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Reseña: The Last Voyage of the Demeter es una versión inteligente y francamente espeluznante

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Mucho se ha dicho en los últimos años sobre una novela de fantasía gótica escrita por Bram Stoker en 1897, recientemente este popular trabajo que sentó las bases para desarrollar de muchas maneras a este ser inmortal, en novelas, series de televisión, películas, lo han retratado casi para todas las edades.

Las preguntas que recientemente han estado causando polémica son ¿lo sucedido en el libro es verdad o mentira? ¿Existen los vampiros? esto aún no ha tenido una respuesta concreta que lo afirme o lo descarte, el siniestro Conde Vlad Tepes también conocido como Vlad the Impaler existió en la vida real y se convirtió en gobernante de Valaquia en 1436, su cruel método y fiereza para matar a sus enemigos le ha dado un concepto más sobrenatural y fantasioso.

Con base en lo anterior su misticismo y misterio ha permitido que sea uno de los personajes literarios más importantes en la historia teniendo un sin fin de adaptaciones y versiones libres, la novela en su séptimo capítulo narra el viaje que tiene Drácula en una goleta rusa  llamada Demeter que parte de Carpatia rumbo a Inglaterra llevando cajas de tierra de su castillo para poder asentarse en un nuevo mundo.

En éste 2023 el director y guionista noruego André Øvredal lleva a la pantalla grande este fatídico viaje que le da un nuevo giro al mito del Vampiro moderno.

¿De qué va la película?

Basada en un escalofriante capítulo de la novela clásica de Bram Stoker, The Last Voyage of the Demeter cuenta la aterradora historia del barco mercante es el encargado de transportar una carga privada de 50 cajas de madera sin marcar, de Carpatia a Londres, durante el viaje ocurren inexplicables eventos mientras intentan sobrevivir a la travesía oceánica siendo acechados cada noche por una presencia despiadada y misteriosa a bordo del barco (Javier Botet), cuando el Demeter finalmente llega a las costas de Inglaterra, es un naufragio abandonado en donde no hay rastro ni explicación de la desaparición de la tripulación.

El concepto de narrar un importante capítulo de una de las novelas más famosas en la historia puede resultar muy complicado, el hecho de que se conozca su origen y su terrible final es lo que hace de este trabajo algo curioso y fascinante, teniendo como protagonista a uno de los seres más aterradores de la literatura contemporánea.

El Demeter fue el barco cuyo viaje para entregar una carga especialmente peligrosa desde Transilvania a Londres se relata en el séptimo capítulo del clásico Drácula de Bram Stoker, en una sección de aproximadamente 20 páginas es un episodio completo que pareciera no ser tan importante para su narrativa, si lo vemos como un trabajo simple solo nos relata cómo es que este personaje llegó de Carpatia a Inglaterra, esta es una de las raras ocasiones en  la que podemos ver a este Vampiro en una representación muy diferente a la que hemos visto antes y que trata de examinar más a detalle los extraños sucesos a bordo de uno de los viajes marítimos más condenados e inexplicables en la historia literaria.

Su premisa es interesante pero muy difícil de retratar con fidelidad sin tomar un rumbo nuevo y más libre que se aleje por completo de su material original, que caiga solamente en sustos y en un horror trillado y cliché como ha sido en los últimos años y aún más en las adaptaciones clásicas literarias, esta es una película en la que prácticamente todos o casi todos sabemos exactamente qué y quién es esa entidad sobrenatural  como personaje central de una historia de la que aún puede haber mucho que contar.

La historia está ambientada en 1897, la trama se desarrolla principalmente dentro del barco, el detalle es bueno pero podría haber sido mucho mejor, la película comienza cuando el Demeter está a punto de zarpar de Carpatia en Transilvania, a Londres y conocemos a los personajes, el Capitán Eliot (Liam Cunningham), al primer oficial Wojchek (David Dastmalchian), su nieto Toby (Woody Norman) y a su pequeña tripulación varios de ellos claudican con el empleo al ver que la carga son cajas grandes enviadas por una figura desconocida a la Abadía de Carfax en Londres, entre los marineros de último momento se encuentra Clemens (Corey Hawkins) quien aborda como médico solo para conseguir un pasaje de regreso a Inglaterra, su amplia experiencia en el campo médico resulta útil cuando una de las cajas se abre accidentalmente y un polizón (Aisling Franciosi) es herido y  descubierto con una misteriosa enfermedad que requiere  transfusiones de sangre.

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Es de mencionar que este hecho es libre de la novela original en donde nunca se menciona a este personaje ni la importancia que tendría su enfermedad para el desarrollo cinematográfico de esta historia, muy pronto y luego de zarpar empiezan a suceder cosas extrañas y siniestras a bordo, al ser un viaje medianamente largo el ganado a y el perro de Toby son masacrados misteriosamente y de manera espeluznante así mismo los miembros de la tripulación comienzan a ver y a escuchar cosas extrañas por las noches mientras están de guardia incluso las ratas del barco parecen haber desaparecido, lo que lleva a la frase inmortal en el argot náutico que cita  “Un barco sin ratas es una cosa que va contra la naturaleza”.

Una vez que los animales son masacrados no pasa mucho tiempo antes de que los  miembros de la tripulación comiencen a desaparecer en las mismas circunstancias, lo que lleva a los sobrevivientes a investigar el origen de lo que está sucediendo y qué o quién es lo que está detrás de eso, lo que los lleva a desconfiar unos de otros y a caer en un delirio de persecución y paranoia, lo que está a bordo es un Nosferatu, un Drácula que está alimentándose de los habitantes del barco, cada vez hay menos sobrevivientes intentan desesperadamente descubrir cómo detenerlo antes de que lleguen a Londres.

