misterioso ser.
Esta familia es perseguida hasta lo que parece ser la única casa en kilómetros a la redonda que resulta ser la de papá y muy conveniente para el guión, mientras descubren cómo detener lo que los acecha en el exterior hay una nueva amenaza del interior porque como ya muchos nos imaginamos Blake está a punto de transformarse en un licántropo una cosa que es también muy conveniente para reinventar a los personajes que cada minuto se alejan más de la idea original y del clásico al que tratan de emular.
Ahora las cosas se cuentan de otra manera, por un lado tenemos a un hombre lobo afuera que los acecha y a un nuevo hombre lobo adentro que también significa un peligro para Charlotte y Ginger que al parecer no tienen cómo escapar y salvarse de estas atroces y muy mal hechas criaturas Whannell como director está inventando y reinventando la transformación de Blake con un CGI muy pobre y que trata desesperadamente de que sea tan angustioso y horrible como lo hizo John Landis en An American Werewolf in London de 1981 o en The Howling de Joe Dante también de 1981 o en The Wolfman de Joe Johnston en el 2010, transformaciones que son insuperables y que muchos han tratado de imitar sin éxito.
Lo que tendría que ser tenso y horroroso y hasta doloroso en la transformación de Blake queda en una espantosa secuencia de tomas de imágenes de horror corporal como uñas y dientes que se caen, piel que se desgarra, abundante cabello en el cuerpo, una transformación facial que en ningún momento causa la tensión necesaria para entender y conectar con el protagonista que está sufriendo un cambio de humano a lobo.
Uno de los mayores fallos en el guión escrito por Whannell y Corbett Tuck es la poca importancia que le dan a sus personajes, el desarrollo de cada uno es menos que pobre y sus inexistentes motivaciones se centran en huír y tratar de sobrevivir a estas peligrosisisisismas y muy mal hechas criaturas, es muy lamentable que ni su director ni su equipo nunca pudieran descubrir cómo poder descifrar esta historia y darle un mejor nivel de suspenso y horror, en cambio nos entregan una película que es nada entusiasta cuando muestra algúna escena sangrienta, una película que es subestimada en todos los niveles desde su pésima iluminación hasta sus emociones moderadas y su falta de profundidad en los personajes.
Wolf Man como película no logra definir de dónde viene, en dónde está y hacia dónde quiere ir, es una de esos trabajos que existen en el espacio que hay entre lo bueno, lo malo y ser una mierda, nunca es lo suficientemente horrible y es para calificarla como una completa pérdida de tiempo, se queda muy corta y se pierde a sí misma en tantos elementos individuales que no logra que como audiencia nos involucremos más, es muy adivinable saber en qué va a terminar todo.
Hacia el final nunca sabemos ni se nos explica a ciencia cierta quién era el otro Hombre Lobo que atacó a Blake en un principio ni tampoco de dónde viene todo este mito, y seguramente lo poco arriesgado de la trama deja todo para una posible secuela o precuela o ambas en un futuro.
Whannell y el director de fotografía Stefan Duscio tratan de imitar escena por escena el lenguaje visual y de tensión que presentaron en The Invisible Man aqui eso se diluye desde los primeros minutos dando como resultado una película que es más consistentemente frustrante que aterradora, la poca y mala iluminación que tiene no nos permite apreciar la acción y lo que está sucediendo en secuencia incluso en los momentos que deberían ser aterradores carecen del carácter necesario para aumentar la tensión del momento.
Las películas de terror modernas nos han estado entrenado para interpretarlas como una alegoría de algún mal social y esperar que este género nos de lecciones y un aprendizaje sobre el trauma con el ataque de cada asesino y así poder justificar sus acciones, si bien Whannell no sobrecarga la cinta con preocupaciones temáticas tampoco soluciona las sub tramas y se va más por un discurso moral innecesario en donde el protagonista se vuelve el antagonista y el personaje femenino secundario se vuelve una protagonista fuerte y decidida a todo con tal de salvar a su inmamable hija, una lección de amor, de cuidado paternal, de protección y de responsabilidades que no convence.
En cuanto a efectos especiales y maquillaje podemos quedar medianamente convencidos de que hicieron todo su esfuerzo porque esto se viera real y creíble, el uso desmedido del CGI en la secuencia de transformación muy poco impresionante lo que debería ser el momento más destacado de la película, esta se produce lentamente con Blake cambiando poco a poco para tratar de transmitir la pérdida de identidad que está sufriendo Blake al mismo tiempo que su cuerpo cambia, sus dientes afilados y su mandíbula extendida le quitan su capacidad de hablar, algo que ya sabíamos y que aquí no nos resulta novedoso y mucho menos aterrador.
Tratar de combinar un enfoque realista con una narrativa de una sola noche no le permite usar los aspectos clásicos del mito como son el cambio con la luna llena, la dualidad que hay entre el hombre y el monstruo, el poder que tiene una bala de plata y los aspectos religiosos, aunque la buena intención es hacer que este trabajo parezca más original y diferente a los demás tiene el efecto opuesto y hace que todo parezca más genérico, poco creíble y aburrido y esto se debe a que Whannell insiste que la fórmula que utilizó antes puede servir para cualquier cosa que quiera hacer y eso no es así.
Cada vez que la película se acerca al horror o la acción la cinematografía no alcanza a ser impactante e interesante como en una pelea de un hombre lobo contra otro hombre lobo, momento que se desperdicia por estar tan mal editada y filmada que no tiene ningún impacto. pareciera que todo esto fue hecho de manera muy apresurada y que al final se siente más como una obligación que como un proyecto que lograra destacar por sí mismo.
El talentoso y desaprovechado cast lo conforman Christopher Abbott, Zac Chandler como el Julia Garner, Sam Jaeger, Ben Prendergast, Benedict Hardie y Leigh Whannell quienes hacen lo que pueden con lo muy poco que tienen, talentos que pusieron hacer más y que quedaron con interpretaciones planas y poco emocionantes de sus personajes.
La música compuesta por Benjamin Wallfisch tampoco es algo que sobresalga o que ayude en las escenas de más acción e impacto, las piezas tienen casi los mismos acordes y cuadratura que usó en The Invisible Man, algo que pudo ser destacable y que se pierde y queda solo como un acompañamiento de fondo.
En conclusión, Wolf Man es una cinta dispersa en su construcción y en última instancia, incapaz de transmitir lo que quiere decir, algo que nuevamente pudo ser y no fue pero que no hizo ni el más mínimo intento por ser, un nuevo y esperado fracaso de estos estudios por hacer de los clásicos una franquicia moderna que no tiene sentido de ser y que queda como un trabajo muy digno para el olvido.
Hombre Lobo ya está de estreno en salas de cine en todo el país. Cinemex y Cinepolis.
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