Bien sabemos que un género específico de películas tiene sus propias reglas pero, cuando esas reglas cambian para bien entonces los resultados sin buenos y enriquecen al mismo, las películas de horror han mostrado una y otra vez de diferentes maneras, de diferentes puntos de vista, algunos buenos, algunos no tan buenos, algunos han tenido mucho éxito y otros no pero, ¿qué pasa cuando estas reglas cambian para burlarse de lo que ya conocemos en un tono más serio?
Lo que sucedió en 1996 con Scream de Wes Craven nadie lo esperaba, sentó las bases para un reinició el sub-género slasher lo que dividió opiniones, a muchos nos gustó y a muchos otros no, afortunadamente no existían las redes sociales y no hicieron de esto un tren del meme como ha sido con otras producciones, la idea es muy atractiva, un grupo de jóvenes en un pueblo es acechado por un asesino serial pero, que se burle de sus reglas e imponga las propias lo hace ser un trabajo muy interesante.
Es así como Scream se vuelve una franquicia que ha evolucionado en sí misma, de igual manera se llevó a la pantalla chica a manera de serie en 3 temporadas pero que se alejaba mucho del concepto original teniendo su propia personalidad.
En este novato 2022 inicia teniendo una nueva versión para cines que si bien tiene también un nuevo director cuenta con actores que han estado en las anteriores películas de la franquicia.
¿De qué va la película?
25 años después de los brutales asesinatos ocurridos en el pueblo de Woodsboro, un nuevo asesino imitador se ha puesto la máscara de Ghostface para resucitar secretos del pasado que involucran a Sidney Prescott (Neve Campbell) nuevamente tendrá que enfrentar sus miedos y hacer frente a lo que podría costarle una vez más la vida.
Luego de un cuarto de siglo y de muchos cambios que ha tenido este género en la cinematografía nos preguntamos ¿qué podría tener esto de nuevo? ¿Qué podían presentar que no hayamos visto antes? y lo que hicieron es fantástico porque retoma, respeta y homenajea muy a su manera todo este trabajo que hicieron Kevin Williamson, Ehren Kruger como escritores y por supuesto al legado Craven y a su vez está esta transición a cosas completamente distintas pero sin alterar su concepto original, lo que realmente importa en esta versión es la forma en que Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett deconstruyen lo que ya vimos y lo replantean desde otro punto de vista sin perder ni la idea ni su esencia con movimientos muy efectivos, uno tiene que ver en un hospital con poca luz algo muy al estilo de John Carpenter y la secuencia antes del final está maravillosamente construida.
La idea de modernizar esta versión resulta de lo mejor, porque no solo es la tecnología sino que vemos también que ha evolucionado en sí misma y dentro del género replanteando y cambiando sus mismas reglas, todo inicia con una llamada de teléfono en una secuencia muy bien planeada pero esta vez se mencionan películas como The Babadook, It Follows y otras películas más modernas, si bien la manera de presentarlas es brillante no deja de tener ese suspenso, ver de nuevo a Ghostface es un momento que llega de manera esperada pero inesperada a la vez que nos emociona y nos recuerda que cada inicio tiene su propia personalidad pero sin perder su estructura.
Es inevitable no hacer comparaciones con las entregas anteriores, y mucho menos imaginar cómo habría sido esto si Craven la hubiera dirigido pero, también es cierto que si aplicamos ese dicho de “renovarse o morir” aquí viene muy bien, porque también se burla y se regodea en las secuelas y en los remakes pero con un estilo que puede ir del sarcasmo a lo aterrador y regresar a lo clásico incluso, los giros de tuerca que tiene la trama son justamente para no sorprendernos sino para que estemos conscientes de que esto puede dar para más si no alteran su fórmula.
