En 1995 las películas del género de animación dieron un giro de 180° cuando Pixar Animation Studios estrenaba Toy Story, generando con esto un éxito sin precedentes al mostrarnos la historia de amistad y rivalidad entre dos juguetes. Posteriormente durante los siguientes años vinieron A Bug’s Life, Monsters, Inc. Finding Nemo, The Incredibles, Ratatouille, WALL·E, Up entre otras.
Lo que ha caracterizado a estas producciones son sus historias que salen de lo convencional para abordar temas más maduros o bien, temas que se centran en las minorías y el impacto que puedan causar en los espectadores dejando un mensaje.
Luca es su más reciente producción que no se aleja de esta línea siendo más inclusiva y contando una historia conmovedora bajo una impresionante animación.
¿De qué va la película?
Luca Paguro es un niño / sireno que vive en las profundidades del mar cerca de la costa italiana, su vida va a dar un giro cuando descubre que esos monstruos que viven en la superficie no son lo que le han hecho creer, descubriendo un sin fin de cosas nuevas en compañía de sus nuevos amigos Alberto Scorfano y Giulia Marcovaldo con quienes tendrá la gran aventura de su vida y aprenderá el valor de la amistad y de la unión familiar.
La historia podría ser muy trillada, un niño monstruo que es muy travieso que descubre algo que le cambiará la vida, tendrá que descubrirse así mismo enfrentando peligros teniendo a inseparables amigos para salir avante, este tipo de argumentos ya los conocemos en otros trabajos pero aquí hay algo que no cuadra en la fórmula habitual de Pixar.
Para empezar el ambiente en el que se desarrolla es muy diferente a lo que habíamos visto antes, esta se sitúa en algún punto entre 1950 y 1960 en la Riviera Italiana en un pueblecillo de la costa llamado Portorosso en la que sus habitantes son de lo más pintorescos. Es muy evidente que los diseñadores de producción han llevado la animación a otro nivel superándose así mismos, se han inspirado abiertamente en obras dibujadas a mano muy al estilo de Hayao Miyazaki, una película que bien puede rendir un homenaje al cine de Federico Fellini y a otros cineastas italianos clásicos con ese corte elegante y estético de esos años.
La animación es impresionante en todo momento, los detalles que vemos en cada toma han sido cuidados al máximo para dar esa sensación de realismo tanto en el fondo del mar como en los exteriores, las texturas son aún más refinadas que en sus trabajos pasados lo que da al entorno una personalidad única, la paleta de colores que aunque sabemos que es digital se adapta de manera fácil y sencilla a lo que estamos viendo, como espectadores nos hace partícipes directos de ese ambiente pueblerino del que casi podemos sentir el calor de su sol y el olor de su comida, es como entrar en un mundo nuevo en donde se recrean cada uno de nuestros sentidos.
El guión a cargo de Jesse Andrews y Mike Jones se va más por el lado de las minorías, de estos chicos que aún no han encontrado un lugar en el mundo donde sean aceptados tal y como son, que por el entorno en el que viven están bajo una educación muy tradicional propia de la época, por un lado la niña que suda demasiado y por el otro a estos jóvenes monstruos que su más grande anhelo es poseer una motoneta Vespa que quieren para viajar por el mundo; tampoco puede faltar el drama familiar al que tendrá que enfrentarse Luca, a las prohibiciones ya establecidas de un mundo que tiene sus propias reglas, al cambio, al miedo de crecer y a lo desconocido, en donde la libertad juvenil está sujeta al criterio de los mayores en este caso de sus padres.
El diseño de sus personajes tiene características definidas tenemos a nuestro protagonista Luca (Jacob Tremblay ) quien es un niño de 13 años tímido, solitario y un monstruo marino que vive bajo el mar con su distraído padre (Jim Gaffigan) su dominante y sobreprotectora madre (Maya Rudolph) quien rápidamente se convierte en la típica matriarca predeterminada de la animación estadounidense moderna y la abuela (Sandy Martin) que entiende las inquietudes de su joven nieto, Alberto (Jack Dylan Grazer) otro monstruo marino que vive salvaje y libre en tierra adoptando forma humana, ellos dos se vuelven inseparables a pesar de todo lo que tienen en contra fortaleciendo cada vez más su confianza y amistad.
