En esta temporada las tiendas departamentales hacen una venta especial, más en la unión americana, después de la celebración del thanksgiving el 25 de noviembre viene el famoso Black Friday y la industria hollywoodense ha querido participar de esto de una manera muy especial.
La comedias de horror son muy sobrevaloradas en este género, no son tomadas en serio porque una gran parte de estas producciones son de bajo presupuesto pero, hay casos en los que eso es el encanto que tienen porque son absurdas y lo que buscan claramente es divertir y entretener a la audiencia con situaciones estúpidas e inverosímiles en donde la risa involuntaria e intencional es lo que se busca provocar.
Black Friday es el nombre de una de estas películas que se acaba de estrenar en los Estados Unidos y los resultados no han sorprendido a nadie, es simplemente pasar un rato en el sofá.
¿De qué va la película?
Un grupo de empleados de una tienda de juguetes encabezados por Ken (Devon Sawa) y por el ambicioso gerente Jonathan (Bruce Campbell) su amistad y lealtad será puesta a prueba cuando deban protegerse unos a otros de una horda de compradores infectados por un parásito extraterrestre.
Su premisa puede sonar sumamente trillada, un organismo extraterrestre que infecta a los humanos transformándolos en seres terroríficos de los que para estar a salvo hay que defenderse o huir, en este caso, esta película hace una burla y se mofa de todas esas historias que implican lo anterior, así mismo lo hace con la moda de los Zombies y las comparaciones no se han hecho esperar, mucho del material que se usa toma como base películas como Godzilla de Ishirō Honda de 1954, Dawn of the Dead de George A. Romero de 1978 y su remake por Zack Snyder del 2004, 28 Days Later de Danny Boyle en el 2002, The Mist de Frank Darabont del 2007 basada en una novela de Stephen King.
Todo lo anterior siembra las bases para estructurar un guión que tiene terribles fallos, mientras vemos este trabajo pensamos que lo que hay no tiene sentido alguno de ser pero, es y está, la manera en la que se plantea toda esta situación tiene una alta dosis de sarcasmo, cinismo, burla, en la que los actores juegan a desempeñar personajes que pretenden ser serios, que pretenden que lo que los rodea es una amenaza real y las decisiones que se toman transgreden las reglas impuestas por el género y se regodea en mostrarlo como algo limpio y novedoso.
El guionista Andy Greskoviak no se toma ninguna molestia en explicar lo que ya es obvio pero que también es necesario para desarrollar una trama y que esta tenga una narrativa que podamos entender desde su origen y hasta su final, la estructura de los personajes define muy bien quién es quién y qué papel van a jugar en todo esto, tenemos que es inclusiva no solo por la etnia sino por las preferencias sexuales, por el rol que debe de desempeñar un padre soltero que ha tenido que trabajar en lo que puede para tener un ingreso y de ahí dar una pensión a su ex esposa, está también un gerente ambicioso que lo único que le importa es que haya ventas y más ventas para llegar a la cantidad que el corporativo le ha impuesto.
Más allá de lo que pudiéramos pensar, la película funciona muy bien porque desde el principio sabemos que nada de esto tiene coherencia, uno de los puntos evidentes es el tema del consumismo y de cómo las personas intentan obtener artículos a bajo costo aunque tengan que pelear con los demás o hacerse de cosas que ya otros eligieron, vemos que hay clientes mordaces y groseros que se basan en el hecho de que tienen la razón en quejarse de cosas sin importancia, vemos cómo se manejan estas tiendas desde sus niveles operativos y la manera en la que engañan al consumidor con ofertas fantasma o que simplemente tratan de deshacerse de un inventario que lleva mucho tiempo almacenado.
La relación entre los empleados también es un tema interesante porque si bien estamos ante una comedia retrata de una manera eficaz como es que hay preferencias por algunos, de como los más jóvenes ven a los de más edad, la interacción entre todos ellos y con los clientes, el hecho de permanecer por un sueldo miserable en un día de fiesta que se supone deberían estar con sus familias, esto más que ser una broma de mal gusto es la realidad que viven muchas personas en trabajos como estos alrededor del mundo, no es un tema debatible la explotación laboral pero sí una exposición crítica de los hechos.
Todo comienza con un empleado de las tiendas Walmart que está colgando un cartel alusivo a la venta que tendrán durante el Black Friday, repentinamente se topa con algo que probablemente viene de otro mundo, una masa gelatinosa, siniestra y peligrosa, en este momento se cumple la regla de que hay que acercarse a investigar y de ahí que venga un contagio y este tenga consecuencias porque más adelante vemos que estas cosas parásitas también están por todas partes infectando a quienes las encuentran desatando un caos de proporción mundial, el final de la cinta es todo lo que podíamos esperar, es predecible y nuevamente se burla de la fórmula del final abierto a posibles secuelas.
Dar un equilibrio a una comedia de terror es algo muy difícil de lograr, la mayoría de estas películas optan por elegir un camino más cómodo con chistes fáciles de mal gusto, personajes grotescos y groseros que apoyan la misoginia y la sexualización de las mujeres como objetos de placer desechables, en donde los hombres son los héroes más por casualidad que por convicción en tramas predecibles con finales abiertos a posibles secuelas pero, en Black Friday se rompen esas reglas y clichés para imponer algo propio que milagrosamente funciona.
El director Casey Tebo (Happy Birthday) no es ajeno a este género, juega mucho con las escenas en colores neón y plantea situaciones en las que no nos queda otra como espectadores que reírnos de cuanta pendejada vemos en pantalla, también deja muy en claro que todo esto es intencional e inventa sus propias reglas para que esta comedia negra funcione apoyándose principalmente en su elenco y dejando en un plano secundario a estos seres infectados en los que no hay diferencia con un consumidor normal en ese día, todo sucede en el interior de una juguetería llamada We Love Toys que es una copia muy barata de las ya extintas tiendas Toys R Us.
El elenco que protagoniza esta cinta tiene a Devon Sawa, Ivana Baquero, Ryan Lee, Stephen Peck, Michael Jai White y Bruce Campbell quienes al más puro estilo de Breakfast Club (1985) interpretan a un grupo de inadaptados sociales con problemas personales que tiene que unirse para sobrevivir a un inminente caos.
El maquillaje es sencillo pero vistoso dado que no se requiere demasiado presupuesto si todo quedará en un segundo plano, lo mismo que sus efectos especiales que son absurdos y ridículos porque así han sido creados.
La música compuesta por Patrick Stump presenta cortes estruendosos sin ningún fin más que amenizar este trabajo, es tan poco importante que ni siquiera tiene un soundtrack editado.
En conclusión, Black Friday funciona muy bien bajo sus propios términos, ni quita ni aporta nada al género de horror pero sí al de la comedia y cumple bien con la encomienda de entretener, es tan solo una divertida y estúpida película con monstruos.
Black Friday llegará a la plataforma Star Plus + en el mes de enero.
