La gente ordinaria que se vuelve extraordinaria cuando adquiere un poder o habilidades extrahumanas es un tema muy recurrente en el género de superheroes, ya sea en comics, novelas, películas, videojuegos y más cada uno de ellos trata de contar su versión de las cosas abriendo la posibilidad a nuevos universos, nuevas franquicias y nuevas sagas que pretenden ser del gusto de propios y extraños.
Producciones independientes como Unbreakable (2000), Sky High (2005), Hancock (2008), Jumper (2008), Push (2009), Chronicle (2012), Power Rangers (2017) por mencionar algunas, el gigante del streaming Netflix también ha colaborado con Code 8 (2019), Project Power (2020), The Old Guard (2020) y Samaritan (2022)han sido sus proyectos que han tratado de competir con las grandes producciones de Warner Bros y Marvel Studios respectivamente.
Bien sabemos que este género está ya muy gastado, ya no hay cosas nuevas que puedan mostrarnos y sorprendernos ahora o es el remake o es el reboot de todo lo que ya conocemos y que pretenden contar una y otra y otra vez, por un lado tenemos a los mutantes en Marvel y por otro tenemos otro tipo de mutantes en esta plataforma.
Code 8 tenía una premisa muy diferente, su planteamiento de personas con habilidades que no podían usar por considerarlas peligrosas para el resto de los demás y formando grupos rebeldes para ayudar a la ciudadanía tuvo su momento, el plan era de hacer de todo esto una nueva saga que explorara más a fondo lo que sucede con estos super poderosos, en este 2024 vuelve el director Jeff Chan con Code 8: Part II que promete tener más acción que su primera entrega.
¿De qué trata la película?
Cinco años después de los eventos de Código 8, la LCPD ha reformado su programa de la división tecnológica militar reemplazando los robots humanoides armados conocidos como Guardianes con robots K9 no letales, Pav (Sirena Gulamgaus) una adolescente con habilidades especiales busca la ayuda de un exconvicto (Robbie Amell) y su excómplice (Stephen Amell) después de presenciar el asesinato de su hermano por estos nuevos robots y su posterior encubrimiento, untos se enfrentarán a una unidad de policías corruptos que utilizan tecnología robótica avanzada para evitar ser expuestos.
Pensar en que esto sea una naciente saga de películas era de esperarse, si bien su primera parte tuvo una buena aceptación nos quedaron más preguntas que respuestas y que creíamos nunca serían respondidas, esta puede ser una secuela fuerte que casi podría sentirse más evolucionada y más completa, las cintas nos ubican en un mundo donde el 4% de la población mundial son personas dotadas de una habilidad especial lo que significa que tienen algún tipo de poder mutante que pueden usar para el bien o para el mal y se plantea que no puede haber personas buenas sin que haya personas haciendo lo contrario y beneficiándose de esto.
La primera película se centra básicamente en la construcción de este mundo y la presentación de sus personajes, en esta secuela y con lo anterior ya planteado se centra más en una historia sobre el poderosos oprimiendo al débil y sobre los derechos que cada uno tiene y la forma en la que hacen justicia, desde la corrupción grandes esferas gubernamentales y militares hasta los que son perseguidos por defender sus valores e ideales y qué están dispuestos a hacer ambos bandos para evitar cruzar esa delgada línea entre los que son considerados fugitivos y delincuentes y los policías corruptos que buscan hacerse con el poder de controlarlo todo.
Esta segunda entrega comienza cuando Connor (Robbie Amell) termina su condena en prisión, pagó la parte por los crímenes cometidos y más sin delatar a nadie más que estuvo involucrado, habiendo pagado su deuda y sintiéndose bien consigo mismo ahora trabaja como conserje en un centro comunitario un sitio innecesario para ese mundo le gusta estar ocupado y mantener un muy bajo perfil además de no querer saber ni tener nada que ver con su ex socio criminal Garrett que sigue en las calles. Garrett ve a Connor el día que sale de prisión y le dice que le debe un favor por asumir la culpa y no delatar a nadie, un suceso que será importante más adelante, sin embargo, todo lo que Connor quiere de Garrett es no volver a verlo nunca más algo que Garrett no está dispuesto a cumplir tan fácilmente porque tiene planes para seguir con esta alianza y esta “amistad”
La idea que tiene Connor de vivir tranquilo y sin problemas lejos del mundo criminal cambia radicalmente cuando quiere ayudar a Pav una adolescente que es perseguida por corruptos agentes de la policía, desde un inicio se plantea que en este mundo las cosas no son lo que parecen y no se puede confiar en los demás existe una línea muy delgada entre los policías y los criminales y supuestos criminales, cuando eres perseguido los únicos que pueden ayudarte a escapar son los delincuentes que tienen conexiones dentro de ese bajo mundo.
