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Reseña: The Black Demon no es mala, no es buena pero es un trabajo honesto y entretenido

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En 1975 Jaws de Steven Spielberg y basada en la novela de Peter Benchley cambió el cine de suspenso y puso en el ojo del espectador a una criatura marina que ha sido mitificada como el depredador más peligroso en el mar, junto con su éxito se creó una franquicia que no fue lo que se esperaba.

La idea de ver las cosas desde la perspectiva del depredador ha sido una de las aportaciones más importantes que hizo a la cinematografía, el cine de Tiburones ha tenido sus altas y bajas durante varias décadas, lo cierto es que estos trabajos siguen fascinando a propios y extraños.

2023 ha sido hasta ahora un año en el que el cine ha tomado su ritmo y toca ahora el turno de The Black Demon del director Adrian Grünberg presenta una cinta que evoca una leyenda mexicana con una criatura mística.

¿De qué va la película?

Durante un viaje a Bahía Azul en la costa de Baja California, el ingeniero petrolero Paul Sturges (Josh Lucas) repentinamente se encuentra varado junto con su familia en una plataforma sonde están siendo acechados por una fuerza siniestra que surge de las profundidades, un enorme megalodón conocido por todos los lugareños como el Demonio Negro, para enfrentarlo tendrán que hacer equipo y usar todo su ingenio para poder vencerlo.

La idea puede resultar interesante y muy descabellada, el llevarla a cabo puede ser difícil pero si tomamos en cuenta que estamos ante un trabajo que no se toma en serio a sí mismo y que es un cliché de todas aquellas buenas y malas producciones que involucran temas ya muy conocidos por nosotros, parecería que esto es original y lo es si lo vemos en su propio contexto.

The Black Demon es una película de un drama ecológico, suspenso y horror, en realidad se trata de un Megalodón una especie extinta de tiburón que vivió hace aproximadamente 23 a 3,6 millones de años en nuestro planeta desde el Mioceno inferior hasta el Plioceno que ha tomado popularidad en los últimos años gracias a la novela MEG de Steve Alten y a la película basada en este material.

Una típica película chilché de monstruos que se centra más en los personajes principales y en su desarrollo obviamente mientras están lidiando con una criatura prehistórica que encima es una leyenda que de poco a poco va cobrando vida, lo que significa que es un peligro para las especies y el ecosistema actual que funciona sorprendentemente bien, sabemos que los monstruos vienen de muchas y diferentes formas y que este sea su recurso principal le da una estructura y un equilibrio que garantiza que como espectadores pasaremos un buen rato.

La película abre con este prólogo:

“Por cientos de años los percadores han contado historias sobre un mítico tiburón de proporciones divinas en las costas de Baja California, que ha llevado a los hombres al borde de la locura con visiones mortales, la gente lo conoce como el demonio negro, cuenta la leyenda que solo aparece cuando se le invoca…”

Lo primero que vemos es un ataque de esta criatura a unos trabajadores de una plataforma petrolera que “accidentalmente” lo invocan poniendo en peligro todo lo que les rodea, el ingeniero petrolero Paul Sturges llega con su familia a Bahía Negra para realizar una inspección y ver las condiciones en las que se encuentra la plataforma e investigar qué es lo que sucedió con una fuga de petróleo que está causando severos daños a la ecología del lugar, lo que como familia tienen planeado es tomarse unas vacaciones después de que el trabajo esté hecho.

En un acto típicamente arrogante y egoísta de Paul, deja a su familia en el pueblo que es un lugar aterrador y se dirige a la plataforma para una inspección y la investigación que le fue encomendada, desafortunadamente para ellos no son bien recibidos por los lugareños quienes intentan intimidarlos y hacer que se vayan, por un altercado en un restaurante bar la familia tendrá que escapar hacia la plataforma complicando más las cosas, ignorando las advertencias Paul llega a realizar su trabajo a la plataforma en alta mar que ahora está siendo custodiada día y noche por Black Demon.

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Más temprano que tarde quedan todos atrapados en la plataforma petrolera, sin un recurso para volver a tierra ya que esta criatura ha hundido las embarcaciones con las que podían escapar, dentro de las explicaciones para saber qué es lo que está pasando el custodio al que le apodan el Chato (Julio Cesar Cedillo) y su ayudante Junior (Jorge A. Jimenez) revelan que la criatura fue invocada para proteger a la madre naturaleza contra las amenazas humanas, como es de esperarse y ante la incredulidad de Paul que alega que esas cosas no son reales y que tampoco puede ser posible, el hecho de que haya muertos flotando alrededor hace que cuestione la veracidad de la historia.

Conforme van pasando las horas también van revelándose grandes y perturbadores secretos, la compañía para la que Paul trabaja es la responsable de la fuga del crudo en el océano, pero quien ha estado detrás y encubriendo estos malos manejos en mantenimiento y haciendo caso omiso a las peticiones de los trabajadores es el mismo Paul quien de manera indirecta ha sido responsable de las muertes de los trabajadores y de la fuga del crudo al mar.

