El género de ciencia ficción que involucran el tema post- apocalíptico sigue dando mucho de qué hablar, aquí en aztechin hemos reseñado algunos de estos trabajos en películas, libros y series de televisión, The Midnight Sky, Reminiscense, To the lake, Into the night, The Windup Girl entre otras, lo que tienen en común es la visión muy particular de directores y escritores sobre cómo la humanidad enfrenta el caos y sus consecuencias.
Apple TV como plataforma de streaming ha tenido muy buen material en un amplio catálogo, su estreno más reciente en este rubro es la película Finch, podríamos pensar que no es una cinta que aporte mucho a un género del que ya hemos visto casi todo y que muy poco nos sorprende, en este caso las cosas son muy diferentes a lo que puedan parecer.
¿De qué va la película?
En una Tierra post-apocalíptica, Finch Weinberg (Tom Hanks) es un inventor con la misión de encontrar un hogar para él y su familia, acompañado de su perro y de un robot Jeff (Caleb Landry Jones) que él mismo creó, se embarca en una bonita y emocionante aventura donde humano y máquina aprenderán sobre la vida, el amor, la amistad y lo que significa ser humano.
Lo novedoso de este trabajo es que aparte de ver un páramo postapocalíptico y sus consecuencias es el hecho de cómo un hombre enfrenta su soledad, la añoranza de viejos tiempos juegan un papel muy importante que básicamente todos sentimos sin la necesidad de una tragedia monumental, los recuerdos de vivencias pasadas alimentan mucho la esperanza del ser humano por un tiempo que ya no puede volver pero, que en algunos casos nos da la fuerza necesaria para cambiar la percepción que tenemos de las cosas y seguir adelante.
Lo anterior puede sonar a un cliché más que gastado en todo tipo de géneros, sucede que cuando pones a un actor que pueda interpretar a un personaje que pueda transmitirnos su emoción entonces estamos ante algo completamente diferente a lo que este género suele abordar, estamos ante una película que no da muchas explicaciones sobre lo que pasó con la humanidad, lo que se explora es la humanidad de su protagonista ante un mundo que ha colapsado.
La similitudes que tiene con el libro I Am Legend del escritor Richard Matherson publicado en 1954 son sutiles y evidentes, la historia nos presenta a un inventor y que durante más de una década ha permanecido encerrado en un bunker donde alguna vez fue su trabajo, no fue por un golpe de suerte que se haya salvado del desastre mundial, lo que sabemos es que una explosión en el sol causó una llamarada solar que destruyó la capa de ozono y con esto vino una radiación devastadora que provocó la extinción de la mayor parte de la vida humana, animal y vegetal en nuestro planeta, incluso unos pocos segundos de estar bajo la luz del sol quema la piel expuesta.
A raíz de esto, la atmósfera terrestre colapsó definitivamente creando agujeros en la capa de ozono lo que permite que los rayos ultravioleta y los índices de radiación durante el día sean extremadamente altos lo que resulta en que la vida al aire libre sea posible, eso aunado a la contaminación de aire que es irrespirable, la devastadora destrucción del medioambiente, se manifiesta con tormentas de arena y tornados que han destruido las grandes ciudades, en un escenario como este la frágil humanidad está condenada a una inminente extinción.
La película nos deja claro desde un principio que su temática no está enfocada ni basada en este colapso distópico o en dar más importancia a la inevitable presentación de una sociedad en ruinas, aquí lo que importa es esa travesía de este científico quien está muy enfermo debido a la radiación y aunque su vida antes del colapso fue marcada por la soledad y no tener relación con otros sabemos que en medio de todo este caos pudo establecer una relación especial con un perro de nombre Goodyear (Seamus), al tener en claro que le queda poco tiempo de vida decide crear a un robot que podrá cuidar de su único amigo y hacerle compañía una vez que muera.
Su idea original y premisa son simples, lo anterior es la clave que mueve esta historia, la construcción del robot y la forma en que este aprende sobre el mundo que le rodea están directamente conectados con los problemas que tiene día a día Finch como persona, es decir, este hombre tiene problemas para confiar en los demás, pero también tiene una historia familiar personal que lo ha marcado quedando en soledad, su inteligencia e ingenio es lo que le permite poder construir un robot, lo más interesante de aprender uno del otro es que el protagonista se dará cuenta de que esta inteligencia artificial a la larga termina siendo como su propio hijo, una alegoría que aquí está estupendamente bien manejada.
