Reseña Película Nosferatu

Reseña Película Nosferatu

La película Nosferatu es una exquisita reinvención

Si hablamos del cine clásico hay películas que por su estructura han logrado cautivar a generaciones al paso de los años, cada una de ellas cuenta con un lugar muy especial entre propios y extraños.

En los inicios de la cinematografía una cinta que logró estremecer a toda una generación surgió con una película muda expresionista alemana de vampiros en 1922, dirigida por F. W. Murnau a partir de un guión de Henrik Galeen que se basa en la popular novela Drácula de Bram Stoker.

Cada adaptación o cada reinvención en sí misma ha tenido un éxito moderado entre quienes prefieren lo clásico y entre los que están a favor de que se le de una nueva visión, quizá no más moderna pero sí algo que la enriquezca.

Desde 1922 Nosferatu se ha mantenido vigente primero con Nosferatu: Phantom der Nacht su remake en 1979 a cargo del director y escritor Werner Herzog , el film Shadow of the Vampire del director E. Elias Merhige del año 2000, la serie televisiva NOS4A2 creada por Jami O’Brien basada en la novela libre escrita por Joe Hill en 2020, la adaptación cinematográfica teatral del director David Lee Fisher en 2023.

Ahora en este 2024 y a inicios de 2025 Nosferatu vuelve a ser noticia con el estreno de la nueva cinta escrita y dirigida por Robert Eggers reinventando al personaje y a todo su sombrío y siniestro mundo.

¿De qué trata Nosferatu?

Una historia gótica de un romance siniestro y sobrenatural entre  Ellen Hutter (Lily-Rose Depp) una joven atormentada en la Alemania del siglo XIX y el Conde Orlok (Bill Skarsgård como) un antiguo vampiro de Transilvania que la acecha trayendo consigo un inefable horror.

Una adaptación más de un clásico que pensamos no debería ser tocado ya, si bien sus predecesoras tuvieron un éxito moderado recurrir a cintas como esta solo nos confirma una vez más que Hollywood ya no tiene ideas, lo difícil de esto no es adaptarla sino darle una visión nueva sin que se pierda su esencia.

Podremos estar equivocados o no, pero este Nosferatu de Robert Eggers es una exquisita experiencia hermosa pero a la vez inquietante, el cineasta a cargo tiene una visión poco común que parece ser capaz de alejarse de todo lo moderno al contar sus historias, en este mundo que él ha creado no hay metáforas ni analogías sobre la profundidad de sus personajes solo hay cosas extrañas, las brujas existen, las maldiciones y las profecías se sienten muy reales y un vampiro que es un monstruo con la capacidad no solo de cambiar de forma y beber sangre, sino de distorsionar el tejido de la realidad a través de la fuerza de un mal puro y ancestral.

A diferencia de producciones anteriores en las que cada uno se ha tomado la libertad de adaptarla según las necesidades del medio Eggers hace un interesante ejercicio de guión y dirección en el que parece que todo lo que vemos está contado por el propio vampiro y por una de sus víctimas lo que le da un giro completamente nuevo que nos hace pensar como espectadores que esta historia tiene muchos puntos de vista por los cuales pueda contarse.

Si vemos este trabajo con más detenimiento nos damos cuenta desde los primeros minutos que esto es una versión que fusiona y mezcla 3 películas en una, la muda original de 1922, la adaptación de Tod Browning de 1932 y la cinta del director Francis Coppola de 1992 teniendo claras  influencias del cine mudo pero con un toque de ciencia ficción y horror fantástico japonés, Eggers hace de esta película una representación aún más clásica de lo hecho en 1992 profundizando más en la obsesiva historia de amor que ha existido por siglos entre Nosferatu/el Conde Orlak (Bill Skarsgard) y la joven Ellen Hutter (Lily-Rose Depp) a quien este monstruo ve como su alma gemela y el complemento perfecto para su vida terna.

