Es interesante que nuevas propuestas basadas en historias que hemos visto una y otra vez le den un giro y las renuevan muy a su estilo, la ciencia ficción es un género muy explorado, tanto que hasta podríamos decir que no hay nada nuevo que nos sorprenda y quizá así es pero, en el caso de la nueva película rusa Sputnik la cosa cambia porque su primicia se siente fresca, creíble, novedosa, con un buen enfoque.
Lamentablemente muchos de estos buenos trabajos que hace la ex Unión Soviética no llegan a nuestras pantallas de cine, por eso que no conocemos mucho de sus actores y sus directores pero sobre todo de sus propuestas cinematográficas en cualquier género, de las pocas producciones que podemos ver nos damos cuenta de que su manera de hacer cine es discreta, concreta y las más vistosas son las que logran posicionarse en un mercado extranjero.
¿De qué va la película?
Situada en la década de los 80’s en medio de lo que denominaron la carrera espacial, dos astronautas rusos se preparan para volver a la Tierra luego de una exitosa misión, a su regreso, algo sucede con su nave lo que les obliga a hacer un aterrizaje forzoso en la Tierra, uno de los astronautas no sobrevive y el otro sin saberlo trajo consigo una criatura extraterrestre.
Bajo el pretexto de ayudar al astronauta con su estado de amnesia luego del accidente, un militar soviético el Colonel Semiradov (Fedor Bondarchuk) se acerca a Tatyana Klimova (Oksana Akinshina), una psicóloga cuyos métodos son efectivos y extremos lo que le han traído problemas en su profesión. Una vez que ella comienza a tratar al paciente Konstantin Veshnyakov (Pyotr Fyodorov) se da cuenta que la amnesia es el menor de sus problemas, que hay algo mucho más peligroso detrás de todo eso, tras descubrir la existencia de la criatura en su interior se adentra cada vez más en su relación con el paciente y la criatura descubriendo la verdadera intención de por qué lo mantienen vivo.
Sputnik es técnicamente una película de criaturas y no defrauda al espectador en ese aspecto pero falla en exponer lo complejo de su trama, los guionistas Oleg Malovinchko y Andrei Zolotarev, utilizan la llegada y estudio de la criatura en la Tierra como mero pretexto para exponer temas más profundos dentro de los cuales está la avaricia de poder, la lealtad a un grupo o nación contrastado con la moralidad profesional, los problemas internos que destruyen de a poco la psicología individual entrelazando con un drama de poder, los valores profesionales y familiares.
Con un tema tan complejo es de esperar que la película del director Egor Abramenko, dedique mucho tiempo al desarrollo y exploración de sus personajes, es una filme más de diálogo que de acción.
Sin embargo el director trabaja de una forma muy breve pero magistral el desarrollo de la trama y los personajes con pequeños pedazos de información sobre la criatura, de cómo la psicóloga va descubriendo lo que realmente tiene lugar en las instalaciones militares para mantener la historia intrigante e interesante durante sus casi dos horas de duración que nos resultan pocas porque al haber desarrollado a los personajes al punto de que nos interesemos por lo que les suceda termina cortando las historias y dejándonos con ganas de saber más de lo que les pasó antes y después.
Como respuesta, el espectador se sumerge más y más en la trama acumulando tensión para ser liberada en el inesperado final que si bien puede sonar predecible sorprende en su ejecución dando un giro de tuerca y dejándonos con la pregunta ¿y qué pasó después?
El elenco lo conforman Oksana Akinshina (The Bourne Supremacy), Fedor Bondarchuk y Pyotr Fyodorov quienes hacen un estupendo trabajo aunque podríamos sentirlo como muy plano y falto de emociones encajan muy bien con la trama que a ratos pasa de ser algo científico a un thriller de suspenso y espionaje.
Uno de los grandes aciertos del guión es que no esconden nada, la criatura es revelada desde el principio de la historia y tampoco es un recurso que sobre utilicen para justificar su narrativa, sus apariciones son estratégicas para el desarrollo de la historia, en su totalidad, los efectos visuales de la criatura utilizando CGI funcionan de manera muy convincente al explicarnos cómo es que este ser/parásito puede habitar en el cuerpo de un ser humano sin que éste sepa de su existencia pero lo evidente es que a diferencia de un parásito la relación es completamente simbiótica, lo que proporciona un beneficio para ambos ya que como organismo se adapta a las condiciones del huésped. Luce bien en pantalla y logran que se sienta amenazante, misterioso, peligroso, ofreciendo escenas violentas con este ser como antagonista y donde domina un gore muy bien llevado, explícito pero a la vez muy sutil.
La música compuesta por Oleg Karpachev le da a la trama un toque único de misterio que cuadra muy bien con las escenas pero sobre todo hace que el espectador tenga una sensación de encierro y de peligro.
Sputnik no niega en ningún momento que se ha basado en producciones anteriores como Alien, The Thing, Life y Cloverfield (en el diseño de su criatura) por el contrario, hace homenaje de estas cintas dándole un giro completamente distinto, es una historia moderna de extraterrestres que combina la ciencia ficción y el horror para profundizar en el tema de las criaturas con el horror psicológico perfectamente balanceados.
La primicia es interesante de principio a fin, se agradece el buen ritmo que se desarrolla y por como cada descubrimiento le da una nuevo giro, es cierto que dedica mucho tiempo en desarrollar a los personajes dentro de la trama pero, nunca se olvida de ofrecer el peligro y violencia que se espera de una película de criaturas.
En conclusión, la película no pretende convertirse en un clásico pero merece la pena verla por lo bien narrada que está y por la visión que tienen los rusos sobre el tema extraterrestre.
Su estreno en salas de cine está programado para el próximo 01 de Octubre.
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