Haciendo uso de los pocos recursos que tienen y estando incomunicados idean un plan para que todos salgan de la plataforma antes de que sea destruida por el Megalodón, Paul se da cuenta del peligro y con la esperanza de arreglar las cosas pone en práctica un plan que no le reveló a nadie y es de sumergirse bajo el agua para sellar el derrame de petróleo y destruir el megalodón mientras su familia, Chato y Junior escapan, una vez sellada la fuga, la criatura lo obliga a esconderse en la estructura debajo de la plataforma llevando una bomba que está por detonar Paul se da cuenta de que para deshacerse de esta amenaza tendrá que sacrificarse, tras despedirse de su familia es consumido y la bomba detonada matando al megalodón y provocando que la plataforma se derrumbe en el mar, cuando son rescatados la familia de Paul tiene la intención de entregar los documentos que les dio a la gente de la ciudad para que puedan responsabilizar a la compañía Nixon Oil ante la ley.

El guión escrito por Boise Esquerra es sencillo y suficientemente cómodo para mantenernos entretenidos en los 100 minutos que tiene de duración, todo aquí es un enorme chiché a las películas de suspenso, de desastres ecológicos, de supervivencia y por supuesto de tiburones, no hay un gran desarrollo de personajes están ahí para hacer lo que deben y nada más, el mensaje que da sobre la unión familiar, la responsabilidad laboral y la conciencia ecológica están como base y a favor de la misma cinta que en ningún momento pretende ser seria ni concientizar sobre nada, tampoco es una parodia ni un homenaje es simplemente una propuesta diferente.

Hablando específicamente de esto último el mensaje ambiental a lo largo de la película es concreto y directo pero deja muy de lado la tradición y las leyendas entretejidas en la subtrama para que sirva como un poderoso apoyo a los temas ambientales, tampoco es muy arriesgada en plantear cuáles son las consecuencias de esto y su impacto, simplemente queda como un hilo conductor para justificar que la naturaleza se está defendiendo de una agresión, la idea de que la humanidad destruye el planeta es en realidad un tema actual y una buena idea en teoría pero que en su ejecución no funciona del todo bien y es por el hecho de que como humanos somos muy condescendientes con nosotros mismos.

El megalodón es el resultado de un dios enojado y esto se siente como una justificación que no da un significado real, especialmente porque existe básicamente para salvar el planeta, pero que debe ser asesinado para que la gente sobreviva y entonces la idea se va diluyendo y queda solo en un enfrentamiento entre el irresponsable ser humano y la frágil naturaleza de la que hemos abusado por siglos quedando nuevamente como la especie dominante sin consecuencias.

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Es evidente que este tipo de proyectos sean sencillos y con un presupuesto moderado, los efectos especiales aunque son pocos son efectivos, el Megalodón fue cuidadosamente puesto en pantalla en momentos muy específicos  en los que luce con un CGI muy modesto pero es la misma película la que lo solicita de esta manera, el valor de su producción y el trabajo de edición son su punto más fuerte, el entorno y los escenarios junto con los actores aportan mucho a que la historia no se sienta visualmente falsa y juega a pasar del drama a la acción y del horror al suspenso de una manera muy ligera y convincente.

Son muchos los fallos que tiene, al igual que la mayoría de este tipo de películas, las cosas pierden fuerza y sentido cuando se agrega un elemento humano, durante todo su tiempo de ejecución algunas partes se sienten más como relleno entre la acción real y el enfoque que nos han querido dar desde un principio, dicho esto, The Black Demon trata desesperadamente de desarrollar una trama con poco recurso de elementos y a la vez entretener más que convencer, en ningún momento pensamos en que todos los personajes están en un inminente peligro, tampoco se logra esa sensación de aislamiento y encierro que cause una sensación de desesperación, es tan adivinable que uno va a sacrificarse para que los demás sobrevivan lo que nos deja cierta satisfacción porque la expectativa puesta en esto no va más allá de algo que solo fue hecho para entretener, si bien tarda en conquistarnos como público y cuando lo hace es mejor de lo esperado.

Si la comparamos con MEG (2018) este trabajo es menos pretencioso y sustancialmente más serio porque no tiene un material base en el que se pueda hacer una libre adaptación, el director junto con el guionista tomaron elementos y los mezclaron a sabiendas de que no será trascendental pero que les permite concretar un capricho que no aporta, ni enriquece, ni pretende atraer a nuevas generaciones a un subgénero que ha quedado más como un chiste que como algo más serio.

El cast lo conforman Josh Lucas, Fernanda Urrejola, Venus Ariel, Carlos Solórzano, Julio Cesar Cedillo, Jorge A. Jimenez, Edgar Flores y Raúl Méndez hacen lo que pueden con lo que tienen que es más que suficiente, no hay nada que pedir extra a lo que demanda la misma trama, desarrollan a sus personajes en un tiempo breve en el que entendemos cuáles son sus motivaciones sin llegar a más.

La música compuesta por Jacobo Lieberman y Leonardo Heiblum tiene piezas fuertes que ayudan audiovisualmente a las escenas de acción pero que se queda como un trabajo que puede pasar desapercibido si no se le pone atención.

En conclusión, The Black Demon es un producto entretenido que solo busca que como espectadores pasemos un buen rato, es de esas cintas de serie B que no son malas pero tampoco tan buenas sino que son honestas consigo mismas, es de reconocer que aquí hay mucho en juego y que una idea como esta en las manos correctas puede ser algo muy diferente e impactante.

The Black Demon llegará a plataforma Paramount+ y formatos caseros el 26 de junio.

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