Como sucede en la novela y las múltiples adaptaciones de la novela de Stocker en este triángulo amoroso está Thomas Hutter (Nicolas Hoult) el esposo de de Ellen que viaja desde Inglaterra hasta el castillo del conde con la esperanza de comprarlo y complacer a su jefe y a su empresa inmobiliaria en Londres y así mejorar la fortuna de su familia, pero como bien sabemos ya este hombre termina siendo esclavo del conde y de sus propios miedos, para ayudarlo en su cruzada y recuperar el amor de su esposa tenemos al profesor Albin Eberhart Von Franz (Willem Dafoe) un controvertido filósofo suizo basado en el personaje de Stoker Abraham Van Helsing que es un experto en alquimia, misticismo y ocultismo y el único personaje que comprende realmente la extraña conexión psíquica que hay entre el conde Orlok y Ellen y la magnitud del horror con el que se enfrentan.

Destaquemos que las similitudes tan evidentes y quizá descaradas que hay entre lo hecho por Coppola y ahora reutilizado por Eggers tiene mucho que ver con el trabajo de investigación que hay detrás de esta superproducción al recrear todo con perfecto detalle, plantea sus propias reglas que se basan en el folclore y elementos claves e importantes dentro de la mitología del vampiro recreando algo completamente nuevo y aterrador, aquí estamos ante un depredador implacable que meticulosamente observa a sus víctimas antes de dar su siguiente y mortal paso.

Cada una de sus adaptaciones al ser más libres han cambiado desde los entornos hasta sus finales, en este caso la forma humana que Nosferatu adopta es algo nuevo y como nunca antes lo habíamos visto, no es la típica pero efectiva encarnación con colmillos, pálido, calvo y con afiladas garras que se muestra en otras versiones, aqui es una figra elegante y rancia que respresenta a una sociedad decadente y malvada, por lo que podemos apreciar su piel tiene color grisáceo pálido que le da una atmósfera más siniestra que va muy bien a tono con sus ojos y su mirada vacía y carente de un brillo humano, tampoco hay largas e impecables capas color negro ni joyería deslumbrante, es alguien que podría pasar como una persona común, un nmo-muerto en el mundo de los vivos mientras ascecha y maquila sus lugubres intenciones y motivaciones.

Como suele suceder en las cintas de Eggers como director The Witch del 2015, The Lighthouse del 2019, The Northman del 2022 y ahora aquí trabaja muy bien con sus personajes, cada uno de ellos tiene el desarrollo que está a favor y la misma trama, cada uno aporta lo exactamente necesario para que todo lo que vemos funcione en sincronía y tenga así una narrativa más ágil y coherente hacia su final, como escritor el guión va desarrollando a su vez sub tramas que encajan y se resuelven al final con un inesperado pero nada sorprendente giro en su trama principal.

Nosferatu como película resulta fascinante y nos da una idea más concreta de lo que es y cómo se va desarrollando el mito del Vampiro mezclando la ficción romántica gótica con la ficción del horror fantástico con tintes japoneses en donde todo este horror es descrito en pocas palabras y con más imágenes que si bien no son explícitas sí son perturbadoras, y que están en la línea perfecta de lo que nos quieren contar, esta tampoco es una típica cinta en la que todo se va resolviendo por casualidad, las cosas se plantean desde un inicio y sobre ese punto desarrollan todo lo demás, cada cosa está estratégicamente planeada para que funcione en su propio contexto nada está ni de más ni de menos.

La decisión de su director de reducir el punto central de la historia a solamente tres personajes Ellen, Thomas y el Conde Orlok hace que estos tengan más profundidad emocional muy por encima de la original de Murnau, la nueva versión de Werner Herzog y sus demás adaptaciones, lo que aquí se busca es tener una base más humanista en todas las actuaciones desarrollando más las motivaciones y consecuencias de enfrentar lo que no conocen.

Su diseño de producción ha sido sumamente cuidado y detallado hasta en las cosas más pequeñas, técnica y logísticamente logran crear un mundo fantástico en donde el viento, la lluvia y la oscuridad parecen hacer lo que Nosferatu quiere, en donde todo lo que parece imposible es posible y real, la personalidad de la inescrutable malevolencia del monstruo parece querer distorsionar todo lo que vemos y como lo conocemos, el uso de la tecnología cinematográfica más moderna así como los efectos especiales y maquillaje hace que esto parezca y se sienta como algo de otro siglo, tampoco tenemos ese discurso moral en el que el antagonista se redime a conveniencia del guión, tampoco trata de darnos una lección de moral en la que el elemento femenino brille por sus decisiones y termine siendo una mujer empoderada, aquí no hay nada de eso es solo la narración la que nos va enseñando cómo la maldad puede vencer las cosas buenas que hay en un ser humano para así traicionarse así mismo y entrar en decadencia.