Una sub trama interesante que acompaña a esta historia es lo que refiere a este sórdido entorno, al principio establece los problemas para conseguir comida que cada vez escasea más, su sistema de advertencia computarizado (Emily Jones) le avisa que se aproxima una tormenta que lo dejará encerrado 45 días sin la posibilidad de salir a buscar sustento y la única posible salvación que tienen es cruzar lo que queda de Estados Unidos y llegar hasta la ciudad de San Francisco con la esperanza de que ese lugar tenga un entorno menos destructivo y puedan encontrar como sobrevivir de una manera más sencilla.
Lo que nos plantea el director Miguel Sapochnik (Repo Men, Game of Thrones) es que en el viaje que emprende Finch tiene sus inconvenientes como era de esperarse pero la base de toda esta historia es tan básica que queda claro que su interés está plenamente centrado en el factor humano y como tal este entrañable robot que se gana un nombre y la confianza de este solitario hombre y termina demostrando que si bien es una máquina puede entender el sentimiento humano, referencia que tiene al cuento infantil de Pinocchio creado por Carlo Collodi en 1883.
Finch ha programado el robot con las famosas directivas de Isaac Asimov pero reemplaza una por otra y ahora su primera prioridad es cuidar al perro de cualquier cosa que pueda poner en peligro su vida, también puede desarrollar la capacidad de comprender modismos y metáforas, su habla se vuelve más clara y expresiva, también muestra su mayor sentido de personalidad al tener un nombre, este robot es algo muy similar a algo que ya habíamos visto en el andoride K-2SO en Star Wars: Rogue One pero con una perspectiva más humana.
Esta es una producción a cargo de Daniel laberinto, Kevin Misher, Ivor Powell, Craig Luck, Jack Rapke, Miguel Sapochnik y Robert Zemeckis cuenta con un presupuesto mediano acorde a la historia que se está narrando, los escritores Ivor Powell y Craig luck dieron al guión una forma más minimalista con una narrativa más simple que no cause conflictos al momento de entender los hechos y cómo es que estos se van desarrollando, es una mezcla de fantasía con ciencia ficción que se describe así misma como un conmovedor cuento post-apocalíptico.
En el elenco de actores que participan tenemos a Tom Hanks, Caleb Landry Jones, el perro Seamus, Marie Wagenman, Lora Cunningham, Oscar Ávila y Emily Jones quienes hacen un muy buen trabajo pero que en partes esta historia les queda demasiado corta, cabe destacar que la actuación de Seamus como Goodyear es de lo mejor que tiene la película así como las voces de Jeff y el sistema de alerta.
Losa efectos especiales para crear todo este mundo son impresionantes tanto para crear los entornos que a pesar de ser casi en su totalidad en CGI se cuida hasta el más mínimo detalle lo que la hace ser inmersiva en el mundo que estamos viendo, lo mismo las capturas de movimiento que tiene el robot para hacerlo cada vez más humano y que vaya tomando más protagonismo porque sabemos que en algún momento él tendrá que enfrentarse a muchos problemas para proteger y hacer que sobreviva esta mascota, lo que como espectadores nos deja la pregunta ¿y qué pasará con Jeff el día en que Goodyear muera? Lo que podemos responder a esto es la suposición de que quedará tan solo como Finch en su momento y tendrá que adaptarse a una vida que quizá sea eterna en una absoluta e inevitable soledad.
El fallo que tiene no es otro que ese mensaje social de ser inclusivos en este caso con un robot, nos da ese discurso sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y nuestro planeta para futuras generaciones, que esto, no es labor del cine, esto está en la conciencia de todos y cada uno de nosotros y que pena que sea una película como esta la que nos tenga que seguir educando, por último tenemos ese otro discurso que va especialmente para quienes tienen mascotas y que las han humanizado tanto que no han contemplado que alguna vez morirán, que si bien es muy bueno cuidarlas es también muy bueno hacerce a la idea de que nada es para siempre y la vida aún menos, otro fallo que tiene es que si bien su historia es simple, bien podía haberse desarrollado a manera de miniserie en donde se explorara el antes, el durante y el después de estos acontecimientos y en ese formato habría funcionado mucho mejor.
La música compuesta por Gustavo Santaolalla va de lo nostálgico a lo esperanzador con piezas muy emotivas que describen la soledad del protagonista y la esperanza del robot y otras muy orquestales que reflejan auditivamente como es este mundo post-apocalíptico y la decadencia que posee, un muy buen trabajo que si se escucha por separado causa el mismo efecto.
En conclusión, Finch es una película post-apocalíptica visualmente magnífica, con una trama muy bien interpretada, con un buen desarrollo de personajes, un trabajo que se entiende bien de principio a fin pero que nos deja con un pensamiento nostálgico de qué haríamos en una situación así, un trabajo entretenido que se da a la tarea de tocar fibras sensibles que hay en cada uno de nosotros pero sobre todo de nuestra soledad.
Finch ya se encuentra disponible en la plataforma de Apple TV+.
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