Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings es un buen espectáculo visual

Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings es un buen espectáculo visual

Con una nueva fase en el universo cinematográfico de Marvel Studios, estamos conociendo a personajes que no han sido tan relevantes en sus historias en cómic pero que han sorprendido a propios y extraños por lo bien que han estado caracterizados.

En este tipo de trabajos cuenta mucho la visión que han tenido sus directores para llevarlos a la acción en vivo, así como sus escritores de contarnos una historia que se ligue con las demás películas.

Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings es una mezcla de varios géneros pero sin dejar de lado la esencia que ha tenido en las viñetas, con un toque más moderno, esta película está a la altura de poder pertenecer a las mejores del género de superhéroes.

¿De qué va la película?

Shang-Chi (Simu Liu) es quien debe enfrentarse a un pasado que creía haber dejado atrás cuando se ve envuelto en una red de la misteriosa organización de los Diez Anillos que busca controlar a la humanidad, junto con esto descubrirá el lugar que ocupa y la importante decisión que deberá tomar para salvarnos a todos o para sucumbir ante un poder inimaginable.

Es muy evidente cuando vemos que Marvel Studios está haciendo todo lo posible por usar a la mayor parte de los personajes que tiene en su catálogo y en espera, es igualmente evidente cuando hay algo profundamente humano en uno de sus proyectos, esto permite que prevalezcan los valores de la franquicia como el gran espectáculo que ha sido, esta película encaja muy a su manera en el MCU para justificar su presencia.

Era solo cuestión de tiempo para que estos estudios se interesaran más en un mercado que ha sido de vital importancia en los últimos años en Asia, con un personaje desconocido en los cómics pretende convertirse en una pieza fundamental de esta nueva etapa de la que ya podemos ver hacia dónde va y se están enfocando más a la fantasía que a la ciencia ficción en sí que debe de abordar este género pero más en especial a ser fiel a su original sin dejar de ser una película de superhéroes, respetando así las reglas que ellos mismos han impuesto.

Podemos definir que esta es una cinta de fantasía y artes marciales que va dejando atrás el concepto del héroe para transformarse en una película Wuxia como lo fue la cinta Crouching Tiger, Hidden Dragon del director Ang Lee en el año 2000, este particular género mezcla esa fantasía exagerada con artes marciales perfectamente bien coreografiados para dar una sensación visual de autenticidad en cada movimiento y en cada toma.

Esta historia escrita por Dave Callaham, Destin Daniel Cretton y Andrew Lanham se centra en Shang-Chi conocido como Shaun en los Estados unidos, cuando está de paseo en autobús con su amiga Katy (Awkwafina) son atacados por un misterioso grupo que quiere un colgante verde que usa en su cuello,  el coraje de Shaun repentinamente y de manera inesperada sale a relucir así como sus habilidades de lucha, aquí nos presentan una de las grandes secuencias de acción que tiene la película, una increíble escena cuerpo a cuerpo que tiene a la cámara en busca de tomas largas, entrando y saliendo del autobús en movimiento, aquí no sentimos que lo que vemos puede ser irreal o bien, que sea solo por justificar que veremos más de esto.

Si bien la película tiene grandes aciertos como el hecho de que en sus primeros minutos y estando en un flashback en una antigua China se hable en ese idioma y se cuide hasta el más mínimo detalle en su pronunciación y en la estructura de las palabras, incluso en su versión doblada al español esto se mantiene y los diálogos son subtitulados, esto nos sitúa de inmediato en un trabajo serio y bien hecho porque no es solo hablar por hablar o pelear por pelear, todo lo que vemos en esas secuencias iniciales está ahí por una razón que iremos descubriendo, esperamos mucho y al final no recibimos tanto.

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Tampoco es coincidencia que busque otros recursos para contar su historia, que se base descaradamente en el kung fu de los años 70 y que esto inspire escenas de lucha tan bien hechas, se nota el buen trabajo de investigación que hicieron para llevar esto a cabo, para que se vea actual y sumamente espectacular, lo que hace que la película sea diferente en su estructura con el resto de las demás.

El director Destin Daniel Cretton y su equipo juegan constantemente con la altura, la perspectiva, la luz, los reflejos y lo que ponen en escena cuando se trata de armar una pelea que nos sorprenda o poner en primer plano la coreografía como su mayor atractivo y esto no significa que con esto justifiquen una mala historia o una pésima narrativa, por el contrario, ayuda mucho a que entendamos que lo que hay aquí es una nueva propuesta de hacer un cine diferente que muy seguramente será explotado al máximo en futuras secuelas de esta nueva franquicia.