Las exuberantes paletas de colores que dan un tono gótico se acentúan aún más con los decorados del diseñador de producción Craig Lathrop que tienen en sí misma una grandiosidad de principios del siglo XIX, destaca la iluminación con velas o lámparas de gas que crean juegos de sombras en una inquietante penumbra asi como el vestuario de época que nos deja con la clara sensación de que sacaron algo real para transformarlo en algo visualmente más artístico.

Cabe destacar que si su protagonista y a la vez antagonista de la historia es un ser sobrenatural su diseño y maquillaje deben ser lo que se espera y estar al nivel de lo que se cuenta, a diferencia de la mayoría de los vampiros de las películas actuales el Conde Orlok es una presencia genuinamente siniestra y malvada que corrompe la seriedad estética y emocional  del resto de los personajes, el tema central de esta obra es el infinito deseo de esta criatura por destruir y pudrir todo lo que se encuentra a su paso, una clara alegoría al consuelo y la felicidad de ver cómo las cosas bonitas y buenas se marchitan y quedan para su reposo final es lo que les permite vivir para siempre.

La cinta en sí es una representación estéticamente más beatífica del mito del Vampiro sin dejar de lado sus connotaciones religiosas, el uso de crucifijos y sánscritos en una cultura en la que está en la línea entre la ficción y una realidad más perversa que busca reivindicar cualquier mito moderno sobre los vampiros y su cultura para encontrar un equilibrio entre lo horripilante y el arte de transformar un elemento básico romántico en una tragedia psicosexual sobre una mujer joven y un ser que desafía toda lógica, sin embargo,  no todo es tan perfecto como queremos y su mayor fallo está en su ritmo narrativo,  a ratos se siente pesada y aburrida, parece que no pasa nada y pasa todo, un recurso que se sobreexplota para que seamos la audiencia la que tengamos que deducir lo que pasó y lo que vendrá.

El atractivo de este Nosferatu es la yuxtaposición que toma entre lo radiante y brillante con lo contrastante de lo rancio y decadente, crea composiciones visuales muy interesantes a partir de sombras negras y escenarios muy poco iluminados, Eggers desde un inicio quería que la cinta fuera rodada en su totalidad en blanco y negro que junto con el director de fotografía Jarin Braschke rendirían un homenaje a la cinta de 1922  creando un mundo hermoso así como peligroso que reflejara la sociedad de ese tiempo, posiblemente esta versión esté disponible para formatos caseros.

El elenco lo conforman Bill Skarsgård, Nicholas Hoult, Lily-Rose Depp, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin y Willem Dafoe, en el caso de su protagonista Skarsgård ha podido crear una voz profunda, egocéntrica y profundamente deprimida que hace las veces de narrador que parece venir de la nada y de todas partes, una actuación una actuación que cae en la genial obscenidad repugnante y extrañamente hipnótica que no han tenido sus anteriores actores.

La música compuesta por Robin Carolan se aleja por completo de lo antes compuesto para sus anteriores adaptaciones, piezas con sonidos estruendosos que reflejan lo góticamente desesperante de algunas escenas así como la delicadeza del romance entre una bella mujer y un monstruo, un muy digno trabajo que está a la altura de ser algo muy representativo en la cultura vampírica.

En resumen, Nosferatu no solo es una exquisita reinvención cinematográfica, es el claro ejemplo de que un clásico puede transformarse y tener su propia personalidad sin evitar con esto las comparaciones, un trabajo casi impecable que enaltece y enriquece el mito del Vampiro y lo lleva a un nuevo estandarte en el género del horror, una muestra de que el cine comercial y de ficción puede volverse un arte clásico contemporáneo en un  mundo moderno en el que las ideas originales son ya casi inexistentes.

Nosferatu ya está de estreno en salas cinematográficas de nuestro país.


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