La animación en el género cinematográfico ha estado muy devaluado en estos últimos años, el estudio clásico en este rubro ha tenido serios problemas en presentar cosas de interés y que sean originales que gusten a propios y extraños.
A lo largo de varias décadas estudios como Sony Pictures, Universal, Warner Bros Animation y algunos más que son independientes han estado vigentes gracias a contar con buenas adaptaciones de historias poco comunes que han innovado en el campo de la animación.
Con la llegada del CGI y la creación de Pixar las cosas cambiaron radicalmente, aquellos trabajos artesanales de animación cuadro por cuadro quedaron como meros referentes de una época de oro en la que durante meses daban vida a esos personajes y los presentaban en pantalla grande de un modo magistral.
Con la llegada de las plataformas los altos presupuestos para este género fueron siendo cada vez más moderados lo que se vio reflejado en sus productos finales, Japón por su parte ha seguido con su misma temática y línea de animación hasta el día de hoy, dando con ello un buen ejemplo de que los recursos tecnológicos modernos pueden estar al servicio del entretenimiento si éstos respetan sus propias reglas.
En este 2024 The Wild Robot viene nuevamente a replantear lo antes dicho, basada en la ahora serie de novelas escritas por Peter Brown y que el director y guionista Chris Sanders lleva a la pantalla grande para conocer algo completamente diferente a lo que hemos visto antes.
¿De qué trata la película Wild Robot?
La unidad ROZZUM 7134 o Roz (Lupita Nyong’o) es un robot que ha naufragado en una isla desierta y deberá aprender a adaptarse rápidamente al duro entorno forjando poco a poco relaciones de amistad y protección con la fauna local y convirtiéndose repentinamente en madre adoptiva de una cría de ganso huérfana mientras que la compañía Universal Dynamics está buscándola, Roz se dará cuenta que vivir alejado de todo y de todos le hará entender y valorar todo lo que le rodea y le hará cuestionarse su propia existencia.
Después de un periodo en el que parecía que no había cosas nuevas que contar llega esta película que replantea muchas cosas en el género de la animación, su historia podría parecernos simple e infantil, a medida que se va desarrollando su trama conocemos y entendemos que esto es más complicado y profundo de lo que a simple vista podría parecer.
Una película más de animación en donde hacen uso de un CGI moderado con un robot de apariencia amigable que se hace amigo de los animales de una isla deshabitada por humanos y tiene que sobrellevar su infortunio no es algo que suene precisamente muy original, ahora bien, si este tema cliché se le da el giro y el sentido adecuado las cosas cambian y es cuando hay una extraña simetría entre una buena historia y una buena animación.
Un robot, un ganso y un zorro, una idea nada atractiva al menos para los adultos que buscamos algo más en las películas animadas y es todo lo contrario, lo que podría parecer un cliché estúpido es la premisa de una de las mejores películas de animación estrenadas en lo que va de este 2024, algo que bien podría definirse como una obra de arte audiovisual, una trama que pasa de la acción a ser conmovedora sobre la adaptación, la aceptación y la creación de una familia muy poco común que no trata de seguir educando al público en temas actuales sino que solo presenta de manera gráfica algunos de los buenos valores que podemos tener los seres humanos.
El buen trabajo que han hecho se percibe desde un principio en el que nos presentan a ROZZUM 7134 (Lupita Nyong’o), conocida más tarde simplemente como Roz, es un robot que ha naufragado y se ha quedado varado en una isla remota, un artefacto humanoide construido con el propósito de ser completamente subordinado a su programación y programador que se convierte en un extranjero en un lugar extraño, los habitantes que hay en el entorno son animales que tienen miedo y sorpresa de lo que acaban de descubrir, mientras Roz va conociendo y aprendiendo de cada uno de ellos y en su desesperación por completar una tarea programada en sus funciones su propósito llega inesperadamente en la forma de un adorable ganso llamado Brightbill (Kit Connor) asumiendo así una tarea más a su programación la del cuidado y protección maternal de esta adorable criatura.
Si bien su narrativa es lenta y avanza despacio podemos recrearnos en toda esa ambientación que ha sido cuidada hasta en los más mínimos detalles, la combinación de lo tradicional con lo digital ha sido toda una sorpresa, bien dicen que este trabajo puede emular sin ningún problema ni duda a lo hecho por Hayao Miyazaki, paisajes, forestales y entornos como los que hemos visto en Sen to Chihiro no Kamikakushi (2001), Howl no Ugoku Shiro (2004) y muy recientemente con Kimitachi wa Dō Ikiru ka (2023) son lo que recrean las aventuras de este robot.
La verdadera belleza que tiene The Wild Robot como película es la exacta combinación de todos sus elementos exigiéndose a sí misma un nivel diferente de calidad, sus imágenes de estilo casi pictórico son cautivadores o sus tomas panorámicas muestran un paisaje con más textura y fondo en proporción a lo que estamos viendo y que contrasta perfectamente con realmente Roz y su apariencia metálica marquen la diferencia entre lo natural y lo tecnológico.
La aventura que emprende Roz en esta isla la lleva a conocer a algunos de los animales de este lugar, un zorro llamado Fink (Pedro Pascal), una zarigüeya llamada Pinktail (Catherine O’Hara), un oso pardo llamado Thorn (Mark Hamill) y un castor llamado Paddler (Matt Berry), aprende rápidamente que la naturaleza es un lugar lleno de belleza y a la vez aterrador y un lugar completamente diferente en donde no hay humanos y no tiene una tarea específica que cumplir, como adaptación de la novela de Peter Brown es arriesgada y valiente al tocar muy abiertamente pero con sutileza y respeto el tema de la muerte algo que solía ser un tema que la ficción infantil ha manejado de diferentes maneras a lo largo de los años, pero que ahora parece prohibido en la animación.
