La historia de la cinematografía es algo que gusta a quienes ven este medio de entretenimiento como algo más allá que eso, el desarrollo y lo que hay detrás de este largo proceso puede resultar fascinante, desde concebir una idea hasta tener el producto completo y estrenado ya sea en pantalla grande, formatos caseros y ahora en plataformas de streaming.
Lo cierto es qué, este tipo de producciones retratan esta evolución desde un punto de vista diferente y se cuenta lo que se sabe en su propio contexto, la mayoría de las veces estas adaptaciones no enriquecen a la industria y solo aportan muy poco sobre los aspectos técnicos pero ¿qué pasa cuando tenemos este elemento y lo mezclamos con una historia que pretende ser decadente y romántica?
Babylon es una película de comedia dramática del período épico estadounidense dirigida por Damien Chazelle que relata el auge del cine durante la transición de Hollywood del cine mudo al sonoro a fines de la década de 1920 lo que resulta en un proyecto interesante de ver.
¿De qué va la película?
Ambientada en Los Ángeles durante los años 20, cuenta una historia de ambición y excesos desmesurados que recorre la ascensión y caída de múltiples personajes durante una época desenfrenada, depravada y sumamente decadente en los albores de una industria que cambiaría el entretenimiento mundial para siempre, un Hollywood que perdura hasta nuestros días.
Este trabajo se estrenó en los Estados Unidos antes de navidad del 2022 y que apenas acaba de ser estrenada en las salas cinematográficas de nuestro país, un mes muy extraño para presentar este tipo de proyectos que si bien no son un blockbuster si tiene elementos interesantes para ser tomados en cuenta.
El hecho de que sea ambientada en la década de los años 20 ya la hace interesante en sí misma, una época en la que nada estaba establecido y que buscaba tener un desarrollo en el medio del entretenimiento en lo que a sus aspectos técnicos y actorales se refiere, el establecer las reglas y sus cambios, de cómo serían los proyectos a futuro y cómo capitalizarían todo esto, sabemos que uno de los grandes pilares en esta industria fue Charles Chaplin cofundó la compañía de distribución United Artists en 1919 lo que le dio un control total sobre sus películas, su primer largometraje fue The Kid (1921), seguido de A Woman of Paris (1923), The Gold Rush (1925) y The Circus (1928).
Lo que muy pocos sabían en ese momento es que el cine mudo y en blanco y negro como tal, estaba viendo ya su ocaso para dar paso a una evolución que perduraría hasta nuestros días, el cine audiovisual a color era el siguiente paso a dar estableciendo ya grandes estudios después de Universal Studios (1912) y Paramount Pictures (1912) estaban ya establecidos, Warner Bros (1923), The Walt Disney Studios (1923), Columbia Pictures (1924), Metro-Goldwyn-Mayer Studios (1924) les siguieron y se arriesgaron a invertir miles de dólares en proyectos a gran escala y que fuera presentado a diversos públicos al rededor del mundo.
Esta industria aún no establecía la manera en la que deberían ser las cosas y la censura se hizo presente porque se consideraba que Hollywood era un Sodoma y Gomorra, un bacanal decadente en entretenimiento masivo, la reputación que la precedía pasó a ser un secreto a voces, un mito urbano, un chisme de eso pasa pero no me consta, el escándalo entre sus miembros era un caso aparte.
Babylon no aboga a una época y a una nostalgia que todo mundo anhela, muestra de una manera más artística lo que al criterio de su escritor y director, es una película muy autoindulgente en sí misma, se trata de Hollywood hablando de Hollywood, sobre lo que aquí sucede es un grupo de personas con mucho dinero inventando una industria y sobre lo oscuro que pueda tener nadie tiene pruebas pero tampoco dudas.
