The Nevers es más steam y menos punk

The Nevers es más steam y menos punk

Cuando pensamos en superpoderes lo primero que nos viene a la mente es volar o poder atravesar paredes, ser invisibles, poder controlar los elementos básicos o las mentes de quienes nos rodean, super fuerza o super velocidad, vulnerabilidad o la habilidad de poder teletransportarnos a otros lugares en un instante entre muchos otros, esto es un pensamiento recurrente en los fans de los cómics y de estos peculiares personajes.

En su momento Alan Moore hizo lo propio con su novela gráfica The League of Extraordinary Gentlemen  escrita por él mismo con el arte de Kevin O’Neill que presentaba a personajes de la literatura clásica como Mina Murray, Allan Quatermain, Dr. Henry Jekyll / Mr. Edward Hyde, Captain Nemo y Hawley Griffin en una aventura donde aparecían como superhéroes y podían salvar al mundo del malvado Professor Moriarty y el Fu Manchu, trabajo que fue muy bien recibido a diferencia de su adaptación cinematográfica que resultó ser un impresionante fracaso en taquilla.

HBO max acaba de estrenar un concepto que si bien no es nuevo es vistoso y pareciera ser original, The Nevers creada por el polémico Josh Whedon toma como base esta y otras historias para crear un nuevo mundo en un universo steam punk que podría consolidarse como una nueva moda.

¿De qué va la serie?

En 1896 un evento inexplicable durante la época victoriana afecta a algunas mujeres dotandolas de habilidades extraordinarias quienes se ven obligadas a hacer frente a una serie de enemigos que tienen como fin entender y poner a su servicio a las tocadas (afectadas por el evento) como se les llama quienes tienen una misión de vital importancia, cambiar el destino y el futuro del planeta.


La idea es muy buena porque los personajes están bien definidos en cuanto a sus extraordinarias habilidades y que para la época en la que están representadas el pensar en algo semejante es algo digno de un escándalo y sumamente misógino por la posición política que imperaba, aquí vemos que las mujeres son acusadas de satanismo y brujería siendo perseguidas por las fuerzas del orden, atormentadas por sus familias e incluso lobotomizadas entonces estamos ante un drama feminista hecho por un hombre que muchas mujeres desprecian.

Recrear la época victoriana no ha sido un trabajo sencillo en ninguna de las producciones que hemos visto porque los detalles son sumamente importantes para que como espectadores sintamos que lo que vemos es auténtico, que así eran esos años con todo su esplendor y su decadencia.

En un principio la historia se centra en un orfanato que es un espacio seguro lleno de individuos tocados, liderados por la inteligencia de Penance Adair (Ann Skelly) y Amalia True (Laura Donnelly) quién posee fuerza y la habilidad para ver eventos futuros; la química entre ellas 2 funciona muy bien en pantalla porque sus personajes son completamente opuestos porque mientras una es delicada y cálida la otra es ruda y rebelde, hay un asesino en serie llamado Maladie (Amy Manson), un conservador y malvado Lord Massen (Pip Torrens) que es presentado como quién puede ser la última línea de defensa contra la inevitable modernidad.

Una joven mujer que habla todos los idiomas conocidos, una niña gigante, otra niña que se vuelve bastante flexible, una mujer que puede crear fuego nos suena más a los miembros femeninos de los  X-Men, no solo las mujeres sino también algunos hombres presentan este tipo de habilidades pero esa ficticia sociedad reacciona de forma exagerada contra las mujeres afectadas.

El diseño de producción para la construcción de este mundo es impecable pero muy poco creíble porque uno de sus errores es que abusan demasiado del CGI al crear calles, edificios y paisajes que no se ven naturales como podría ser en un estudio, es posible que los episodios posteriores se beneficien de haber creado este espacio para que su narrativa sea más fluida porque si bien no explican mucho en su inicio sabemos que es una nave proveniente del espacio la que dota de dones a estas mujeres por medio de unas esporas de luz.

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Es confuso para nosotros como espectadores conectar las ideas del guión porque cae en otro error muy común que es detenerse y hacer una zona de confort en donde seamos nosotros quienes vayamos deduciendo como van las cosas, algo que pretende estar de moda y presente en estas nuevas producciones pero que a la larga cansa y fastidia porque lo que queremos es entretenernos por el tiempo de duración de un episodio, aquí vemos varias facciones y alianzas cuyas motivaciones siguen sin estar del todo claras para acomodar y dar lugar a cada uno de sus personajes con escenas demasiado breves que no tienen el peso que necesita junto con la insistencia de mantener un ritmo que va demasiado lento en unas partes y demasiado rápido en otras o diálogos que se supone que deben surgir de uno o más participantes para dar paso a la acción que vamos a ver y que no llevan a nada.