Roz se enfrenta la muerte cuando cae accidentalmente sobre un nido matando a una madre ganso y a casi todos sus huevos excepto uno, es aquí donde las cosas empiezan a cambiar en el programa de Roz, cuando el huevo se rompe nace un polluelo al que Roz llama Brightbill (Kit Connor) quien ve a este ser sin temor y como su madre, si las cosas fueran diferentes y el mensaje de la cinta fuera otro muy diferente entonces Brightbill como ave recién nacida no sobreviviría y la historia sería otra.
Al parecer los estudios están poniendo nuevamente de moda a los robots, nada ha sido tan entrañable como Iron Giant (1999) del director Brad Bird hasta ahora, nos queda claro que estamos ante una película conmovedora, con un mensaje concreto y claro llena de humor inesperado, con bromas y juegos de frases sobre lo fácil que es para los animales morir en la naturaleza, esta película nos define perfectamente bien cuándo un proyecto cinematográfico de gran presupuesto está hecho con fines de lucro y cuándo está hecho por pasión artística como en este caso, esto ya marca un antes y un después en la animación contemporánea y la modernidad de nuestros tiempos.
Es muy plausible ver que todos los involucrados pusieron su corazón en él, se puede ver y sentir y es lo que realmente le importa transmitir al espectador, una experiencia completamente diferente que nos involucra desde el primer momento y nos haga partícipes directos de lo que está sucediendo, que juegue con nuestras emociones y nos cautive de una manera muy honesta y sincera dejando de lado las estupideces de mensajes entre líneas o mal llevados o bien que sea solo un entretenimiento caro y vacío especialmente en una era en la que lo infantil se siente más como un recurso cínico para obtener dinero en taquilla y no por contar como se debe una buena historia, está tan bien hecha en todos los sentidos que eso es lo que nos permite conectarnos con lo que está sucediendo.
Su mensaje es muy claro desde el inicio, es una película sobre seres mecánicos, tecnología y criaturas salvajes pero también es una película sobre padres e hijos y los cambios que se pueden dar si estamos conscientes de que podemos ser algo más, Roz aprende la gran dificultad y responsabilidad de ser madre y descubre que a veces la mejor manera de cuidar a y de criar es descartar la “programación” que creíamos que nos enseñaría a hacerlo y esta es una gran crítica directa a la sociedad actual en la que estos avances nos perjudican más de lo que nos ayudan, un mensaje que transmite sinceramente que todo lo que se haga está bien mientras se tenga corazón y convicción, de la adaptación al medio y a los constantes cambios y la superación de los obstáculos que se nos presenten.
El mensaje más claro y en donde radica todo su encanto es en ver la simplicidad de la vida y toda su belleza, de que como seres humanos nos hemos llenado de cosas innecesarias de que podemos tener una buena calidad de vida con muy poco menos, de la complejidad que tenemos como humanos para complicar demasiado las cosas, un mensaje que no pretende educar sino mostrar abiertamente lo que está sucediendo y lo que puede suceder, al fin nos alejamos de discursitos pendejos de feminismos y consecuencias y de caminos del héroe mal llevados que solo complican y entorpecen las tramas y las historias que al parecer están hechas alrededor de esto.
Quizá el único fallo que tiene es que juega demasiado con los sentimientos y emociones del espectador, el exceso de esto puede o no ser bueno dependiendo de la perspectiva de cada uno, el director y escritor de la misma Chris Sanders sabe perfectamente bien lo que tiene entre manos y lo lleva al punto más alto e insuperable del género que ocupa, siendo esta una adaptación de una novela infantil esperemos que si hay otras entregas sean de igual o mayor calidad visual que esta.
El impresionante diseño se combina perfectamente bien con el talento artístico necesario para garantizar que esta cinta destaque en sí misma y que tenga su propia personalidad ya como un clásico en su género, Lupita Nyong’o, Pedro Pascal, Kit Connor, Bill Nighy, Stephanie Hsu, Catherine O’Hara, Matt Berry, Ving Rhames y Mark Hamill, cada uno de estos grandes actores logra cumplir con su cometido, Nyong’o es cautivadora en su interpretación, Pascal es deliciosamente cínico e ingenioso, Connor agrega emoción y aventura al personaje, Hamill demuestra una vez más que puede ser tan versátil como quiera haciendo lo que quiere y lo que más le gusta.
La banda sonora fue compuesta por Kris Bowers es sin duda un personaje más que tiene las piezas justas y necesarias para enmarcar cada escena, cada toma haciendo que lo que audiovisualmente vemos sea toda una experiencia que pueda transmitirnos sentimientos, un trabajo que compite sin mayor esfuerzo con otros que pretenden estar sin estar y sin transmitir absolutamente nada.
Resumen Robot Salvaje
En resumen, podemos hacernos en este punto una pregunta ¿esta es la historia más original jamás llevada al cine? la respuesta puede ser que no necesariamente, estamos ante un trabajo muy honesto y sincero en sí mismo, que nos da el mensaje de que debemos tener un propósito en la vida para poder apreciarla tal como es, con sus cosas buenas y maravillosas así como las malas y como superaremos eso, esto es sin duda de las grandes y más gratas sorpresas que nos ha dado DreamWorks en muchísimo tiempo, algo que desde ya es un icono clásico en la animación que enriquece y perfecciona al género, esperemos que los estudios ya hayan entendido cuáles han sido sus errores y podamos seguir viendo más cintas como esta.
¿Dónde ver Robot Salvaje?
Wild Robot ya está disponible en salas cinematográficas de nuestro país. Cinemex o Cinepolis
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