El cine tiene muchos géneros, uno de ellos es el de desastres en donde hemos visto de todo, terremotos, incendios, tsunamis, aviones caerse, invasiones alienígenas, la destrucción del mundo, la extinción de la humanidad y todo en aras del entretenimiento.
Quién ha seguido haciendo este tipo de trabajos en los últimos años es el director alemán Roland Emmerich, teniendo en su haber cintas de desastres y ciencia ficción como Independence Day (1996), The Day After Tomorrow (2004), 2012 (2009) y ahora Moonfall que se estrena en este 2022, las anteriores tienen algo en común, que la humanidad está en peligro ante un desastre de dimensiones colosales.
Si bien estas películas son entretenidas no todo es un material que tenga buenos resultados, una de las cosas que hace este director es dar el giro de tuerca en donde su historia se aleja por completo de su idea inicial y lo último que ha presentado no es la excepción.
¿De qué va la película?
Una fuerza misteriosa golpea a la luna y la saca fuera de su órbita impulsándola en un choque directo contra la Tierra, unas semanas antes del impacto y con el mundo al borde de la aniquilación, la ejecutiva de la NASA y ex astronauta Jo Fowler (Halle Berry) está convencida de tener la clave para salvar nuestro planeta pero, solo hay un astronauta que puede ayudarle Brian Harper (Patrick Wilson) y el teórico especialista en conspiraciones KC Houseman (John Bradley), estos 3 héroes inverosímiles emprenderán una misión que parece imposible, viajando al espacio y dejando atrás un planeta que está a punto del colapso para aterrizar en la superficie lunar, ahí descubrirán un secreto que podría cambiar el rumbo de la humanidad como la conocemos.
La premisa es muy interesante, la luna chocando contra la tierra destruyendola de manera parcial lo que ocasiona la extinción de todo ser vivo sobre el planeta quedando solo escombros de lo que fue una civilización avanzada que llegó a su final de una manera inesperada y catastrófica.
Hasta aquí todo parece ir bien pero como es de esperarse, se va transformando en una aburrida película apocalíptica con momentos de acción, drama, comedia involuntaria, efectos especiales que pretenden ser novedosos, con un giro de tuerca que también pretende ser impactante pero que deja de tener interés hacia su final.
Moonfall se esfuerza en representar el horror que todos viviríamos en carne propia si la luna saliera de su órbita y chocara contra la tierra pero, antes de que esto suceda nos ponen en antecedente de que la gravedad de la Tierra está progresivamente saliéndose de control mientras que la luna se aproxima arroja escombros que destruyen ciudades y alimenta todo ese caos por tratar de escapar de algo inevitable; Emmerich está desde hace ya varios años en una zona de confort muy cómoda en la que se permite hacer cosas como esta, no hay duda de que tiene una gran imaginación como cineasta y en este caso la ejecución de esta idea queda muy por debajo hasta de sus propias expectativas si la comparamos con Melancholia (2011) del director danés Lars Von Trier una película de arte dramático apocalíptico que trata sobre un planeta que choca contra la Tierra.
Lo que realmente es Moonfall es una película de ciencia ficción apocalíptica sobre cómo la luna en esa realidad es hueca, es una nave espacial de nuestros antepasados unos seres de otro mundo y que está siendo atacada por una raza alienígena hostil y agresiva en forma de una nube inteligente de nanopartículas de muy alta tecnología, la luna y esta inteligencia artificial son los últimos vestigios de lo que fue una guerra interestelar y resulta ser que nuestro planeta está en medio de todo eso.
No sabemos qué es lo que pretende Emmerich con esto, el género que ocupa ya está muy sobrevalorado en la cinematografía y se ha convertido solamente en un espectáculo que presenta un derroche de efectos especiales alrededor de una historia, Moonfall es un gran retroceso a ese tipo de películas un caso terrible para el regreso del público a las salas de cine lo cual es una pena porque Moonfall es a lo lejos una combinación increíble e interesante entre título y premisa pero que se queda en un burdo intento de querer aportar y enriquecer primero el currículum de este director y en segundo mantener vigente su apellido como uno de los más importantes cineastas fantásticos.
El gran fallo de este trabajo es su guión escrito por Roland Emmerich, Harald Kloser y Spenser Cohen que de los 3 no se hace uno, querer segmentar la película en 3 actos entorpece increíblemente su ritmo y su narrativa, la película pasa toda su primera mitad presentándonos a la familia fracturada de Brian, un hijo con problemas, el nuevo esposo de su ex-esposa, un drama muy familiar muy típico para cumplir con el mensaje de que estar en paz con todos es lo más importante, estas digresiones son una gran distracción en todo momento ya que la familia de Harper es por la que vemos a través de sus ojos los grandes desastres que están sucediendo, el cambio de las mareas que arrasan todo a su paso o los rascacielos que son atraídos por la gravedad de la luna, desafortunadamente para nosotros como espectadores la devastación es solo un pretexto para llevar un mensaje en un mal momento y se debe a que se le da demasiada importancia a esta situación a que la luna está por destruirlo todo.
No sé por dónde enfatizar lo decepcionante que es el giro de tuerca que revela lo que está sucediendo con la luna porque estamos perdiendo el interés minuto a minuto para llegar a un final predecible y sin chiste.
Los efectos especiales son buenos como suelen ser en producciones encabezadas por Emmerich pero que duran demasiado poco, y pasa demasiado rápido de una cosa a otra, su narrativa visual es estamos en la tierra, la luna se cae, hay devastación, van al espacio a detenerla, muere uno de los protagonistas en un acto heroico muy del estilo de este director, y al final el bien triunfa y las familias quedan unidas queriéndose y respetándose en lo que es una segunda oportunidad para la humanidad, que hay que aprovechar cualquier momento de estar aquí porque no sabemos en qué momento eso vaya a cambiar, sí, ese es su aburrido y trillado mensaje como todos los que tienen sus películas.
En su elenco están Halle Berry, Patrick Wilson, John Bradley, Michael Peña, Charlie Plummer, Kelly Yu y Donald Sutherland que a pesar de sus capacidades aquí no pueden hacer mucho por las constantes interrupciones del guión que entierra a sus protagonistas y los condena a un desarrollo tan pobre que ni por un momento nos preocupamos por lo que pase de hecho, no nos preocupa nada en lo absoluto, no hay química entre ninguno de ellos y por más que usen un lenguaje técnico que suena espectacular sus personajes quedan muy por debajo de lo que deberían ser, jamás creemos que el destino de la humanidad esté en sus manos.
La música compuesta por Thomas Wander y Harald Kloser puede ser lo que esté mejor colocado en todo esto, sus piezas hacen que nos emocionemos pero por ellas mismas no por lo que estamos viendo, parece que es un material hecho a parte y que ha sido ajustado a cada una de las escenas y más en las de acción, esto es otro personaje que está perdido dentro de la historia pero que busca llegar a algún punto imaginario que mantenga nuestro interés.
En conclusión, Moonfall no es más que un trabajo mediocre con un nombre bonito y atractivo que ni siquiera es una película divertida y entretenidamente tonta sobre el fin del mundo, es una necedad de querer mantener a un público que cada vez se interesa menos en producciones como esta, es la necedad de un estudio por querer regresar a la audiencia a las salas de cine y alejarlas del streaming dada la situación mundial actual, un intento más por hacer algo grande que no mide las proporciones de su fracaso.
Moonfall ya está de estreno en las salas cinematográficas de nuestro país.
