La década de los 80 trajo consigo un cambio en la manera de contar las historias en el cine y la televisión veíamos programas como Magnum P.I. (1980), Knight Rider (1982), V (1983) Murder, She Wrote (1984) Moonlighting (1985) mientras que en la pantalla grande éxitos como, The Empire Strikes Back (1980), Blade Runner (1982), Ghostbusters (1984), Back to the Future (1985) y Top Gun (1986) eran del agrado de propios y extraños.
Las historias así como su narrativa era simple, había comedia, romance, acción, aventura en una estructura muy particular, todo esto ambientado por los también grandes éxitos musicales de los artistas del momento, las bandas sonoras en formato de vinyl y KCT gozaban de altas ventas, pareciera que eso iba a marcar un antes y un después en la manera de ver las cosas.
Top Gun fue una novedad y un completo éxito, el director Tony Scott lograba mezclar perfectamente varios elementos en una historia que se apoyaba casi del todo en la acción aérea, un grupo de jóvenes aviadores navales compiten por ser el mejor a bordo de un portaaviones, en estos tiempos sabemos que la nostalgia vende y muy bien, luego de 36 años regresa con una secuela, Top Gun: Maverick está modernizada y la altura de su predecesora.
¿De qué va la película?
Después de más de 30 años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete “Maverick” Mitchel (Tom Cruise) vive un momento crucial en su vida, es considerado para probar el prototipo de un nuevo avión supersónico, un accidente lo condena a entrenar un destacamento de graduados de Top Gun para una misión secreta que involucra armas nucleares, Maverick se encontrará con el teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller), el hijo de su difunto amigo “Goose” con él que tendrá que lidiar con un pasado que aún sigue presente.
Esta película es una secuela directa de los hechos ocurridos en Top Gun, tiene su misma estructura y la misma trama pero de una manera modernizada sin perder esa esencia ochentera que la convirtió en una de las películas más representativas y exitosas de su tiempo, una fórmula que aparentemente no carecía de inconvenientes sí nos dejó con ganas de saber más de estos personajes y es esto lo que aquí funciona en gran medida, ese equilibrio que tiene entre lo retro y lo nuevo, lo emocional en lo personal, lo simple lo transforma en algo más complejo.
Durante años se planeó este proyecto teniendo un sin fin de cambios en los guiones y su enfoque narrativo, en los directores y en el casting de actores que acompañarían a Cruise hasta retrasos en la producción y el retraso de 2 años en su estreno relacionado con la situación mundial actual, a pesar de todos estos cambios y el desinterés del público en regresar a las salas cinematográficas la película por fin ha sido presentada siendo este uno de los grandes éxitos del 2022, Cruise retoma el papel del rebelde e icónico piloto de combate de la Armada de los Estados Unidos, Peter Mitchell que ahora tiene la tarea de entrenar a un grupo de jóvenes pilotos igualmente engreídos y estúpidos para una misión de muy alta prioridad, esto es un ejemplo plausible de que su éxito es gracias a sus personajes y a que es una historia que da mucho para seguir contando.
La historia se ubica en la actualidad donde después de más de 30 años de servicio, Mitchell mejor conocido como “Maverick” no ha avanzado más allá del rango de capitán a pesar de tener un buen historial, distinguido tanto en combate como en otras operaciones especiales, la razón de estar estancado en su carrera se debe a su actitud rebelde y su afán por romper las reglas y tomar riesgos temerarios innecesarios que ponen en riesgo su vida y la de sus compañeros, eso sin contar los millones de dólares que eso ha costado, su antiguo rival “Iceman” Kazansky (Val Kilmer) quien ahora es un buen amigo en amigo y un almirante le propone un trabajo especial que no será muy de su agrado, entrenar a un grupo especialmente elegido de graduados de élite de Top Gun para una misión cuyo objetivo es un búnker militar subterráneo donde hay uranio que se usará en la creación de bombas que pondrá en riesgo letal a los Estados Unidos.
En el camino de su aventura se reencontrará con un viejo amor Penelope Benjamin (Jennifer Connelly) dueña de un bar y que será su nuevo interés amoroso, evidentemente un personaje que viene a suplir a la actriz Kelly McGillis que no fue considerada para regresar con su personaje, así mismo tiene que lidiar con un grupo de pilotos tan talentosos como él en su momento pero con disciplinas nuevas y mejoradas, aunque rebeldes y estúpidos son los candidatos ideales para acompañarlo en la peligrosa misión, Natasha “Phoenix” Trace (Monica Barbaro), Jake “Hangman” Seresin (Glen Powell) y Bradley “Rooster” Bradshaw (Miles Teller) el hijo de su difunto amigo.