El mensaje familiar que lleva toma como base el planteamiento de la relación que tiene Shaun con su familia y con el pasado de esta, esta sub-trama hace que lo principal se vea sumamente entorpecido hacia la segunda mitad porque no entendemos como es que haya cosas que no se plantearon antes y toda la acción esté solo en una parte y no en toda como se esperaría de un trabajo así, como espectadores sentimos que la película se divide en 2, una antes de la situación mundial actual y la otra ya estando en confinamiento, este fallo se siente como que fue hecho solo para terminar y por cumplir con una fecha de estreno y no por presentar un trabajo completo y de calidad.

Shang-Chi es una pieza clave para una familia rota que tiene un largo historial de luchas internas, la dinámica que plantea de una familia disfuncional se vuelve incluso más importante que los anillos que otorgan un poder inimaginable a quién los posee, tenemos al padre hambriento de poder Wenwu (Tony Leung) quien ha vivido durante 1,000 años y creado una sociedad secreta llamada los Diez Anillos, que a su vez ha destruido reinos y ha influido en  eventos importantes en el mundo. Wenwu encontra en Jiang Li (Fala Chen ) la pareja perfecta, después de la muerte de esta un nuevo y monstruoso Wenwu trata de convertir a su hijo en un asesino lo que provoca que deje atrás a su hermana Xialing (Meng’er Zhang) para este momento ya todo se ha transformado en un drama con intereses personales y viscerales de modo que el contexto del superhéroe queda lejos de ser lo que conocemos.

El poder que pretende tener esta película es ver que el personaje de Wenwu puede destruir ejércitos y acabar con miles de vidas, que una gran pérdida puede justificar todo lo anterior y que todo ese dolor puede transformarse en algo destructivo, los anillos se vuelven aún más poderosos con la capacidad de destruir todo lo que se encuentre a su paso y vemos que se convierte en un tirano que quiere principalmente acabar con el hogar mágico conocido como Ta Lo, el chiste es llegar a una cueva que todos los demás conocen incluidos su hijo y su hija donde habita un dragón al que tendrán que hacerle frente en la última pero no menos espectacular secuencia de acción.

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Estos fallos plantean en sí mismos que es más importante enfrentar las consecuencias del pasado y restaurar una familia que todo lo que ha ocurrido a raíz de eso, en ningún momento se  justifican las acciones malvadas del padre, las hace porque las puede hacer y ya, las decisiones pendejas que se toman son aún menos creíbles que la posible solución que tengan, el guión mismo se complica teniendo más sub-tramas en su historia, un villano exagerado con falta de carisma, personajes de apoyo que resultan ser más un estorbo para su narrativa que lo que en realidad pueden aportar con momentos muy forzados de comedia simple y tonta que no aportan nada en absoluto y que mucho menos ayuda a romper la tensión del momento.

El elenco no es tan conocido por nosotros en hispano américa, Simu Liu, Awkwafina, Meng’er Zhang, Fala Chen, Florian Munteanu, Benedict Wong, Michelle Yeoh, Tony Leung y Ben Kingsley hacen un muy buen trabajo, entienden que estos personajes son fantasía pura y los desarrollan muy bien excepto por la pésima dirección y los diálogos largos y sin sentido que tienen algunos, podemos ver que también han tratado inútilmente de justificar eventos pasados que dejaron descontentos a los fans principalmente con lo sucedido en Iron Man 3 que ya a estas alturas queda como algo completamente innecesario para esa trama y para la que estamos viendo.

Shang-Chi como película trata de estimular más la imaginación del espectador con efectos especiales que enmarquen la magia que hay en esta historia y el mundo de sus personajes, el CGI no tiene un uso tan exagerado sino solo lo que se requiere en escenas muy específicas.

La música a cargo del compositor Joel P. West es igualmente espectacular porque se entiende perfecto que para una película así de ambiciosa su score debe estar a la altura y no solo de relleno, aquí esto actúa como un personaje más al que en varios momentos identificamos como parte de toda esa magia que envuelve este peculiar mundo mezclando lo antiguo con lo moderno.

En conclusión, Shang-Chi desarrolla una conexión más simple con lo que ya hemos visto, el mejor cumplido que puede tener esta película en sí misma es el hecho de que no los necesita, este universo podría ser tan independiente y autónomo que podría seguir contando historias lejos de aquellos héroes de capas, escudos, armaduras y Dioses, es capaz de mantenerse por sí mismo y abrir una nueva brecha con su propia estructura, personalidad y reglas.

Un buen trabajo que pretende ser más una buena intención que ser contundente y termina siendo algo más anecdótico y entretenido con la única intención de llevar un trillado mensaje de valores familiares y ser un experimento que podría o no funcionar para futuras entregas.

Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings ya está en exhibición en salas cinematográficas de nuestro país.


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