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Solitary es un experimento de claustrofobia espacial

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Cuando pensamos en la inmensidad del espacio y la quietud que hay en el, no nos imaginamos lo peligroso que esto puede ser, los humanos por naturaleza somos sociables y adaptables pero en condiciones de extrema soledad las cosas cambian.

Este tema ha sido más que abordado en películas y documentales, que dan su punto de vista de lo que puede suceder si estamos aislados en un entorno hostil, los resultados han sido muy positivos porque a lo largo de los años, los efectos especiales han cambiado y hace que se sienta más realista.

Solitary es una película de ciencia ficción con un reparto y un escenario limitado lo que hace que la experiencia de encierro sea más efectiva.

¿De qué va la película?

Issac (Johnny Sachon) se despierta dentro de una habitación desconocida solo para descubrir que es un prisionero enviado al espacio en una cápsula para formar la primera colonia humana de la tierra en el espacio, lo peor viene cuando su compañera de celda Alana (Lottie Tolhurst) está perdiendo la razón poco a poco lo que la hace querer destruirlo todo.

Podemos decir que esta es una película contenida, similar a Gravity (2013) y al reciente thriller 7500 lo que significa que los eventos ocurren en un solo lugar, lamentablemente este concepto no funciona tan bien aquí como lo hizo con sus predecesoras.

Todo comienza en el año 2044, la población mundial ha aumentado y los recursos son cada vez más escasos, el planeta se está muriendo y la humanidad necesita emigrar para poder sobrevivir, vemos un Londres muy futurista muy bien recreado, con autos voladores y ruidos extravagantes, Issac despierta solo en una celda ha sido sedado y no sabe dónde está ni por qué está allí, descubrimos que ha sido arrestado y declarado culpable de un crimen que no recuerda haber cometido, su sentencia le parecerá sumamente extrema y es vivir aislado para estar entre las primeras colonias en el espacio, su nueva vivienda es una cápsula de habitación que va en camino hacia una enorme nave pero no está tan solo como cree, la misteriosa pasajera con la que comparte celda parece saber más de lo que deja ver a simple vista, el drama se intensifica cuando su transporte se separa de la nave principal y que en consecuencia explota, aquí tenemos el trilladísimo cliché de que tienen que trabajar juntos para sobrevivir y a la vez saber qué fue lo que pasó con la nave y tras este hecho desastroso cómo pueden regresar a la tierra.

Alana como personaje está destinada a actuar como un contraste moral y ambiguo para Isaac, es una mujer peligrosa y enigmática para revelarse a sí misma como una psicópata asesina, cuando vemos que las cosas se ponen aún más difíciles no podemos confiar tanto en él como protagonista porque carece de toda esa fuerza e impacto que se necesitan para plantear soluciones adecuadas al conflicto que resuelvan de manera favorable y creíble que eso se puede hacer en un entorno donde como es costumbre en este tipo de cintas, todo lo tienen en contra.

Una escena clave en la cinta es la que presenta un informe de noticias sobre la ética de enviar prisioneros al espacio sin su consentimiento y justificada como sentencia o castigo, el dilema moral que tiene la trama es un mero pretexto para desviarlo hacia un tema más social y actual que jamás se trata a profundidad y que solo se menciona y dejan que se diluya por completo cuando podría haberse explorado dentro de este concepto con más delicadeza, la ética errática de usar prisioneros como fuerza laboral no remunerada o bien una discusión más concreta y coherente sobre como se ejerce la sentencia/rehabilitación combinándolo con la tecnología que se necesita para la conquista del espacio dentro de un marco de ficción casi real pero su director parece estar más interesado en escenas que hemos visto hasta el cansancio sobre cómo reparar daños menores en el casco de la nave, o de crear sub tramas sin sentido que bien sabe que solo son distractores que no llevan a ninguna parte.

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Escrita, dirigida y producida por Luke Armstrong, el guión plantea situaciones casi imposibles de resolver y que en mucho superan a sus protagonistas lo que causa una tramposa tensión para nosotros como espectadores porque es más fácil que creamos que no pueden con el problema para simpatizar más con ellos y creer que en algún momento nada de lo que hagan tendrá solución.