Las sub tramas que presenta tampoco están definidas por ejemplo, sobre un club de sexo y su estructura visual parcialmente explicita se convierte en algo importante para dejar de serlo en las siguientes escenas; The Nevers tropieza de manera aún más torpe cuando hace mención a temas sociales que evidentemente están mal desarrollados y para una trama como esta nos resultan totalmente tontos y fuera de lugar.

Como resultado de esto tenemos cosas desenfocadas y sobrecargadas de una acción poco justificada porque el guión escrito por el mismo Whedon carece de una columna vertebral narrativa lo suficientemente fuerte como para soportar el exceso de personajes, subtramas, temas familiares y por supuesto estos superpoderes que de poco a muy poco vamos viendo cómo han afectado a estas mujeres porque por un lado tenemos a las buenas y por otro a las malas y esta serie quiere combinar todas estas cosas dándoles un enfoque incremental que solo frustra el tiempo para revelar lo que realmente está sucediendo, la lealtad que debe tener sobre sí misma cambia sin ningún aviso, las tramas y los personajes toman acciones por razones que solo entrando en este juego de la adivinación y la suposición podemos creer que entendemos porque nada de estas revelaciones y cambios repentinos están destinados a sorprendernos ni a deleitarnos y tal vez lo harían si el programa se molestara más en intentar que nos involucremos en estos personajes y lo que les sucede con ellos.

En su elenco vemos caras muy poco conocidas como Laura Donnelly, Ann Skelly, James Norton, Ben Chaplin, Tom Riley, Amy Manson, Elizabeth Berrington, Olivia Williams y Viola Prettejohn quienes encarnan a los personajes principales y sobre los que recae parcialmente el peso de una historia, con ellos regresamos nuevamente a la frase que hacen lo que pueden con lo que tienen porque bien podrían dar más de sí mismos pero sus actuaciones se sienten planas y muy limitadas.

Algo que también se debe de tomar muy en cuenta al momento de visualizar una época como esta es su vestuario que no respeta en absoluto el como debería de lucir porque nadie se tomó el tiempo de investigar cómo eran las paletas de colores, las texturas, los diseños, los accesorios, los transportes que parece una mezcla de cosas sacadas de otras partes que algo convincente porque por ejemplo los estampados en los vestidos lucen modernos lo mismo que el lenguaje que se usa que es el principal problema de este tipo de trabajos, las palabras, los tonos, las expresiones verbales y hasta las muletillas contienen palabras que no se usaban en esos tiempos y que aquí pretenden justificarlo haciéndo nos creer que es otro mundo y que así debe lucir una época gótico/victoriana en una línea temporal que la sitúa en el año 2021 y no en 1899.

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La partitura musical compuesta por Mark Isham tampoco destaca por ser espectacular sino más bien queda más de relleno que como un personaje central que enmarque esas escenas importantes, no da fuerza ni tampoco el impacto que necesita ni está al nivel de lo que este artista ha logrado en otros trabajos como Point Break (1991), Cool World (1992), Men of Honor (2000) y Judas and the Black Messiah (2021)

Es inevitable que esta serie se asocie de manera directa con su creador y no por lo que pueda presentarnos sino por los escándalos en los que ha estado involucrado recientemente, tuvo éxitos como Buffy: The vampire slayer y Avengers que lo posicionaron como un director importante y muy influyente dentro de la cultura geek fue con su entrada a terminar de Dirigir Justice League (2018) que las cosas empezaron a ir mal, si a esto le agregamos que este trabajo que hace en The Nevers es poco consistente podemos darnos cuenta que su carrera está en una crítica agonía porque tanto propios como extraños ya no les interesa ni saber ni enterarse ni mucho menos ver algo que él pueda realizar ahora y en un futuro.

En conclusión, la serie pudo ser buena pero ha tenido un inicio demasiado flojo que no logra engancharnos del todo con esta idea de heroínas victorianas y resulte ser un material de culto que logre tener su propia personalidad y lugar entre los fans de este género de drama y ciencia ficción histórica, la historia y sus sub-tramas se diluyen de una manera descarada porque no concreta absolutamente nada, en cambio, su equivocado mensaje de feminismo está pésimamente mal planteado porque se entiende al revés de lo que realmente quieren decir y de lo que plantea porque si lo que querían era hacer un mundo steampunk queda más en steam y menos en punk.

La serie en su primer temporada ya está disponible en capítulos semanales por el canal HBO.


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