Esta semana se puso a disposición de los suscriptores de Netflix, Dark, una serie original producida en alemania, que nos confirma las ventajas de los sistemas de streaming no sólo por la posibilidad de avanzar a tu ritmo en la resolución de los misterios que plantea sino por la oportunidad de exponernos a talento fuera del mercado estadounidense.
“Confiamos con que el tiempo se mueve en forma lineal, que avanza siempre y de modo constante. Hacia el infinito. pero la distinción entre pasado, presente y futuro no es más que una ilusión. El ayer, el hoy y el mañana no son consecutivos, están conectados en un círculo sin principio ni final. Todo está conectado…” con estas palabras inicia el primer capítulo de Dark, como una muestra gratis de lo que espera al espectador al adentrarse en la serie. La siguiente escena muestra el suicidio de un hombre de mediana edad que deja una nota con la advertencia de no abrir hasta después de una fecha y hora exacta, meses después de su deceso.
La historia se sitúa en 2019, en un pequeño pueblo rodeado por bosque y cuevas donde una planta nuclear que ha operado por décadas pronto dejará de operar, todos se conocen y la tasa de delincuencia es la más baja de la región y las cosas empiezan a cambiar con la desaparición de un adolescente, aunque se sospecha que el chico huyó de manera voluntaria, habría olvidado su teléfono y dinero bajo su colchón.
En este contexto conocemos a cuatro familias, cuyos hijos asisten a la secundaria local y se empiezan a ver involucrados en los extraños sucesos, que después nos enteraremos parecer repetirse tras 33 años. Y por supuesto, hay un anciano a quien nadie hace caso que advierte que todo se va a repetir.
Parece mucha información, pero la serie está contada con maestría, excelentes valores de producción y una calidad técnica inobjetable que seguramente hará que no te puedas mover del sillón y en unos meses podamos tener una posible segunda temporada.
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