El gran fallo que tiene esta película es que estos problemas se vuelven imposibles de pasar por alto cuando se reduce su enfoque y la acción se va trasladando a otros niveles que son aún más incomprensibles a los estrechos confines de la nave espacial, a diferencia de otras producciones con la misma temática, presentan dinámicas cambiantes, revelan partes importantes en la trama a través de diálogos ricos y buenas actuaciones apoyadas en fantásticos efectos especiales, las resoluciones son coherentes, creíbles y eficientes, la interacción de sus personajes junto con su desarrollo; Solitary en sus primeros minutos echa toda la carne al asador y no se guarda absolutamente nada para lo que veremos después, el resto del tiempo de ejecución está de relleno y dedicado más al drama, a discusiones torpes y forzadas, a diálogos filosóficos torpes y sin sentido.

Podemos decir que lo más impresionante que tiene la cinta y en lo que radica su mérito es en el hecho de que tuvo muchos problemas para realizarse,.este trabajo refleja de una manera un tanto plausible la claustrofobia que muchos sintieron durante la primer etapa de la pandemia y aunque cuenta con excelentes efectos visuales estos no logran justificar unas actuaciones deficientes y un guión carente de más fuerza y sustancia, todo esto resta puntos al esfuerzo de su director, Sachon como actor en este papel es muy poco convincente especialmente cuando tiene que tomar decisiones importantes y para eso se necesita de un nivel de emoción extremo, en cambio Lottie Tolhurst muestra un nivel de frialdad como Alana que francamente a momentos es escalofriante y a pesar de que hacen lo que pueden con lo que tienen hay muy poca química entre los dos lo que se refleja en sus diálogos que son muy poco convincentes por un lado porque a él le falta experiencia y por otro porque ella está al nivel de lo que se requiere y esa diferencia es muy marcada en lo que estamos viendo.

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La resolución de los hechos ocurre hasta la última media hora cuando surgen estos giros de tuerca en la trama que para este momento ya no son necesarios ni tampoco importantes, aquí no se está construyendo ya ninguna tensión lo suficientemente fuerte para un gran y épico cierre, como resultado tenemos un final abierto que no es ni convincente y mucho menos satisfactorio para justificar su tiempo.

Es cierto que tiene muchas cosas mal pero lo que tiene a favor es que suena y se ve muy bien gracias al trabajo del director de fotografía Jack Booth, trabajos como este logran maravillas con presupuestos muy limitados como por ejemplo, las tomas hechas con CGI del espacio son silenciosamente impresionantes, saben bien como utilizar la luz y el espacio en la composición de las tomas que son claras y efectivas durante toda la película.

El elenco está conformado por Johnny Sachon, Lottie Tolhurst, Michael Condron, Brian Bovell Ben Valentine y Lydia Cherry, que como bien ya se comentó, hacen lo que pueden con lo que tienen y es de pensarse más a detalle los criterios que se usaron para la elección de estos actores que pudieron dar más, pero las fallas en la dirección y en el guión no fueron lo suficientemente fuertes para que desarrollaran sus personajes al máximo y dar de sí un mejor e impecable trabajo escénico.

La banda sonora a cargo de Vince Cox no es memorable o innovadora, había trabajado antes en cortometrajes como Shadow (2015) y The Door (2018) pero aquí no logra ser un personaje más con un tema que distinga y resalte, lo que hace es una copia amanera de homenaje a los acordes minimalistas de Vangelis en Blade Runner o al sonido dramático de Steven Price para Gravity, como resultado a esto tenemos un trabajo sin personalidad que solo está de fondo sin aportar nada más que eso.

En conclusión, Solitary como película es más un trabajo amateur que algo para tomarse más en serio pero, si lo vemos en este contexto entonces funciona de buena manera sin tener que pasar por el rigor de la comparación con otras producciones que tienen la misma primicia, Luke Armstrong puede llegar lejos y demostrar en otras producciones que es un buen director visual que merece trabajar con presupuestos más grandes con guiones mejor estructurados y por supuesto, un mejor elenco.

Solitary ya está disponible en Claro Video y en Cinépolis Klic.

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