Cada país tiene su propia manera de ver las cosas, su propia manera de hacer cine, su propia manera de contar historias propias que tienen que ver con su entorno y contexto lo que aporta en gran medida a que en otros países con otros espectadores conozcan este tipo de proyectos, el cine mexicano tuvo su era dorada del cine, grandes actores y actrices incursionaron en distintos géneros, algunos de ellos muy consolidados y otros más experimentales, desde el drama, pasando por el cine de luchadores hasta la fantasía del horror.
Esto último llevo a cintas a ser grandes clásicos junto con sus directores entre las que tenemos, La Llorona de René Cardona (1960), El espejo de la bruja de Chano Urueta (1962), El Escapulario de Servando González (1968), Hasta el viento tiene miedo (1968), El Libro de Piedra (1969), Más negro que la noche de (1975) y Veneno para las Hadas (1975) de Carlos Enrique Taboada y Alucarda, la Hija de las Tinieblas de Juan López Moctezuma (1978) cada una de ellas abordaba diferentes temas entre los que destacan lo paranormal, lo sobrenatural, las leyendas mexicanas, el horror gótico, rituales paganos, sectas religiosas y diabólicas, brujería, el surrealismo, violencia extrema y explícita, exorcismos y hasta el lesbianismo.
La evolución del cine tiene la imperiosa necesidad de contar con nuevos elementos en sus historias aunque esto no sea del todo original, la modernización y la inclusión forzada ha hecho que muchas de ellas no sean tan destacadas pero que quedan en el gusto de propios y extraños como han sido los remakes de las más icónicas hasta trabajos como Kilómetro 31 de Rigoberto Castañeda (2006), Juego de niños de Makinov (2013), Los parecidos de Isaac Ezban (2015), Belzebuth de Emilio Portes (2017), Inquilinos de Chava Cartas (2018). Cuidado con lo que deseas de Agustín Tapia (2020) y Presencias de Luis Mandoki (2022).
Bien sabemos que la situación que vivimos mundialmente con la pandemia de SARS-CoV-2 paralizó no solo a la industria del entretenimiento sino a todo el entorno en el que nos encontramos, luego de esto llega a la plataforma Netflix Desaparecer por completo, una película de suspenso y horror psicológico del director Luis Javier Henaine que sorprende por su sencillez y una historia poco convencional.
¿De qué trata la película?
Santiago (Harold Torres) es un fotógrafo de nota roja, captura imágenes de accidentes, suicidios, asesinatos, fotografías de las formas más crueles, dolorosas y horrendas de morir, cuando aparece la espantosa muerte de un político importante Santiago se ve inmiscuido en una situación inexplicable con consecuencias nada agradables, poco a poco empezará a perder el sentido del olfato, del gusto, del tacto, ¿Un virus?, ¿una enfermedad desconocida? ¿brujería o algo paranormal? para responder estas preguntas tendrá que adentrarse en un mundo oscuro inimaginable antes de que esto termine con su vida.
Películas mexicanas dentro del género del horror moderno podemos decir que de las que hay muy pocas son las que han valido la pena, por su historia, su dirección, su contexto, su manera de capturar a propios y extraños, en un plano más general al saber que estas producciones son hechas en nuestro país de inmediato las clasificamos como malas o chafas y en algunos casos así ha sido pero en otros queda el beneficio de la duda, ¿será buena o será mala?
Estamos tan acostumbrados a ver, a juzgar y a condenar trabajos de otros países siendo Estados Unidos el principal exponente en este y otros géneros en donde tampoco las cosas han sido miel sobre hojuelas, la carencia de ideas originales los ha llevado a presentar historias de éxito con el pretexto de hacerlas más modernas o bien para una nueva generación, una zona de confort en la que hemos caído tanto realizadores, como estudios cinematográficos como audiencia, ahora importa más la taquilla y llenar salas de cine en una industria que ha tardado y tardará mucho en reponerse que de tener buenas historias con argumentos más sólidos.
Desaparecer por completo puede llegar a confundirnos de varias maneras, una de ellas es que estamos ante un trabajo que empieza siendo un drama y termina con un horror moderno que está entre lo fantástico y la ciencia ficción llevado de una manera sutil y directa en su propio contexto, algo que bien puede recordarnos a series televisivas mexicanas como la aclamada Hora Marcada o 13 que abordaban estos temas y por la flexibilidad de su formato no había que dar muchas explicaciones, historias autoconclusivas con finales que van desde lo atroz a lo perturbador y es aquí que lo difícil es mantener esto en el interés del público.