Un error que tiene esta película son las muchas similitudes entre Luca y The Little Mermaid que resultan sumamente obvias incluso hay una escena en la que los monstruos marinos buscan a tientas nombrar objetos humanos cotidianos, las barreras entre el mundo de la superficie y las profundidades son casi inexistentes en esta narración de Pixar porque no vemos mucha interacción entre estos 2 mundos, junto con muchas de las lecciones agridulces que tiene Pixar sobre el crecimiento y desarrollo de sus personajes que aquí es solo un retrato afectuoso de la amistad que nunca llega al nivel de otras películas que abordan este tema como es el caso de Toy Story, A Bug´s Life o Cars que abordan situaciones más profundas como el fracaso y el olvido, el valor y la unidad, cosa que aquí se diluye por algo más simple porque lo que más importa es hacer un desmadre y competir en un triatlón.
Sin duda lo que han creado es un mundo encantador que se ve y se siente diferente a otros trabajos de este estudio, sus características son más exageradas y redondeadas en los personajes que nos recuerda a las viñetas de cómics europeos; Pixar supo perfectamente cómo capturar la textura y color de los edificios, la animación de los lugareños es especialmente encantadora y muy detallada porque cada uno tiene su propia personalidad lo que hace que se sienta muy auténtico pero esto también es un problema porque este fondo animado en momentos está muy por encima de su historia y de los personajes principales haciéndolos más genéricos, los 90 minutos que dura no son suficientes para detallar más la relación de amistad entre Luca y Alberto, lo que vemos se siente forzado con situaciones que van demasiado rápido y en las que deberían haber detallado más o su final que es sumamente predecible.
Su director Enrico Casarosa se ganó este puesto tras el cortometráje animado The Moon del mismo estudio que estuvo nominado al premio Oscar, su visión se basa en su propia infancia pero no se arriesga del todo al mostrar elementos claves en sus personajes, su trabajo aquí ha causado controversia ya que algunos criticos expertos en cine lo han visto como una historia de amistad muy similar al drama homosexual Call Me by Your Name (2017) del director Luca Guadagnino y que queda en el ojo del espectador de querer ver lo que quiera ver, lo que aquí sucede es que Casarosa resuelve rápidamente cualquier conflicto porque está más interesado en que pasemos un rato divertido con este trío y que complicarnos con una lección moralista y de inclusión o bien, pretender que esto sea tan serio como Up, Inside Out o Soul.
En el elenco de voces participan, Jacob Tremblay, Jack Dylan Grazer, Emma Berman, Saverio Raimondo, Maya Rudolph y Sacha Baron Cohen quienes dan vida y corazón a estos personajes, que los hacen ser entrañables e identificables, cada uno aporta lo mejor que tiene para hacer de esto algo muy destacable.
La música a cargo del compositor Dan Romer (Glory at Sea) se aleja mucho de aquellos documentales y películas independientes para crear piezas que evoquen a ese cine italiano de la década de los 50´s haciendo un score sumamente exquisito y muy disfrutable, junto con esto están las canciones Il Gatto e la Volpe de Edoardo Bennato y Viva la Pappa col Pomodoro de Rita Pavone que son un clásico en la música italiana.
En conclusión, Luca es una historia de amistad que puede ser simple y predecible pero está hecha y contada con mucho cariño, su animación es impresionante en cada detalle lo que es un punto muy alto para estos estudios en donde claramente podemos ver que han evolucionado en este género y que seguirán entregando lo mejor que tienen en futuros trabajos; te reirás, llorarás y desearás que Portorosso sea real para poder visitarlo en un verano.
La película ya se encuentra disponible en la plataforma de Disney+