Al principio todos creen que podría ser Anna quien pudo ser introducida intencionalmente y de contrabando a bordo para ser el alimento del Conde durante el viaje algo que tampoco se menciona en la novela pero que le da un giro más espeluznante y siniestro, la tensión que se crea a partir de este supuesto descubrimiento no impresiona porque como audiencia sabemos lo que va a pasar y el destino de todos los involucrados.

En lo que refiere al suspenso en esta y en cualquier trabajo propio del género involucra a un grupo de personajes que va muriendo uno por uno de maneras atroces, es evidente y hasta descarado que lo que aquí quiere hacer el director es emular a la grandiosa Alien de Ridley Scott de 1979 y a The Thing de John Carpenter de 1982, The Last Voyage of the Demeter pretende ofrecer una mezcla de elementos aterradores, sin embargo, al ya conocer este pasaje literario ya no hay ningún suspenso que se sienta auténtico y visceral, la cinta no construye nada solo se basa en una serie simétrica de pistas que los personajes deben ir descubriendo para enfrentarse con su espantosa realidad.

Su director André Øvredal trata de construir una narrativa en la que sepamos a cada momento que estamos dentro de una película de horror, desde sus créditos iniciales hasta la claustrofóbica ambientación indican que así será y sucede a medias y no es que se necesiten elementos forzados de suspenso o bien escenas con un gore y violencia más explícita, es en cambio la necesidad de justificar el horror crudo y la naturaleza malvada de este Vampiro, el Demeter es el escenario perfecto para desarrollar al máximo los aspectos de la personalidad de Drácula, un navío viejo que se va volviendo un elemento secundario muy interesante porque vemos que esos pequeños detalles como lo vieja de la madera, los angostos pasillos, su luz mortecina van tomando una forma diferente y escalofriante en la historia de un depredador y sus presas, es un horror muy básico un instinto puro de la supervivencia del más apto.

En el libro la tripulación es horriblemente asesinada por algo que no identifican según la descripción es un hombre alto y pálido a bordo, el Drácula del Deméter una versión más bestial de una criatura hambrienta demasiado ágil que podría parecer frágil, es inevitable no hacer comparaciones entre  el material original, entre otras versiones mismas del personaje central que en estas es presentado como un villano manipulador invisible y aquí es nos presenta como una máquina precisa para matar.

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La estética monstruosa de este Drácula se basa en un extraordinario maquillaje cuando lo vemos en su total plenitud revela una forma mutante entre un humano y un murciélago, podemos apreciar a lo largo de la cinta el cambio que va sufriendo y su evolución asesina basándose claramente en el Nosferatu de Friedrich Wilhelm Murnau de 1922, el desarrollar más este concepto es una oportunidad perdida y es qué cuando un vampiro pasa a ser simplemente un monstruo perdiendo toda aquella elegancia, a lo largo de los años se nos ha dicho que los vampiros son mejores cuando son siniestros y peligrosamente seductores.

El guión escrito por Bragi F. Schut y Zak Olkewicz se toma demasiadas libertades creativas y es de entender que un pasaje de pocas páginas tenga que durar 118 minutos en pantalla, la flexibilidad que da el cine para contar extractos es muy basta si se sabe aprovechar, aquí no hay discursos morales lo que se agradece, en cambio sí la hace más inclusiva en cuanto a la etnia de los personajes, su estructura no es floja pero si cae en una constante que tiende a que como espectadores perdamos el interés demasiado rápido.

Los efectos especiales, el poco uso del CGI, el maquillaje, el vestuario, la ambientación y todo el diseño de producción más tradicional que digital está casi al nivel de lo que se requiere, unas cosas brillan más que otras, el uso desmedido de escenas nocturnas se justifican muy bien con la naturaleza del personaje, lo que no se respeta se trata de justificar, las sub tramas son tan simples que muy pronto se resuelven y hacia el final bien sabemos que en este barco nadie ha sobrevivido y que nos quedamos con la sensación de querer ver más en este concepto.

El cast lo conforman Corey Hawkins, Aisling Franciosi, Liam Cunningham, David Dastmalchian, Javier Botet, Jon Jon Briones, Jon Jon Briones, Stefan Kapičić, Nikolai Nikolaeff, Woody Norman y Martin Furulund hacen algo más con sus personajes que solo gritar y correr, el uso de tecnicismos marítimos está presente y juntos logran crear una atmósfera claustrofóbica en donde cada uno espera su propio final aterrador.

La música compuesta por Thomas Newman es el elemento que conecta audiovisualmente la acción en pantalla, es de pensar que sin esta partitura y esas piezas siniestras esto no hubiera funcionado, el elemento músical pasa a ser un personaje más que supera incluso a sus propios protagonistas, un trabajo que queda ya como uno de los mejores dentro del género vampírico.

En conclusión, The Last Voyage of the Demeter está lejos de llegar a ser un clásico en el género vampírico y de horror, pero es en sí misma y en su propio contexto una versión inteligente, francamente espeluznante, un trabajo que no aporta nada pero que está simplemente bien hecho.

The Last Voyage of the Demeter ya está disponible en algunas salas cinematográficas de nuestro país y en formato digital HD en Amazon Video desde el 29 de agosto de 2023.

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