Esa “mala” reputación se fue desvaneciendo de poco a poco a lo largo de los años y fueron los fabulosos publicistas de cada estudio y la prensa sensacionalista y amarillista los que dieron forma a nuestra nostalgia, fueron ellos los que convirtieron toda esa infamia en algo respetable y la decadencia en una edad de oro con sus más grandes exponentes, empezaron a darle peso a los actores y actrices, a todo el desarrollo técnico, a las historias, a los guionistas, a los directores y creadores, como ejemplo tenemos Gone with the Wind (1939) del director Victor Fleming que logró recrear la visión de una sociedad antes de la guerra y en la que los esclavos negros eran como una gran familia que no tenía el más mínimo de los derechos.
Babylon como trabajo cinematográfico es un espectáculo sensual y ridículo y dada la calidad de la cantidad de las películas dentro de las películas que vemos realizadas por los protagonistas de Babylon tienen un trasfondo que pretende ser una farsa, a su manera, todos y cada uno de los personajes lucha por ocupar un lugar privilegiado en Hollywood, dispuestos a sacrificar lo que sea por obtener una fama que se creía eterna para unos cuantos y no para todos, entre ellos tenemos a los protagonistas de esta historia, Jack Conrad (Brad Pitt), uno de los grandes amantes del cine mudo con grandes aspiraciones, Nellie LaRoy (Margot Robbie) una completa desconocida que nunca ha actuado pero insiste en que es una estrella destinada a ser una celebridad y a Manny Torres (Diego Calva) un inmigrante inteligente que “casualmente” está en el lugar correcto en el momento más oportuno.
Como suele suceder, nada es lo que parece y su trailer nos vendió algo que no es y el resultado de lo que vemos es completamente diferente y sorprendente Manny Torres es es el verdadero protagonista de todo lo que aquí sucede, desde que en ese conveniente se está entregando un elefante, la manera en la que resuelve todo este dilema es lo que lo pone en la mira de todos como alguien con una iniciativa diferente y una nueva visión para llevar las cosas a lugares que nadie nunca había imaginado en un medio que fabrica mundos inexistentes.
Los primeros 40 minutos se sienten como una película aparte, esto no está dividido en 3 actos más bien pareciera que los enfoques del director son diferentes para lo que quiere contar, vemos a Nellie ejecutando sus mejores pasos de baile que le otorgan el tan ansiado papel como actriz, los rápidos pensamientos de Manny para lucubrar el cómo sacar provecho de todo lo que ve y de quien se deje, es en este punto en donde Babylon plantea el tipo de película que vamos a ver sin saber a dónde vamos a parar, un carnaval de excesos en medio de una industria con una nueva innovación en el cine que amenaza lo establecido para replantear sus propias reglas basadas en un éxito presupuestario en donde todos los que inviertan ganen más de quienes interpretan.
Sin embargo, la película termina recurriendo a algo que ahora conocemos como chiché que está puesto con toda intención de que como espectadores podamos entender de dónde viene ese término y por qué en sus tres protagonistas, Calva, Pitt y Robbie, que esta última está dispuesta a todo incluso a costa de su propia dignidad porque lo que también se retrata aquí es que no hay nada más importante que la fama por encima de todo incluso de sí mismo, cada representación de esta ambición no nos resulta desconocida el escándalo ya estaba vigente para estar en boca de todos, para ser tomado en cuenta y como dicen aunque hablen mal de mi pero que hablen, un concepto que también se ha ido refinando a lo largo de los años.
La pregunta que queda por responder es ¿pasar por todo esto vale la pena? y la respuesta es difícil, Chazelle como director va replanteando cada cosa en su arco narrativo habla de la idea de que no es el destino a llegar sino que lo que vale la pena es el viaje, su trabajo aquí es una mezcla perfecta con partes asombrosas tanto escenas individuales, actuaciones y elementos tecnológicos, así como en puntos ciegos en los que parece que nada va hacia ningún lado, una historia que no se disculpa tan rotundamente con algo o con alguien en específico mucho menos en una industria que es sumamente permisiva con sus excesos fuera de los sets y las cámaras, en donde cada quien puede hacer lo que quiera a beneficio propio pasando a chingar a los demás.
