Por ahí se asegura que México es uno de los países que más consumen cine de terror, y la verdad es que las cifras de taquilla lo reafirman pues casi cada pequeño filme -por muy malo que sea- consigue una recaudación exitosa.
El catálogo de Netflix tiene un buen número de títulos del género y puesto que muchos de las producciones son modestas, llegan de manera expedita a la plataforma.
Tal es el caso de una serie originalmente transmitida por SyFy Channel, que hace poco llegó a la plataforma y toma lugar en un remoto pueblo de Alaska alejado de la parte continental. Roman es un joven que vive con el estigma de ser hijo de una médium de la que desconocemos su destino, aunque todo parece indicar que fue víctima del intenso infierno de un pueblo chico; lo conocemos el día que decide dejar esa historia atrás al abandonar el pueblo.
En su camino hacia Anchorage, el autobús en el que viaja sufre un accidente causado por fuerzas paranormales, todos los ocupantes mueren a excepción de él que debe regresar a enfrentar el juicio de por sí desfavorable de la gente de la pequeña localidad, más tarde en el primer capítulo descubriremos que aparentemente este tipo de ataques se convertirá en la norma dentro de aquel terruño.
Por supuesto, Roman es depositario del don de la madre y tendrá que reponerse ante la idea del origen como destino al tener que enfrentar a las entidades fantasmales que empiezan a acechar a los que le han hecho la vida imposible por años.
Evidentemente, es una producción con un presupuesto limitado y aparentemente predecible, pinta para buen entretenimiento mientras haces otra cosa pues a 75% de los usuarios en Rotten Tomatoes les gustó con una calificación promedio de 3.9 sobre 5.
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