Por Noé Martínez
@noekunda
Lucy vive en Taiwan. Contra su voluntad y por culpa de su novio, se ve envuelta en un red de narcotráfico que quiere enviar a Europa un cargamento de droga sintética llamada CPH4, la cual eleva el coeficiente intelectual a niveles asombrosos.
Lucy, junto con otro grupo de hombres, es usada como “mula”, le implantan dos paquetes de la droga en el vientre y uno de ellos revienta por la golpiza que recibe por parte de uno de sus captores.
Aquí empieza lo bueno: el organismo de Lucy soporta la dosis de droga y adquiere inteligencia sobrehumana que le da habilidades para escapar de los narcotraficantes, recuperar el resto de los paquetes con droga y decidir qué debe hacer con ellos. Para lo cual se asesora con un científico experto en evolución y procesos cerebrales, interpretado por Morgan Freeman.
Dirigida y escrita por Luc Besson, (dos de mis películas favoritas son de él: “El quinto elemento” y “León: The Professional”), “Lucy” es una película que disfruté de principio a fin, Scarlett Johansson se luce como heroína de acción en la que probablemente sea una de sus mejores actuaciones. La trama está balanceada entre la acción y la reflexión de cómo aprovechamos nuestro tiempo de vida y nuestra capacidad de aprender.
En ese aspecto, de las cosas que más me gustaron fueron:
- Las imágenes de la ponencia del científico al inicio de la película, me hicieron reflexionar sobre lo grandioso que es el planeta donde vivimos.
- Cuando cuestionan qué ha hecho la humanidad con el tiempo que lleva viviendo en la Tierra. Hizo que me preguntara qué he hecho con el tiempo que llevo de vida y qué quiero hacer con el que tengo por gastar.
- Lo importante que es aprender por el gusto de hacerlo y aprovechar la inteligencia que poseamos. Me identifiqué porque en esta etapa de vida pienso que la mejor manera de invertir mi tiempo es aprendiendo cosas nuevas y reforzar las que ya sabía, así como hacer cosas que me hagan sentir bien.
- Obvio, también me gustó la acción, las matazones a la Kill Bill y las cosas alocadas que supuestamente uno podría hacer conforme se acercara a utilizar el 100% de la capacidad cerebral.
Acabo esta reseña aplaudiendo la duración de la película: 90 minutos muy bien aprovechados, es un respiro saber que aún puedes encontrar películas de acción que no necesitan llegar a las 3 horas (de subtramas enredadas) para contarte una historia.
En el dato inútil: el malo de la película, Mr. Jang, me recordó físicamente y por ratos a Gary Oldman, quien también la hace de malo en las dos películas que dirigió Besson y que les comentaba son de mis favoritas. Me pregunto si es coincidencia o fue a propósito. En fin, lo importante es que les recomiendo que vayan al cine a ver #lucymovie, seguramente se divertiran.
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