Dentro de la animación hablar de ánime es punto y a parte, este tipo de producciones japonesas tienen una historia de más de 50 años siendo Tetsuwan Atom / Astro Boy la primer serie en este género creada por Osamu Tezuka.
Este tipo de animación ha tenido sub géneros para todos los gustos que va desde lo infantil hasta lo hentai teniendo con esto uno de los catálogos más amplios.
Netflix dentro de sus producciones originales ha entrado también a colaborar con la inmensa lista que ya existe, Yasuke es un proyecto japonés-estadounidense basado en la figura histórica del mismo nombre.
¿De qué va la serie?
En 1579 un esclavo negro llegó a Japón con un misionero jesuita italiano, impresionado por su piel el daimyō Oda Nobunaga señor feudal japonés lo adquiere como sirviente bajo la creencia de que era tinta lo que cubría su cuerpo. Nobunaga le otorga el nombre de Yasuke para poder ascender de sirviente a noble y luego a samurái, él ha sido testigo de una terrible masacre dando por terminado su periodo como guerrero, años después él será el guardián protector de una niña con poderes a quien debe llevar a otro poblado, el viaje no será tranquilo y mucho menos fácil porque hay enemigos en las sombras que quieren secuestrarla para hacerse de su poder.
La mezcla de ciencia ficción y fantasía en esta serie nos recuerda mucho lo que ha sido Star Wars en cuanto a su estructura, sus enemigos son característicos de este tipo de historias pero con un giro que involucra a la Iglesia Católica en Europa quién tiene como infiltrado a un sacerdote malvado que es el principal antagonista.
La novedad que tiene como serie es que nos presenta una figura de la vida real en la historia de Japón, lo más interesante de este hombre es que no es originario de ese país sino un esclavo africano que es vendido a un noble, su amo quién lo rebautiza con el nombre de Yasuka; aunque hay pocos relatos de la vida del personaje real en el que se basa esta serie son suficientes para armar algo completamente nuevo y darle un giro más fantástico, aquí nos lo presentan como un hombre legendario que por derecho propio sirve a su nuevo país y pelea para defenderlo aunque el resultado no sea lo que él espera porque es él mismo quien se despoja de todo para vivir en libertad y aislamiento.
Este proyecto se presenta como una historia de samuráis pero eso no es del todo cierto porque la mismo guión escrito por Nick Jones Jr. se va más por el lado político tradicional de aquellos años y lo mezcla con un drama de ficción en el que está involucrada la amistad, el compañerismo y la lealtad, 3 elementos que sirven como base para tratar de llevar la historia la cuál no podía ser más familiar un guerrero que protege a una niña con poderes especiales de las fuerzas del mal, a pesar de esta familiaridad, Yasuke es un espectáculo muy entretenido y digno de ver y esto se debe a las muchas ideas emocionantes pero que en sus 6 episodios no da tiempo a sí misma de desarrollar mejor a sus personajes y a plantear hacia dónde va la trama.
A pesar de contar con una buena narrativa el argumento tiene problemas para desarrollar el bagaje psicológico de su personaje principal, esto es más evidente cuando sus enfrentamientos tienen consecuencias emocionales, como espectadores podemos darnos cuenta que todo sucede tan a prisa que no les interesa perfeccionar más su historia y es difícil precisar si los flashbacks son cosas que sucedieron o son solo sueños y pesadillas que no resuelven nada.
Para empezar la idea de la asimilación cultural se ha explorado y desarrollado en varias películas como Dances with Wolves (1990), Ghost Dog: The Way of the Samurai (1999), The Last Samurai (2003) y Avatar (2009) en donde vemos como un personaje se integra a una sociedad completamente diferente a la suya, sin embargo, esta serie es una mezcla entre The Last Samurai y Ghost Dog porque nos muestra a un hombre de otra cultura aprendiendo el honor, las costumbres y disciplina; en la primera es un hombre blanco quien se convierte en samurái, en la segunda un asesino a sueldo negro vive según la doctrina del Libro del Bushido. Si se va a contar una historia antigua de un hombre africano al que se le otorgó un puesto que era reservado para un guerrero japonés y se arriesga de buena manera ya que se siente como algo muy contemporáneo pero a lo que le falta más sustancia.
El fallo más grande que tiene es que esta serie no se siente como un ánime sino más bien como una producción estadounidense de aventuras, carece de todo ese elemento característico de las producciones japonesas incluyendo claro está el diseño de sus personajes, tampoco podemos quejarnos de su animación que es muy buena y a momentos impecable si no fuera por el excesivo uso del CGI para las escenas de batallas o en donde la niña hace alarde de su poder.
Lo que opaca a este trabajo es su temática político / social que busca redimir el trato hacia las personas africanas pero la saca de su contexto original para situarlo en uno más moderno que justifican con el hecho de que a los nobles japoneses les sorprendía el color de piel más que las hazañas que representa, es un tema delicado a tratar si este no es llevado como debe de ser porque pasa de ser una figura histórica a un héroe de aventuras lo que coloca al personaje en un escenario de fantasía que trata de re descubrir quién es y cuál es su misión en la vida, eso aunado con el drama de la niña se transforma en algo completamente diferente a lo que había prometido ser así misma.
El diseño de personajes a cargo de Takeshi Koike es muy estilizado para darle ese toque ánime que necesita lo mismo la paleta de colores digital enmarca de una manera muy creíble el entorno haciéndolo brillante pero, situarlo en la época resulta muy complicado porque su misma manofactura la saca de ese contexto y la interpone en algo más moderno como por ejemplo el uso de un robot muy al estilo steam punk, o bien, los villanos que tienen una apariencia pobre más como de cómic.
Los actores que prestan sus voces para darles vida a estos personajes son Jun Soejima, Kiko Tamura, Fusako Urabe, Rie Tanaka, Hiroki Nanami y Yoshiko Sakakibara que si bien no son tan conocidos hacen un estupendo trabajo por lo que se recomienda ver esta serie en su idioma original con subtítulos.
La música compuesta por Flying Lotus ofrece un tema de apertura muy conmovedor Black Gold interpretado por Thundercat, en cuanto a la partitura esta resulta más electrónica que contemporánea pero que queda muy bien en el marco moderno que ofrece.
Lo que supuestamente se supo por última vez sobre Yasuke el samurái negro del siglo XVI, es que fue devuelto a las manos de sus antiguos dueños jesuitas después de que renunciara a su cargo, a partir de ahí, el guerrero de origen africano que alcanzó un estatus impresionante parece desaparecer de la historia sin que se tengan datos más exactos lo que permite que exista esta versión más libre.
Tanto histórico como legendario, Yasuke no tuvo la oportunidad de abordar más resoluciones en pantalla, aunque inspiró al protagonista del ánime densamente sombreado neo-noir afro Samurai basado en un manga así como el libro para niños, también tuvo una aparición en el videojuego Nioh del 2017, una película live action estaba ya en desarrollo y sería Chadwick Boseman el actor elegido para interpretar al personaje pero dado su fallecimiento el proyecto ha quedado suspendido.
En conclusión, Yasuke si es pero no es un ánime en forma sino solo un intento que ofrece nuevas subversiones al género samurái, plantea interrogantes sobre el racismo y el sexismo que no termina por entenderse; si bien la historia presenta demasiados puntos que necesitan conectarse se entiende bien que su finalidad no es plantearnos al personaje histórico en su esencia sino la de entretener, lo que consigue de muy buena manera.
La serie ya está disponible en la plataforma de Netflix.
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