Teniendo que encarar y enfrentar a los fantasmas de su pasado Maverick intenta demostrar que sigue siendo el mejor pese a sus problemas de conducta, es duro enfrentar el hecho de que los años han pasado y que ya no es lo que fue, de negarse a aceptar la realidad de que en algún momento tendrá que abandonar ese estilo de vida y madurar como piloto, como compañero, como mentor, como amigo y como hombre mientras cede ese lugar a quienes les corresponde ahora y de lo que su superior Beau “Cyclone” Simpson (Jon Hamm) opine de ellos, debe decidir en última instancia si correr el riesgo de lo que implica llevar a cabo esta misión vale la pena para él y para sus alumnos.
Lo anterior es una parte fundamental del eje de esta historia, de ver la evolución del personaje en un entorno completamente nuevo en donde y a la larga los pilotos de esta élite ya no serán necesarios y serán reemplazados por drones, este nuevo elemento le da ese giro que la trama necesita para hacerla dinámica, dramática e interesante, nunca deja de lado que han pasado tantos años y que todo ha cambiado, desde la manera de pilotar aviones hasta las reglas y disciplina de la fuerza naval a la que ha pertenecido y a la que le ha entregado los mejores años de su vida.
Los guionistas Peter Craig y Justin Marks toman más en serio los conceptos que ya conocemos de su antecesora como la amistad, la lealtad, el romance, la disciplina y el profesionalismo así como el egoísmo patriótico, la pérdida de valores y de seres queridos, todo esto con un enfoque más moderno que por supuesto es inclusivo y “políticamente correcto” lo que cae en su principal fallo, es evidente que se preocupan más por esto que por darle a la audiencia algo simple y espectacular, los guiños no se sienten forzados pero son demasiado evidentes y a cada momento nos dicen “hey, estás viendo la secuela” una película de acción hecha como si estuviéramos aún en los 80s, las secuencias de acción, Maverick con su motocicleta y vistiendo su típica chamarra de piel que vimos en la primera parte pretende ser impresionante y esto último solo queda reducido a que podamos aplicar que a quien estamos viendo es un chavoruco que no acepta su edad y que aún quiere comportarse como un jovencito.
Pero no todo es tan malo, de hecho, tampoco importa porque vemos otros elementos que engrandecen esta producción, su trabajo se ve y se siente auténtico en sus escenas aéreas y la sensación que generan es muy sincera y digna, algo sumamente cuidado por el editor Eddie Hamilton que toma elementos de la primera parte, los transforma y los adapta de una manera creíble y nos hace estar dentro de la acción en todo momento, así mismo su director Joseph Kosinski juega y se divierte filmando escenas en un avión F/A-18 real de la Marina de los Estados Unidos.
El uso del CGI, los efectos prácticos y la fotografía aérea son impresionantes, algo que se viene construyendo durante dos horas, su clímax pierde fuerza transformándose en un cliché más de estos tiempos que de la década a la que hace referencia, un drama conformista cargado de un falso sentimentalismo que no logra tener el impacto que tuvo la reunión entre Cruise y Kilmer que fue darle al público lo que quería ver, sin embargo y finalmente de la manera más directa y en un nivel puramente técnico, Top Gun: Maverick ofrece un espectáculo audiovisual que no decepciona y entretiene pero que para este tiempo se siente sumamente innecesaria.
Con todo y pese a esto, probablemente este es el mejor ejercicio de que llevar a la pantalla una secuela tantos años después y re adaptarla a tiempos más modernos puede funcionar en las manos correctas, los que son fans de la película original de 1986 tendrán lo que esperan ver, es como ver Star Wars episodio VII pero bien hecha, los actores del cast original están bien ubicados en sus personajes interactuando con una nueva generación, esta cinta exige tener un conocimiento más que básico de los hechos, una preparación física y actoral que esté a la altura de lo que se requiere y qué eso se logra de muy buena manera.
El elenco está conformado por Tom Cruise, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Miles Teller, Glen Powell, Lewis Pullman, Ed Harris y Val Kilmer cumplen con creces lo que se esperaba de cada uno de ellos y de sus entrañables personajes que aquí tienen un desarrollo que puede ser que soporten una secuela más porque cuentan con la experiencia necesaria que les ha dado el paso de los años.
La música como en su primera parte es un personaje más, Hans Zimmer y Lorne Balfe componen piezas que suenan tan icónicas como si esto fuera también una secuela musical, no podía faltar el tema cantado por Kenny Loggins que nos prepara para toda esa emoción auditiva que tendremos.
En conclusión, la película funciona muy bien en su mezcla de nostalgia y modernidad en un marco de drama, comedia y acción típica de una década que ha sido muy criticada pero que a su vez es añorada por todos aquellos que la vivieron, un trabajo que bien pudo ser bueno hace unos años pero que en nuestros tiempos es impecable.
Top Gun: Maverick ya está disponible en los cines de todo el país.