Es curioso que a medida de que se fueron estrenando las secuelas de esta saga muchos puristas del género o se quedaron o se fueron pero redefinió a sus fans, que con el paso de los años se han ido sumando más, aunado a esto, el equilibrio que tiene es inteligente y no abusa del recurso nostálgico que tan de moda ha estado en los últimos años, las referencias que tiene a las películas originales evita ser presuntuosa pero están presentes y resulta ser un trabajo que se siente consistente que concreta con todo lo visto anteriormente pero con lo suficientemente distinto como para tener su propia personalidad, insisto mucho con esta palabra porque su contexto es el que refiere a que muchas cosas que se presentan probablemente ya se hayan visto y los espectadores no quieran perder su tiempo y mucho menos quienes conocen este rubro.
Scream 5 o 2022 cuenta con una narrativa muy particular, escrita por James Vanderbilt y Guy Busick plantean desde un inicio que los actores veteranos que aparecen no son tan esenciales y pasan a un segundo plano que enmarca muy bien a las nuevas caras de las cuales algunos como es de esperarse no sobreviven pero, los novatos en particular entienden muy bien que esto es un reinicio a manera de continuación, juegan con sus personajes y a ratos se siente que imitan a sus originales cosa que no está mal porque entendemos que eso es de manera intencional pero en lo que falla es que rompe un poco con el ritmo que lleva.
La edición de la película es digna de mencionarse, ha sido minuciosamente cuidada, las tomas de Ghostface apareciendo repentinamente detrás de una víctima o entrando en una puerta que se cierra es un cliché ya muy gastado por esta franquicia y muchos otros trabajos pero que sigue funcionando muy bien cuando está estratégicamente planeado lo mismo que el gore que vemos, es al más puro estilo de Craven cosa que más que agradecerse es justamente por lo que vemos estos trabajos.
Su gran fallo radica en que a cada momento cuida el material original, hay una sensación de que todo lo que está sucediendo pasa por casualidad y se resuelve a sí misma incluso las referencias, las observaciones culturales y de género que intentan ser inteligentes, políticamente correctas e inclusivas se sienten muy forzadas quizá más de lo habitual, lo mismo que a cada momento tratan de aprovechar el tiempo de cada personaje en pantalla aunque no tenga un diálogo conciso o una buena razón de ser, está y ya, lo matan y ya, aquí las consecuencias no son para los personajes sino para el estudio que junto con sus directores intentan mantener la tensión en cada momento y que cada uno de estos puede ser un potencial pretexto para hacer una siguiente y una más y las que vengan.
El cast está conformado por Melissa Barrera, Jenna Ortega, Jack Quaid, Mikey Madison, Jasmin Savoy Brown, Dylan Minnette, Mason Gooding, Sonia Ammar, Marley Shelton, Kyle Gallner, Heather Matarazzo, Roger L. Jackson, Reggie Conquest, Chester Tam, Courteney Cox, David Arquette, Skeet Ulrich y por supuesto Neve Campbell quienes vemos como se divierten una y otra vez con sus personajes, que han evolucionado y ahora estos adultos compaginan bien con sus nuevos compañeros.
La música compuesta por Brian Tyler enmarca muy bien la violencia brutal en las secuencias de asesinatos, cada una tiene algo de las demás entregas en sus notas, hay mucho de Marco Beltrami algo que no se siente casual o irónico como tienden a sentirse muchas otras bandas sonoras y nos pone justo en el lugar de que lo que estamos escuchando es simétrico con lo que vemos, que esto es una película de horror en donde su score es tan importante como cualquier otro personaje.
En conclusión, Scream (2022) es un buen ejercicio fan service que es eficaz, es un pretexto innecesario por seguir con una franquicia que ya dió lo que tenía que dar hace muchos años, es de esos trabajos que uno agradece por querer seguir viendo a los personajes en nuevas situaciones pero que más que aportar algo es solo para satisfacer una morbosa curiosidad por ver cómo algo puede evolucionar y adaptarse a una nueva visión para nuevas audiencias lo que no demerita el nivel de entretenimiento que todos esperamos.
Scream (2022) ya está de estreno en salas cinematográficas.