Es muy interesante la manera en la que se tiene una clara visión de cómo operan ambos bandos, por un lado la policía dentro de toda su corrupción está organizada para que la ciudadanía que sabe lo que está pasando no hagan nada al respecto y por otro el cómo se organizan los grupos criminales y los fugitivos con habilidades para no ser descubiertos y seguir operando sin que el mundo se entere de que existen y de lo que están dispuestos a hacer por protegerse y proteger a los demás.
Connor siente una conexión muy especial con Pav y decide ayudarla, sus perseguidores están liderados por el sargento King (Alex Mallari Jr.) a quién podemos definir no como el típico antagonista sino como un concreto hijo de puta al que no le importan ni las leyes ni los demás si no es que esto le traiga un beneficio que mayormente es económico, muy a su pesar y después de todo lo que le ha pasado se ve en la necesidad de pedir ayuda una vez más a Garrett y su equipo, será toda una hazaña que logren ponerse de acuerdo y dejar a un lado sus motivaciones personales por un fin común que no beneficia a ninguno de los 2.
En la primera parte conocimos algunas variaciones de Superhumanos, esta secuela tiene nuevos personajes con nuevas habilidades, la historia principal es la de Pav que es una “Transductora” ella puede conectarse con dispositivos de comunicación, escuchar y ver en su mente todo lo que se está transmitiendo, tener esta habilidad es peligroso para una policía corrupta y para cualquiera que no quiera que sus secretos sean revelados o al menos conocidos por una completa extraña, al presenciar la la muerte de su hermano descubre que hay algo más, un secreto bien guardado que de salir a la luz cambiaría todo lo que hasta ahora conocen como su seguridad.
El secreto que descubre Pav está relacionado directamente con los nuevos perros robóticos no letales del LCPD conocidos como K9. al parecer y luego sabemos que es cierto estos robots están interconectados a un cerebro central que tiene una directiva oculta una que el sargento Kingston está liderando después de que los oficiales robóticos de la anterior entrega, los Guardianes, crearan mucha controversia y desconfianza debido a su brutalidad, algo sacado totalmente de Terminator (1984) y el objetivo del LCPD es evitar la violencia a toda costa o al menos eso es lo que le hacen creer a los ciudadanos sin revelar sus verdaderas intenciones.
El K9 que ve Pav lleva consigo una aguja con suficiente Psyke para provocar una sobredosis, asesinar sin que se vea implicada la policía, a pesar de que el hermano se rindió y con las manos en alto Kingston ordena al perro robótico que le inyecte la droga hasta matarlo, estos perros robóticos lo que menos hacen es proteger a los demás son sólo una forma más eficaz y libre de violencia de deshacerse de las personas con habilidades especiales, para eso y muchas cosas más es que fueron creados.
Es inevitable no hacer una comparación con el episodio de la serie Black Mirrior que en su 4 temporada en su episodio 5 titulado metalhead en donde en un impactante blanco y negro vemos a unas criaturas muy similares, no es de extrañarse que siendo también un producto de Netflix estos universos estén conectados más adelante y esta puede ser una versión menos evolucionada, siendo concientes de que no pueden huir para siempre especialmente cuando en la televisión se ha dado la alerta de que son fugitivos y que la policía tiene sus datos y los recursos necesarios para encontrarlos, Connor y Pavani planean exponer a todo el mundo el oculto plan de Kingston.
Como es de esperarse y muy adivinable Garrett finge pero los traiciona, lleva varios años colaborando con Kingston y pagando a la policía para que su negocio prospere y pase desapercibido, un acuerdo que le permite ofrecer condiciones más humanas a los donantes de líquido cefalorraquídeo y devolver dinero a la comunidad, un acto noble y con buenas intenciones pero que está basado en lo ilícito y que quita demasiada credibilidad a lo que hace y por qué lo hace.
El plan que Connor y Pav ponen en marcha es robar el K9 personal de Kingston, que contiene los vídeos que necesitan para exponerlo, cosa que no será sencilla primero tendrán que enfrentarse a la policía y luego al robot que no está tan dispuesto a que la información que tiene encriptada sea copiada o robada, la acción que aquí se maneja tiene una dosis de suspenso que pone a esta cinta como una de las mejor planeadas en cuanto a sus secuencias. Garrett intenta negociar un nuevo acuerdo con Kingston usando el chantaje de que sabe de los videos pero las cosas no salen bien ya que el sargento lo apuñala e irrumpe en el edificio en busca de Pav para eliminarla antes de que revele algo de lo que ya sabe.