El protagonista en esta historia es un fotógrafo de nota roja, Santiago es un hombre insensible ante el dolor y la pérdida que busca tener la mejor foto de los macabros hechos, no por ganar más sino por ser mejor que los demás en lo que hace, internamente busca el reconocimiento masivo y la fama que esto puede darle sin importar cuántos límites morales y sociales tenga que cruzar para conseguir su objetivo, México es un país en donde la nota roja vende, el morbo de ver este tipo de fotografías tan explícitas con una redacción acorde es ya de lo más normal y esto mismo ha hecho que cada día las cosas sean más competitivas al mostrar materiales más explícitos.
Muchos podríamos pensar que es un trabajo cruel pero trabajo a fin de cuentas, dinero es dinero y muchas de las veces no importa cómo se gane aun cuando tengamos que cruzar esa delgada línea entre el bien y el mal, en el caso de nuestro protagonista sus decisiones lo han llevado a transgredir en cosas más allá de lo cotidianamente razonable, cuando se entera de que su novia está embarazada lo ve más como un tropiezo en lo que cree que es su ascendente carrera su percepción sobre las cosas es distinta y poco empática con la de los demás, algo más deshumanizado y mecánico que carece de la más mínima de las compasiones y sentimentalismos, algo que cambiará para convertirse en una aterradora realidad.
La vida de Santiago da un giro inesperado y muy aterrador cuando repentinamente es atacado por un agresor invisible al salir de la escena de un crimen de alto perfil que involucra la muerte de un importante político, este suceso marca el principio de una serie de situaciones incomprensibles e inexplicablemente siniestras poco a poco Santiago se da cuenta de que está perdiendo sus sentidos empezando por el del gusto y el olfato, cabe mencionar que si esta cinta se hubiera estrenado en su fecha inicial programada en el año 2022 el efecto sería completamente diferente, síntomas que nos recuerdan al virus de SARS-CoV-2, mientras esto pasa cada vez se va hundiendo más en la desesperación al no entender qué pasará o bien si habrá una cura.
A medida de que las cosas se van agravando esta maldición va tomando más forma y más sentido mientras Santiago se enfrenta cara a cara con una realidad que para cualquiera podría resultar escalofriante, se ha convertido en la víctima de lo que parece ser un maleficio vengativo que involucra brujería y magia negra, es así como empieza una desesperada búsqueda para entender cómo detener esto y romper la maldición antes de que las consecuencias sean fatales culminando con borrar su existencia con una lenta e implacable pérdida de cada sentido y de su estabilidad mental antes de caer en una inminente locura.
La peligrosa misión en la que se ha embarcado para sobrevivir lo lleva a cambiar sus creencias en lo que a lo sobrenatural se refiere, esta decisión como muchas otras no sólo daña la relación que tiene con su novia sino que también lo lleva a explorar y adentrarse en un mundo donde la delgada línea entre su realidad y la pesadilla que vive convergen en un vórtice eminentemente mortal, lo largo de esta peligrosa travesía se encontrará con una bruja que le explicará más a detalle y más profundamente a lo que se está enfrentando.
Ya entendido de qué se trata y quién es el autor de todo esto las cosas toman un giro inesperado y la decisión de hacer algo que puede ayudarlo pero que a su vez puede destruir su vida por completo, hablar de sacrificios puede ser un tema poco entendible que nos lleva a hacernos una pregunta, ¿los sacrificios son por un bien común o por algo personal? lo que revela el final es que las consecuencias de deshumanizarnos nos llevan a tomar las que creemos son las mejores alternativas para solucionar problemas, estando en un mundo lleno de violencia el transgredir se ha vuelto muy normal y caemos en el error de pensar que podemos hacer lo que queramos sin que haya consecuencias y muy equivocados estamos.
La perspectiva con la que el director Luis Javier Henaine ve las cosas en un género que muy poco conoce y ha desarrollado, es muy particular en su narrativa, podríamos suponer que todo lo que vemos está a favor del guión escrito por Ricardo Aguado Fentanes y el mismo Henaine, si bien se toma algunas libertades también es arriesgado al momento de presentar cosas explícitas y desenmascarar lo que es el proceso de una nota roja y bajo qué criterios se publican, una propuesta que nos pone en el contexto de que estamos en un país que se mueve bajo las órdenes de otros y la corrupción, se arriesga en querer reivindicar un cine en un género que muy poco interesa porque como público exigente preferimos las superproducciones con un alto presupuesto.
