Este fin de semana por fin se estrenó ampliamente La La Land, la película de Damien Chazelle (Whiplash, 2014) que arrasó con los Golden Globes y recientemente igualó el record a mayor número de nominaciones al los Premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, comúnmente conocidos como los Oscars.
Fueron 14 las nominaciones con que La La Land igualó la marca de Titanic y All About Eve, y puesto que el cine musical no es uno de los géneros favoritos en el mercado mexicano, supongo que muchos aún se pregunta si vale la pena comprar un boleto para ver la favorita en la carrera que descubrirá a su vencedor el próximo 26 de febrero.
Emma Stone (Otrora Gwen Stacy), es una aspirante a actriz que trabaja de barista en la cafetería de un estudio de filmación, se pasa la vida yendo a audiciones aunque sabe que la mayoría de las veces ni siquiera tendrá una oportunidad porque tristemente pesan mucho más otros factores en la selección de los repartos; una noche saliendo de una fiesta una melodía la convoca como el flautista del cuento infantil a las ratas en Hamelin, ahí conoce a Ryan Gosling que es un pianista condenado a tocar villancicos cuando su pasión es el jazz y cree que no puede sobrevivir tocando ese tipo de música. En adelante veremos como tratan de construir una relación y perseguir sus sueños.
¿Vale la pena? Sí.
Es un buen ejercicio de lo que es el cine como industria, muy bien logrado y con muchos recursos bien utilizados. Las canciones tal vez no son tantas como para hacerse llamar un musical, Ryan Gosling y Emma Stone están muy bien y con insospechados dotes para el canto, a menos que conocieras a Gosling de su etapa en The Mickey Mouse Club.
El caso es que la película es un canto de amor a la ciudad de Los Ángeles, las coreografías se sienten de otro tiempo y eso se potencializa con la fotografía en Cinemascope, las canciones son monas y hay un leitmotiv que es algo que ya no es tan usual. Hay muchísimos puntos a favor de la cinta, incluso la historia tiene un enfoque interesante frente al cine romántico industrial al que estamos acostumbrados.
Pero su mayor problema es que la película no es entrañable, se deja ver como un ejercicio de estilo, de despliegue, de “yo sí sé hacer esto”, pero no creo que eso distrae y no logra conmover , aunque logre buenos momentos.
Descubre más de Aztechin
Suscríbete para recibir las últimas publicaciones en tu email.