La películas de ciencia-ficción y terror han despertado interés en la audiencia a lo largo de los años, desde series como Twilight Zone y Black Mirror hasta grandes producciones cinematográficas como The Thing o Alien, la película de Vivarium es un claro ejemplo de que no todo está dicho en este género.
Vivarium es un trabajo simple pero muy vistoso, Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg) son una pareja en busca de un hogar y encuentran una inmobiliaria atraídos por los carteles de un suburbio residencial llamado Yonder, el agente inmobiliario Martin (Jonathan Aris),se ofrece a llevarlos para ver una casa allí en el número 9, Al llegar descubren que todas las casas son iguales conforme van viendo su interior se convencen más de que son jóvenes, dinámicos, modernos y rápidamente se dan cuenta de que no están hechos para ese lugar,no obstante, el agente desaparece sin dejar rastro y ellos deciden marcharse pero todo se complica cuando descubren que todas las calles les conducen de nuevo al número 9, su coche se queda sin gasolina y no les queda más remedio que permanecer allí, después de analizar sus opciones deciden quedarse a dormir en la casa y al día siguiente tratan de nuevo de escapar… sin éxito.
Tom sube al tejado y comprueba que las casas parecen seguir hasta la línea del horizonte lo que se presenta como una nueva opción, deciden intentar seguir a un sol que parece artificial en busca de una salida e igualmente terminan en el número 9 encontrando en su interior una caja en la que hay comida y enseres para mantenerse. Tom desesperado prende fuego a la casa y ambos caen en un extraño letargo, cuando despiertan la casa está intacta y en una caja hay un bebé con la siguiente instrucción “Críen al niño y serán liberados”.
A partir de ese momento, el tiempo empieza a correr más deprisa, sobre todo para el bebé que experimenta un crecimiento acelerado ante la mirada de asombro de la pareja y en dos meses alcanza el tamaño de un niño de siete años demandando atención constante gritando y observa con minuciosidad a la pareja cuando no está absorto en la estática que aparece en la televisión.
La relación de Gemma y Tom se va deteriorando a medida que se enfrentan a esta claustrofóbica realidad de formas distintas, su confinamiento forzoso los afecta a nivel psicológico, Tom por su parte se obsesiona con descubrir una salida cavando en el patio donde descubre que Yonder está fabricado con una sustancia artificial en algún momento escucha voces pero no consigue saber de dónde vienen ni quiénes son.
La salud física y mental de la pareja sigue empeorando y se van debilitando cada vez más, ambos están unidos por su miedo a la criatura que ha crecido hasta convertirse en un adulto.
La película podría ser un episodio de una de las series antológicas de ciencia-ficción y terror como ya lo he mencionado pero el guionista y director Lorcan Finnegan es muy honesto al reconocer la influencia de relatos como estos en su trabajo además de que sabe llevar muy bien este tipo de historias, la narrativa es a momentos muy perturbadora porque no nos cuentan a detalle qué es lo que está pasando ni a dónde nos va a llevar.
Los efectos especiales son funcionales, discretos y adecuados a la historia, que pueden traernos a la cabeza los paisajes infinitos o las arquitecturas imposibles de Escher o trabajos visuales como Magritte en los que se contrapone lo natural y lo artificial, la paleta de colores es minimalista y efectiva porque se compone de tonos muy claros y luminosos.
El Director Lorcan Finnegan hace un muy buen trabajo junto con el escritor Garret Shanley al visualizar lo perturbador que es perderse y la desesperación de tratar de encontrar una salida pero hay un fallo en la narrativa al pretender ser inclusivos y reflexionar acerca de lo que difiere la realidad de las apariencias algo que también han explorado antes series y películas desde distintas perspectivas, en todas ellas podríamos descubrir que debajo de esa “apariencia” de perfección ocultan todo un submundo de mentiras, conflictos e hipocresía adaptándola al entorno social actual.
El reparto lo conforman Imogen Poots, Jesse Eisenberg y Eanna Hardwicke y lo hacen muy bien demostrando su capacidad para entender e interpretar a personajes en este género de películas.
Desde un principio se nos plantea que es lógico que lo que encontramos antes de que entremos en el plano fantástico es la crítica al concepto de los suburbios y la estandarización del modo de vida que tenemos hoy en las ciudades “modernas”.
Ese mundo aparentemente tranquilo es un caos, todo es idéntico, perfecto e ilimitado y da escalofríos pensar que eso no puede ser natural, ni espontáneo, ni tranquilo y mucho menos hermoso.
La película no le da al espectador todas las respuestas a las preguntas que nos vamos haciendo a lo largo de la trama, queda a propia interpretación que Martin y los suyos pueden ser extraterrestres, androides o lo seres de otra dimensión, lo que está claro es que las criaturas de Vivarium no son humanas y que su modo de vida implica parasitar a los humanos.
Entonces la reflexión más acorde y que el director pasó por alto es, cómo tratamos los seres humanos al resto de los seres vivos con los que nos relacionamos.
La cinta puede generar incomodidad en el espectador al hacernos pensar en los peces que dan vueltas en una pecera, se sienten como Gemma y Tom buscando una salida imposible.
En conclusión Lorcan Finnegan ha conseguido su objetivo con Vivarium y es, hacernos pensar y disfrutar de los escalofríos de una manera muy minimalista.
La película ya está disponible en Amazon Prime Video.
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