El compromiso que tiene Chazelle como cineasta es llevar a su equipo de artesanos a recrear una época dorada hasta el más mínimo detalle, la cinematografía de Linus Sandgren es impresionante en sí misma y se siente como una película vieja que tuvo su éxito en su tiempo y momento pero que ahora ya nadie la recuerda más que unos pocos que son amantes del cine en cualquiera de sus expresiones y representaciones, en otros momentos se siente como un proyecto experimental que juega al ser y no ser, a no definirse ni caer como una cinta biográfica o romántica o dramática, es más bien escandalosa de una manera directa pero sutil, fuerte pero suave en momentos, decidida a decir todo pero a callar lo que le conviene, a ver en el interior de cada una de las superproducciones hechas en su momento pero sin desmeritar su éxito con actores que creen que son celebridades inmortales pero con un lado humano muy retorcido en una realidad inventada.
Su guión no se toma muchas molestias de completar una ecuación en la que el resultado sea un absoluto en cada una de sus piezas que a pesar de que existen elementos narrativos que se sienten vacíos desde el principio y que nos manipula hasta en sus escenas finales, lo que todo en conjunto de principio a fin es un ejercicio meramente honesto de algo completamente deshonesto, agresivamente amargo y despectivo, pero rápidamente cae en ser hipócrita cuando plantea la pregunta clave ¿pasar por todo esto vale la pena? en medio de un discurso moralista en la que intenta justificar la decadencia moral de sus personajes diciendose a sí misma que son seres humanos imperfectos en busca de un lugar en una monstruosa industria, que todo lo que hagan vale la pena por el hecho de estar haciéndolo y que eso tenga su mérito.
La superioridad de quien se dedica a pretender hacer arte es como decir que la comedia es subjetiva y cada quién ve lo que quiere ver pero que la verdad es tan efímera como esto, es confusa en cuanto a conceptos y en lo que nos quiere dar a entender, este es uno de sus grandes fallos, pretender que como espectadores ya tenemos un muy amplio bagaje de películas clásicas y de cómo fueron hechas, nos culpa de no saber de lo que están hablando y que tengamos que investigarlo porque de no ser así entonces lo que vemos no es para cualquiera, un proyecto que debe traicionarse a sí mismo para tener el éxito que se espera.
El desarrollo técnico en cuanto a vestuario, música, cinematografía, fotografía y edición de sonido no hay la más mínima queja, todo está donde debe de estar y se representa como debió ser en esa época, su realización artística es impecable y es lo que nos mantiene enganchados, y me atrevería a decir que cumple con su cometido muy por encima de su guión que a pesar de sus fallos es bueno y sumamente creíble.
El cast tiene a Brad Pitt, Margot Robbie, Diego Calva, Jean Smart, Jovan Adepo, Lukas Haas, Li Jun Li, Tobey Maguire, Flea y Eric Roberts están sensacionales en sus personajes que pareciera que fueron hechos a la medida de cada uno de ellos y en donde se sienten cómodos al interpretarlos, en el caso de Robbie su belleza llena la pantalla en cada uno de sus momentos porque eso es justo lo que se necesita una buena actriz interpretando a una mala actriz.
La banda sonora compuesta por Justin Hurwitz tiene todos y cada uno de los elementos necesarios para ser un personaje más que participa activamente en cada una de sus escenas ayudando con esto a darle un punto más de veracidad, un trabajo impecable que queda justamente a la altura de lo que se pretende y ocupa.
En conclusión, Babylon es un hermoso retrato de la decadencia Hollywoodense en su transición del cine mudo al sonoro y todos los problemas que eso implicó, una cinta que vale la pena de ver por el hecho de que es una película que habla de las películas en sí mismas y se burla de todo lo políticamente correcto en nuestros días haciéndolo magníficamente incorrecto.
Babylon ya está de estreno en salas cinematográficas de nuestro país.
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