El hecho de presentar un México más real y menos fantástico dentro de un mundo de horror es lo que le da el giro de tuerca en lo que al horror sobrenatural se refiere centrándose en la pérdida de los sentidos del protagonista en su viaje de descubrimiento vemos ubicaciones tradicionales de la Ciudad de México como son Xochimilco y el mercado de la Merced en donde la tradición de lo mágico y la hechicería muy antigua que está al alcance de todos, en ese mismo viaje conocemos el otro lado de la moneda y vemos a un hombre teniendo momentos de introspección, perdón y redención que lo lleva a cuestionarse sobre sus creencias.
La edición de la cinta tiene puntos a favor como lo es el sonido y la fotografía que bajo la dirección de Henaine toman un sentido muy diferente, aquí la ambientación no necesita tener casonas misteriosas o planos largos y aterradores, lo que muestra es lo que hay, una ciudad con mil caras que mostrar y de cómo son sus habitantes, lo que se establece como permitido y lo que no en uina industria millonaria que va desde las lecturas de cartas, las limpias hasta la brujería y magia negra, un mundo sórdido en el que parece que estamos sin estar conscientes de que existe y de que puede ser o no algo real y verdadero.
Es inevitable no darse cuenta que este personaje así como parte de la trama está inspirado en el trabajo fotográfico de Enrique Metinides reconocido actualmente por su aporte e importancia a la fotografía de nota roja como parte del acervo cultural mexicano, un acto que no ha sido fácil de llevar a cabo y que al final toma un lugar en la historia de nuestro país, visto y retratado de una manera más actual que convence con trabajos más dinámicos y explícitos.
El guión no es perfecto y los fallos más evidentes están en su argumento, es muy condescendiente consigo mismo, explican poco y desarrollan mucho basado en el hecho de que todo está en el ojo del espectador, en momentos se vuelven más importantes las sub tramas que su historia principal, como audiencia esperamos una resolución de los hechos que no nos defraude y en este caso así es, sin un final feliz pero que tampoco quede abierto a la posibilidad de hacer de esta pequeña trama toda una saga, simplemente nos da un cierre ya esperado que no impacta ni sorprende pero que satisface haber invertido 100 minutos que es su duración.
Aquí no hay nada que impacte o que quede a la altura de llegar a ser un clásico moderno, lo que impacta es la manera en la que se abordan temas como estos que son poco vistos y a los que no estamos acostumbrados a tratar de ver aunque sepamos que existen y que ahí están como uno más de los innumerables trabajos que la gente hace para subsistir, ese es su punto más alto y que en momentos nos queda a deber una trama más concreta que vaya más hacia el horror que a un thriller dramático, siendo así la cinta no necesita de un CGI o de efectos especiales muy elaborados, lo que hay son efectos prácticos que están bien aplicados en las escenas de body horror.
¿Quién está en el elenco?
En el elenco están Harold Torres, Teté Espinoza, Fermín Martínez, Vicky Araico, Norma Reynay Quetzalli Cortés quienes hacen lo que pueden con lo que tienen, es quizá este su punto más débil, la elección de los actores, estaba el rumor de que su protagonista sería Tenoch Huerta, cosa que nadie ha confirmado, a Torres como actor se le da un papel complejo que requiere de tener más experiencia o una mejor dirección, si dividimos esta cinta en 2 partes en la primera es muy convincente pero en la segunda carece de toda credibilidad al momento de enfrentar la pérdida de sus sentidos, vemos que se esfuerza por hacer su mejor trabajo pero este recae más en sus actores secundarios y de soporte que son quienes en momentos llevan más el peso de la trama.
¿Quién compuso la música de la película?
La música compuesta por Alejandro Otaola tiene buenos momentos, logra estar a la par de algunas buenas secuencias, un trabajo que sorprende pero que parece distinto entre cada pieza, algo que no logra tener una propia personalidad en conjunto pero que logra cosas buenas por separado.
En resumen, desaparecer por completo es una cinta sencilla pero honesta que da lo que promete sin mayores pretensiones, algo que pudo ser mucho mejor teniendo todo a su servicio, un entretenimiento que solo nos da una mirada diferente de lo que es el horror psicológico tratando de llevarlo al extremo, un trabajo que bien podría haber sido o que el cine mexicano necesita para tener otra perspectiva de cómo contar sus historias.
Desaparecer por completo ya está disponible en la plataforma de Netflix.
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