Es inevitable el enfrentamiento entre policías y criminales mientras Connor se enfrenta a un K9 y su letal aguja llena de Psyke, Pav encuentra la manera de ayudarlo controlando con su habilidad afectando sus dispositivos tecnológicos con sus poderes debilitados logran salir del edificio con el dispositivo de memoria y pueden enviar las imágenes a todo el mundo a través de la cámara de un equipo de televisión y es así como la muerte del hermano de Pav se transmite por toda Lincoln City, también se revela que Kingston tiene poderes que ocultó para ascender de rango en el LCPD y es arrestado.
Tres meses después, el futuro para todos parece esperanzador, Connor ha reabierto el centro comunitario ofreciendo un lugar seguro para niños como Pav y personas que han sido perseguidas o bien no tienen recursos, Lincoln City se está recuperando y Kingston es declarado culpable de corrupción masiva y el programa K9 está en suspensión y bajo una investigación más profunda que implica a altos mandos del ejército, el ayuntamiento anuncia que para ayudar a los afectados por los crímenes de Kingston aprobarán un proyecto de ley que liberará millones de dólares a la comunidad de Monumental Hill y restringirá el uso de la robótica como protección ciudadana ya que los indices de Psyke va en aumento y al parecer viene de una fuente desconocida.
En la última escena vemos que Garret está cumpliendo su condena en la prisión de Lincoln City mientras que su organización sigue operando en las calles ahora de manera mucho más discreta lo que abre la posibilidad a una tercera parte que en algún momento verá la luz.
El hecho de que regrese la mayor parte del equipo técnico hace que esta producción sí se sienta como una secuela y no como una película independiente autoconclusiva, el director Jeff Chan sabe muy bien cómo manejar secuencias de drama y acción sin que ninguna de ellas pierda impacto en la audiencia, los escritores Chris Paré, Sherren Lee, Jesse LaVercombe y el mismo Chan toman elementos de películas y series de televisión y no se preocupan por disimularlo, el mensaje es claro y contundente, valores como el de la amistad y el ayudar están presentes desde la entrega anterior, el asumir las consecuencias de los actos y bla bla bla es muy trillado y aquí funciona sin tener que ser tan evidente y pretencioso.
Los efectos especiales y la creación de este decadente mundo ha evolucionado, los nuevos personajes y sus nuevas habilidades hacen que cada vez este universo se concrete más, los K9 lucen siniestros, peligrosos e imponentes, como antagonistas secundarios son un buen recurso al servicio de la trama y que podría dar para más como sub trama y saber más a fondo de su creación, su tiempo en pantalla queda justo y rayando en solamente lo necesario, no hay tomas o escenas en las que veamos que hay miles de ellos por las calles acompañando a policías o haciendo lo que se supone que deben hacer, simplemente son máquinas letales y ya, no hay mayor explicación, los poderes que ahora presentan estos personajes son los de telekinesis, electrokinesis, cryokinesis, pyrokinesis, technokinesis, telepatía, cicatrización, super fuerza, cambiaformas, piel de alta resistencia, camuflaje y super velocidad que de haber sido más desarrollados tendrían más impacto.
El fallo que tiene es que si bien la historia es interesante y el guión está bien estructurado es el tiempo que ha pasado entre su primera parte y esta, que todo suceda 5 años después como ha sido en tiempo real nos hace pensar que esto también puede ser usado para contar historias que hay con otros personajes en ese lapso de tiempo, hay mucho material que bien puede ser utilizado de la manera correcta y este trabajo demuestra que las cosas pueden ir de bien a mejor.
El elenco lo conforman Robbie Amell, Stephen Amell, Sirena Gulamgaus, Altair Vincent, Alex Mallari Jr., Moe Jeudy-Lamour, Aaron Abrams y Jean Yoon quienes hacen lo que deben hacer con sus personajes, la química que hay entre los hermanos Amell es el punto más fuerte, las bromas y la interacción que tienen es real y claramente vemos que se están divirtiendo encarnando a estos mutantes.
Regresa como compositor de la banda sonora Ryan Taubert que hace un trabajo muy superior al de la anterior, cada pieza está perfectamente diseñada para formar parte de lo que audiovisualmente vemos, es un personaje más que tiene su importancia y relevancia.
En resumen, Code 8: Part II es un buen trabajo pese a su inexistente promoción, es honesto, sencillo y muy interesante que desarrolla, concretiza, aporta y entretiene pero que vuelve a dejarnos con más preguntas que respuestas, no ofrece más respuestas, desafortunadamente no explora más allá de lo que vemos, no se arriesga a contar todo ni a revelar más datos que pudieron ser importantes por lo que seguramente tendremos que esperar a un posible tercer capítulo.
Code 8 y Code 8: Part II están disponibles en la plataforma de Netflix.
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