Netflix sigue dando de que hablar con sus producciones, algunas buenas otras no tan buenas. El diablo a todas horas es su nueva apuesta para despedir el verano.
El largometraje dirigido y escrito por Antonio Campos (Christine) basado en la novela del autor Donald Roy Pollock es un thriller mezclado con drama que nos hace creer una cosa cuando la verdad es completamente distinta.
El tráiler del film no revela nada sino lo más necesario para enganchar al espectador con una historia que tiene potencial donde podemos ver a un joven pueblerino enfrentar la presencia peligrosa de un nuevo y misterioso pastor mientras trata de lidiar con los fantasmas de su pasado.
¿De qué va la película?
Willard Russell (Bill Skarsgård) es un hombre desesperado por salvar a su esposa Charlotte (Haley Bennett) y convierte sus oraciones en un sacrificio personal pero sus acciones llevan a su hijo Arvin (Tom Holland) a pasar de ser un niño que sufre abusos a convertirse en un hombre que sabe cuándo y cómo ha de entrar en acción. Los acontecimientos se dan lugar en Knockemstiff Ohio y desatan una tormenta de fe, violencia y redención que se desarrolla a lo largo de dos décadas vista a través de los ojos de sus protagonistas quienes deberán enfrentar sus miedos más profundos y deducir si su fe es tan grande y sólida para perderse o redimirse.
La película está muy influenciada por la novela pero con una narrativa distinta que trata en todo momento de contar lo más importante minuto a minuto pasando de largo por detalles que no se explican de manera concreta y que se justifican con las acciones de los personajes, un cliché muy conocido y cómodo que tienen algunos escritores y directores para centrarse más en lo que creen que va a causar impacto, la historia es muy visual, nos lleva por un largo recorrido por esos pequeños pueblos sureños de Estados Unidos, distintas generaciones y personajes que se irán sumando y entrelazando sus situaciones.
Este estilo narrativo no está mal para otras producciones que así lo requieran y ocupen pero,en este caso está muy mal aprovechado porque la historia da la sensación de estar desbalanceada, como espectadores no logramos comprender del todo hacia dónde va el relato sino que es hasta el final donde podemos entender todo.
Por otro lado la ambientación es correcta, se siente sumamente auténtica en todo momento pero el director tampoco termina de explotarlo de la manera correcta, esto hace que algunas de las escenas más importantes pierdan fuerza pero sobre todo credibilidad sobre lo que nos plantean y lo que vemos y falla estrepitosamente al no lograr nunca transmitirnos esa sensación siniestra que intenta narrar salvo por algunas muy contadas escenas.
Antonio Campos como director comete un grave error y es el de subestimar al público con cada acción de sus mal construidos y desarrollados personajes porque los puntos más importantes están explicados por una voz en off omnipresente y molesta.
Su casting muy bien seleccionado pero muy mal dirigido, tal vez porque los productores quisieron ser muy pretenciosos llevando nombres que brillan más en pantalla que sus actuaciones. Hay que reconocer que cada uno hace lo que puede con lo que tiene y aún así logran escenas brillantes no por su director sino por sus tablas actorales pero en general nadie destacada demasiado, quizás solo Harry Melling con unos increíbles y perturbadores minutos como Roy Laferty.
Tom Holland por su parte intenta con todas sus fuerzas lograr que su personaje nos convenza de que es un chico rudo criado en la marginalidad del sur estadounidense pero todo el tiempo se siente forzado y uno esperaría que se quitara el traje de Spider-Man y nos regalara una de sus mejores actuaciones que lo consagren más como un actor versátil (como le pasó a Daniel Radcliffe y su Harry Potter) que puede encarnar a cualquier personaje sin problemas y hacerlo convincente, el caso de Robert Pattinson es aparte de todo, bien sabemos que no es un actor de método pero que puede hacer interpretaciones magistrales como en The Lighthouse y aquí nos muestra una interpretación sobreactuada y sin ninguna emoción.
Como espectador uno puede esperar algo más y desilusionarse después, esto sucede cuando se tienen altas expectativas, sin embargo, aquí no encontramos algo ni siquiera promedio sino más bien las decisiones de guión y dirección dan algo muy regular en una trama que daba para mucho.
Es destacable y rescatable que hacia el final la película logra algunos clímax para mantener entretenido al espectador que al final es la función principal de este trabajo, con esto, considero que solo queda en un intento al que le pesa demasiado la novela original con un gran potencial que en manos de otro director más consciente de este tipo de tramas y género hubiese logrado una adaptación más digna e interesante.
En conclusión, la película cumple el cometido de hacernos pasar un rato no sé si agradable o ameno pero nada más, tiene momentos interesantes muy dignos de ver pero que al final nos deja con la sensación de querer ver más de algo bueno.
La película se estrenó el pasado 11 de Septiembre y ya está disponible en Netflix.
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